ÚLTIMO DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA
DÍA DE LA INDEPENDENCÍA
DE LA REPUBLICA DOMINICANA

Servicio y Lecturas

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DOMINGO 27 de FEBRERO a las 12:00pm

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HIMNO

Vienen con alegría Señor
cantando vienen con alegría Señor,
los que caminan por la vida Señor,
sembrando tu paz y amor. (2x)
 

Vienen trayendo la esperanza
a un mundo cargado de ansiedad
a un mundo que busca y que no alcanza
caminos de amor y de amistad.

 Vienen con alegría Señor
cantando vienen con alegría Señor,
los que caminan por la vida Señor,
sembrando tu paz y amor. (2x)
 

Vienen trayendo entre sus manos
esfuerzos de hermanos por la paz,
deseos de un mundo más humano
que nacen del bien y la verdad.

 Vienen con alegría Señor
cantando vienen con alegría Señor,
los que caminan por la vida Señor,
sembrando tu paz y amor. (2x)
 

Cuando el oido y la violencia
aniden en nuestra Corazon
El mundo os habla por herencia
que aguarden tristezas y dolor.

Vienen con alegría Señor
cantando vienen con alegría Señor,
los que caminan por la vida Señor,
sembrando tu paz y amor. (2x)
 

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Bendito sea Dios Padre, Hijo y Espiritu Santo.
Y bendito sea su reino, ahora y por siempre. Amen.

Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor.

Amén.

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Gloria, gloria a Dios en el cielo
Y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

 Por tu inmensa gloria te alabamos,
Te bendecimos, te adoramos,
Te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios,
Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso. 

Gloria, gloria a Dios en el cielo
Y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Señor Hijo Único Jesucristo, Señor Dios,
Cordero de Dios, Hijo del Padre,
Tu que quitas el pecado del mundo,
Ten piedad de nosotros. 

Gloria, gloria a Dios en el cielo
Y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Tú que quitas el pecado del mundo,
Atiende nuestras suplicas,
Tú que estas sentado a la derecha del Padre,
Ten piedad de nosotros. 

Gloria, gloria a Dios en el cielo
Y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Porque solo tu eres Santo, solo tu Señor,
Solo tu Altísimo Jesucristo con el Espíritu Santo,
En la gloria de Dios Padre. Amen.

Gloria, gloria a Dios en el cielo
Y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Oremos.

Oh Dios, que antes de la pasión de tu unigénito Hijo, revelaste su gloria en el monte santo: Concédenos que, al contemplar por fe la luz de su rostro, seamos fortalecidos para llevar nuestra cruz y ser transformados a su imagen de gloria en gloria; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

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LA PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Éxodo.

Después bajó Moisés del monte Sinaí llevando las dos tablas de la ley; pero al bajar del monte no se dio cuenta de que su cara resplandecía por haber hablado con el Señor. Cuando Aarón y todos los israelitas vieron que la cara de Moisés resplandecía, sintieron miedo y no se acercaron a él. Pero Moisés los llamó, y cuando Aarón y todos los jefes de la comunidad volvieron a donde estaba Moisés, él habló con ellos. Poco después se acercaron todos los israelitas, y Moisés les dio todas las órdenes que el Señor le había dado en el monte Sinaí. Luego que terminó de hablar con ellos, se puso un velo sobre la cara. Cuando Moisés entraba a la presencia del Señor para hablar con él, se quitaba el velo y se quedaba así hasta que salía. Entonces comunicaba a los israelitas las órdenes que había recibido del Señor. Al ver los israelitas que la cara de Moisés resplandecía, él volvía a ponerse el velo sobre la cara, y se lo dejaba puesto hasta que entraba a hablar de nuevo con el Señor.

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

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EL SALMO
Salmo 99

El Señor es Rey; tiemblen los pueblos; *
está entronizado sobre querubines; sacúdase la tierra.

El Señor es grande en Sión; *
es excelso sobre todos los pueblos.

Alaben su Nombre, porque es grande y temible; *
él es el Santo.

“Oh Rey poderoso, amante de la justicia,
has establecido la equidad; *
has administrado la justicia y el derecho en Jacob”.

