EL QUINTO DOMINGO
DESPUÉS DE LA EPIFANÍA

Servicio y Lecturas

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DOMINGO 05 de febrERO de 2023, a las 12:00

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HIMNO
Himno de la Alegría

(#633, Flor y Canto)

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor. Amén.

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Gloria, a Dios en el cielo
En la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Por tu inmensa gloria te alabamos,
Te bendecimos, te adoramos
Te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios,
Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso.

 Gloria, a Dios en el cielo
En la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Señor Hijo Único Jesucristo, Señor Dios,
Cordero de Dios, Hijo del Padre,

 Tu que quitas el pecado del mundo
Ten piedad de nosotros.
Tú que quitas el pecado del mundo
Atiende nuestra súplica
Tú que estas sentado a la derecha del Padre
Ten piedad de nosotros.

 Gloria, a Dios en el cielo
En la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Porque solo tu eres Santo, solo tu Señor
Solo tu Altísimo Jesucristo
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amen.

Gloria, a Dios en el cielo 
En la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Oremos.

Líbranos, oh Dios, de la esclavitud de nuestros pecados, y danos la libertad de esa vida abundante que nos has manifestado en tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo; que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

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LA PRIMERA LECTURA

Lectura del Libro de Isaías.

El Señor me dijo:
«Grita fuertemente, sin miedo,
alza la voz como una trompeta;
reprende a mi pueblo por sus culpas,
al pueblo de Jacob por sus pecados.

Diariamente me buscan
y están felices de conocer mis caminos,
como si fueran un pueblo que hace el bien
y que no descuida mis leyes;
me piden leyes justas
y se muestran felices de acercarse a mí,
y, sin embargo, dicen:
“¿Para qué ayunar, si Dios no lo ve?
¿Para qué sacrificarnos, si él no se da cuenta?”
El día de ayuno lo dedican ustedes a hacer negocios
y a explotar a sus trabajadores;
el día de ayuno lo pasan en disputas y peleas
y dando golpes criminales con los puños.
Un día de ayuno así, no puede lograr
que yo escuche sus oraciones.
¿Creen que el ayuno que me agrada
consiste en afligirse,
en agachar la cabeza como un junco
y en acostarse con ásperas ropas sobre la ceniza?
¿Eso es lo que ustedes llaman “ayuno”,
y “día agradable al Señor”?
Pues no lo es.
El ayuno que a mí me agrada consiste en esto:
en que rompas las cadenas de la injusticia
y desates los nudos que aprietan el yugo;
en que dejes libres a los oprimidos
y acabes, en fin, con toda tiranía;
en que compartas tu pan con el hambriento
y recibas en tu casa al pobre sin techo;
en que vistas al que no tiene ropa
y no dejes de socorrer a tus semejantes.
Entonces brillará tu luz como el amanecer
y tus heridas sanarán muy pronto.
Tu rectitud irá delante de ti
y mi gloria te seguirá.
Entonces, si me llamas, yo te responderé;
si gritas pidiendo ayuda, yo te diré: “Aquí estoy.”»

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

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EL SALMO
Salmo 112

¡Aleluya! ¡Dichosos los que temen a mi Soberano,*
y de corazón se deleitan en sus mandamientos!

Su descendencia será poderosa en la tierra;*
la generación de los rectos será bendita.

Bienes y riquezas habrá en su casa,*
y su benevolencia permanecerá para siempre.

La luz resplandece en las tinieblas para los rectos;*
los justos son clementes y compasivos.

Buenos los que son generosos y prestan,*
y administran sus asuntos con juicio.

Por eso jamás tropezarán;*
en memoria eterna se tendrá a los justos.

No temerán las malas noticias;*
su corazón está firme, confiado en mi Soberano.

Firme está su corazón, y no temerá,*
hasta ver cumplido en sus enemigos su deseo.

Han repartido liberalmente al pobre,
y su generosidad permanece para siempre;*
alzarán la frente con dignidad.

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LA SEGUNDA LECTURA

Lectura de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios.

Pero hermanos, cuando yo fui a hablarles del designio secreto de Dios, lo hice sin hacer alardes de retórica o de sabiduría. Y, estando entre ustedes, no quise saber de otra cosa sino de Jesucristo y, más estrictamente, de Jesucristo crucificado. Me presenté ante ustedes débil y temblando de miedo, y cuando les hablé y les prediqué el mensaje, no usé palabras sabias para convencerlos. Al contrario, los convencí haciendo demostración del Espíritu y del poder de Dios, para que la fe de ustedes dependiera del poder de Dios y no de la sabiduría de los hombres.

Sin embargo, entre los que ya han alcanzado la madurez en su fe sí usamos palabras de sabiduría. Pero no se trata de una sabiduría propia de este mundo ni de quienes lo gobiernan, los cuales ya están perdiendo su poder. Se trata más bien de la sabiduría oculta de Dios, del designio secreto que él, desde la eternidad, ha tenido para nuestra gloria. Esto es algo que no han entendido los gobernantes del mundo presente, pues si lo hubieran entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria. Pero, como se dice en la Escritura:

«Dios ha preparado para los que lo aman
cosas que nadie ha visto ni oído,
y ni siquiera pensado.»

Éstas son las cosas que Dios nos ha hecho conocer por medio del Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las cosas más profundas de Dios.

¿Quién entre los hombres puede saber lo que hay en el corazón del hombre, sino sólo el espíritu que está dentro del hombre? De la misma manera, solamente el Espíritu de Dios sabe lo que hay en Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que entendamos las cosas que Dios en su bondad nos ha dado.

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

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HIMNO
Alabare

(#618, Flor y Canto)

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EL EVANGELIO

El Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!

Jesús dijo: «Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor? Ya no sirve para nada, así que se la tira a la calle y la gente la pisotea.

»Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo.

»No crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido a ponerles fin, sino a darles su pleno valor. Pues les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una letra, hasta que todo llegue a su cumplimiento. Por eso, el que no obedece uno de los mandatos de la ley, aunque sea el más pequeño, ni enseña a la gente a obedecerlo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos. Pero el que los obedece y enseña a otros a hacer lo mismo, será considerado grande en el reino de los cielos.

»Porque les digo a ustedes que, si no superan a los maestros de la ley y a los fariseos en hacer lo que es justo ante Dios, nunca entrarán en el reino de los cielos.»

El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor.

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EL SERMÓN

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EL CREDO NICENO

Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador de cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.

Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros y por nuestra salvación
bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre.

Por nuestra causa
fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado.
Resucitó al tercer día,
según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creemos en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creemos en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.

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ORACIÓN DE FIELES (Fórmula VI)

Oremos por la Iglesia y por el mundo.

Omnipotente Dios,
concede que cuantos confesamos tu Nombre
estemos unidos en tu verdad,
vivamos unánimes en tu amor
y manifestemos tu gloria en el mundo.

SILENCIO.

Señor, en tu misericordia,
atiende nuestra súplica.

Dirige al pueblo de este país
y de todas las naciones
por caminos de justicia y paz,
para que nos respetemos unos a otros
y procuremos el bien común.

SILENCIO