Proclamen la grandeza del Señor nuestro Dios,
y póstrense ante el estrado de sus pies; *
él es el Santo.

Moisés y Aarón entre sus sacerdotes,
y Samuel entre los que invocan su Nombre, *
invocaban al Señor, y él les respondía.

Desde la columna de nube les hablaba; *
guardaban sus testimonios, y el decreto que les dio.

“Oh Señor Dios nuestro, en verdad les respondías; *
tú eras para ellos un Dios de perdón;
con todo, les castigabas por sus malas obras”.

Proclamen la grandeza del Señor nuestro Dios,
y adórenle sobre su santo monte, *
porque el Señor nuestro Dios es el Santo.‏

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LA SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta de San Pablo a los Corintios.

Precisamente porque tenemos esta esperanza, hablamos con toda libertad. No hacemos como Moisés, que se tapaba la cara con un velo para que los israelitas no vieran el fin de aquello que estaba destinado a desaparecer. Pero ellos se negaron a entender esto, y todavía ahora, cuando leen la antigua alianza, ese mismo velo les impide entender, pues no les ha sido quitado, porque solamente se quita por medio de Cristo. Hasta el día de hoy, cuando leen los libros de Moisés, un velo cubre su entendimiento. Pero cuando una persona se vuelve al Señor, el velo se le quita. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu. Por eso no nos desanimamos, porque Dios, en su misericordia, nos ha encargado este trabajo. Hemos rechazado proceder a escondidas, como si sintiéramos vergüenza; y no actuamos con astucia ni falseamos el mensaje de Dios. Al contrario, decimos solamente la verdad, y de esta manera nos recomendamos a la conciencia de todos delante de Dios. 

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

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HIMNO

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré
Alabaré a mi Señor
Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré
Alabaré a mi Señor.

Juan vio el número de los redimidos
Y todos alababan al Señor
Unos cantaban, otros oraban
Y todos alababan al Señor

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré
Alabaré a mi Señor
Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré
Alabaré a mi Señor.

Todos unidos, alegres cantamos
Glorias y alabanzas al Señor
Gloria al Padre, gloria al Hijo
Y gloria al Espíritu de amor

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré
Alabaré a mi Señor
Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré
Alabaré a mi Señor.

Somos tus hijos, Dios Padre eterno,
Tú nos has creado por amor.
Te adoramos, te bendecimos
Y todos cantamos en tu honor.

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré
Alabaré a mi Señor
Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré
Alabaré a mi Señor.

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EL EVANGELIO

Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!

Unos ocho días después de esta conversación, Jesús subió a un cerro a orar, acompañado de Pedro, Santiago y Juan. Mientras oraba, el aspecto de su cara cambió, y su ropa se volvió muy blanca y brillante; y aparecieron dos hombres conversando con él. Eran Moisés y Elías, que estaban rodeados de un resplandor glorioso y hablaban de la partida de Jesús de este mundo, que iba a tener lugar en Jerusalén. Aunque Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Cuando aquellos hombres se separaban ya de Jesús, Pedro le dijo: —Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Pero Pedro no sabía lo que decía. Mientras hablaba, una nube se posó sobre ellos, y al verse dentro de la nube tuvieron miedo. Entonces de la nube salió una voz, que dijo: «Éste es mi Hijo, mi elegido: escúchenlo.» Cuando se escuchó esa voz, Jesús quedó solo. Pero ellos mantuvieron esto en secreto y en aquel tiempo a nadie dijeron nada de lo que habían visto.

El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor.

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EL SERMÓN

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EL CREDO NICENO

Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador de cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.

Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros y por nuestra salvación
bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre.

Por nuestra causa
fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado.
Resucitó al tercer día,
según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creemos en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creemos en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.

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ORACIÓN DE FIELES (Fórmula III)

Padre, te suplicamos por tu santa Iglesia Católica.
Que todos seamos uno.

Concede que todos los miembros de la Iglesia te sirvan en verdad y humildad.
Que tu Nombre sea glorificado por todo el género humano.

Te pedimos por todos los obispos, presbíteros y diáconos.
Que sean fieles ministros de tu Palabra y Sacramentos.

Te pedimos por cuantos gobiernan y ejercen autoridad
en todas las naciones del mundo.
Que haya justicia y paz en la tierra.

Danos gracia para hacer tu voluntad en todo cuanto emprendamos.
Que nuestras obras sean agradables a tus ojos.

Ten compasión de los que sufren de dolor o angustia.
Que sean librados de sus aflicciones.

Otorga descanso eterno a los difuntos.
Que sobre ellos resplandezca la luz perpetua.

Te alabamos por tus santos que han entrado en el gozo del Señor.
Que también nosotros tengamos parte en tu reino celestial.

Oremos por nuestras necesidades y las necesidades de los demás.

SILENCE

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy": No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre.

Amén.

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La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.

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LOS ANUNCIOS

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SANTA COMUNIÓN

Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo

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HIMNO

Escucha todos la canción de la alegria
El canto alegre del que espera un nuevo día.

Ven canta sueña cantado
Vive soñando el nuevo sol
En que los todos volverán a ser unidos.

Si en tu camino sólo existe la tristeza
Y el llanto amargo de la soledad completa

Ven canta sueña cantado
Vive soñando el nuevo sol
En que los todos volverán a ser unidos.

Si es que no encuentras la alegría en esta tierra
Buscala todos mas allá de las estrellas

Ven canta sueña cantado
Vive soñando el nuevo sol
En que los todos volverán a ser unidos.

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.

Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.

En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.

Porque nos diste a Jesucristo, tu único Hijo, que se encarnó por nosotros; quien, por el gran poder del Espíritu Santo, fue hecho Hombre perfecto, nacido de la carne de la Virgen María su madre; para que, librados del yugo del pecado, recibamos la potestad de llegar a ser hijos tuyos.

Por tanto, te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:

Santo, santo, santo mi corazón te adora, 
Mi corazón solo sabe decir, Santo eres tu.
Santo, santo, santo mi corazón te adora, 
Mi corazón solos sabe decir, Santo eres tu.

Te damos gracias, oh Dios, por la bondad y el amor que tú nos has manifestado en la creación; en el llamado a Israel para ser tu pueblo; en tu Verbo revelado a través de los profetas; y, sobre todo, en el Verbo hecho carne,  Jesús, tu Hijo. Pues en la plenitud de los tiempos le has enviado para que se encarnara de María la Virgen a fin de ser el Salvador y Redentor del mundo. En él, nos has librado del mal, y nos has hecho dignos de estar en tu presencia. En él, nos has sacado del error a la verdad, del pecado a la rectitud, y de la muerte a la vida.

En la víspera de su muerte por nosotros, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memorial mío".

Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío".

Por tanto, oh Padre, según su mandato,

Recordamos su muerte,
Proclamamos su resurrección,
Esperamos su venida en gloria;

Y te ofrecemos nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias, Señor de todos; ofreciéndote, de tu creación, este pan y este vino.

Te suplicamos, Dios bondadoso, que envíes tu Espíritu Santo sobre estos dones, para que sean el Sacramento del Cuerpo de Cristo y su Sangre del nuevo Pacto. Unenos a tu Hijo en su sacrificio, a fin de que, por medio de él, seamos aceptables, siendo santificados por el Espíritu Santo. En la plenitud de los tiempos, sujeta todas las cosas a tu Cristo y llévanos a la patria celestial donde, con todos tus santos, entremos en la herencia eterna de tus hijos; por Jesucristo nuestro Señor, el primogénito de toda la creación, la cabeza de la Iglesia, y el autor de nuestra salvación.

Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre.

AMEN.

Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó:

Padre nuestro tú que estás en los que aman la verdad,
has que el reino que por Ti se dio llegue pronto a nuestro corazón,
que el amor, que tu hijo, nos dejó, ese amor... reine ya en nosotros.

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.

Y en el pan de la unidad, Cristo danos Tú la paz y olvídate de nuestro mal,
si olvidamos el de los demás, no permitas, que caigamos en tentación...
oh señor... y ten piedad... del mundo.

Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
¡Celebremos la fiesta!

Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.

Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
danos tu paz.

Los Dones de Dios para el Pueblo de Dios. Tómenlos en memoria de que Cristo murió por ustedes, y aliméntense de él en sus corazones, por fe y con agradecimiento.

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Saludo a Jesús Sacramentado

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma,  pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. 

Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.   

Oh Pan celestial, gran Sacramento, te adoro y te alabo en todo momento.

Amén.

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HIMNO

Una espiga dorada por el sol
El racimo que corta el viñador
Se convierten, ahora, en pan y vino de amor
En el cuerpo y la sangre del señor.

Compartimos la misma comunión
Somos trigos del mismo sembrador
Un molino, la vida nos tritura con dolor
Dios nos hace eucaristía en el amor.

Una espiga dorada por el sol
El racimo que corta el viñador
Se convierten, ahora, en pan y vino de amor
En el cuerpo y la sangre del señor.


Como granos que han hecho el mismo pan
Como notas que tejen un cantar.
Como gotas de agua que se funden en el mar
Los cristianos un cuerpo formarán.

Una espiga dorada por el sol
El racimo que corta el viñador
Se convierten, ahora, en pan y vino de amor
En el cuerpo y la sangre del señor.

En la mesa de Dios se sentarán
Como hijos su pan comulgarán
Una misma esperanza caminando cantarán
En la vida como hermanos se amarán.

Una espiga dorada por el sol
El racimo que corta el viñador
Se convierten, ahora, en pan y vino de amor
En el cuerpo y la sangre del señor.

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Oremos.

Eterno Dios, Padre celestial,
en tu bondad nos has aceptado
como miembros vivos de tu Hijo,
nuestro Salvador Jesucristo;
nos has nutrido con alimento espiritual
en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Envíanos ahora en paz al mundo;
revístenos de fuerza y de valor para amarte
y servirte con alegría y sencillez de corazón;
por Cristo nuestro Señor.

AMÉN.

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LA BENDICIÓN

La paz de Dios, que excede a todo entendimiento,
guarde sus corazones y mentes en el conocimiento y amor de Dios,
y de su Hijo Jesucristo nuestro Señor
y la bendición de Dios omnipotente,
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
sea con ustedes, y more con ustedes eternamente. Amén.

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HIMNO

Quisqueyanos valientes, alcemos
Nuestro canto con viva emoción,
Y del mundo a la faz ostentemos
Nuestro invicto glorioso pendón.

¡Salve! el pueblo que,
intrépido y fuerte,
A la guerra a morir se lanzó,
Cuando en bélico reto de muerte
Sus cadenas de esclavo rompió. 

Ningún pueblo ser libre merece
Si es esclavo indolente y servil;
Si en su pecho la llama no crece
Que templó el heroísmo viril,

Mas Quisqueya la indómita y brava
Siempre altiva la frente alzará;
Que si fuere mil veces esclava
Otras tantas ser libre sabrá. 

Que si dolo y ardid la expusieron
De un intruso señor al desdén,
¡Las Carreras! ¡Beller!,
campos fueron
Que cubiertos de gloria se ven. 

Que en la cima de heroíco baluarte
De los libres el verbo encarnó,
Donde el genio de Sánchez y Duarte
A ser libre o morir enseñó. 

Y si pudo inconsulto caudillo
De esas glorias el brillo empañar,
De la guerra se vio en Capotillo
La bandera de fuego ondear. 

Y el incendio que atónito deja
De Castilla al soberbio león,
De las playas gloriosas le aleja
Donde flota el cruzado pendón. 

Compatriotas, mostremos erguida
Nuestra frente, orgullosos
de hoy más;
Que Quisqueya será destruida
Pero sierva de nuevo, ¡jamás¡

Que es santuario de amor cada pecho
Do la patria se seinte vivir;
Y es su escudo invencible: el derecho;
Y es su lema: ser libre o morir. 

¡Libertad! que aún se yergue serena
La Victoria en su carro triunfal,
Y el clarín de la guerra aún resuena
Pergonando su gloria inmortal. 

¡Libertad! Que los ecos se agiten
Mientras llenos de noble ansiedad
Nuestros campos de gloria repiten
¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!

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DESPEDIDA

Vayan en paz para amar y servir al Señor
Demos gracias a Dios.

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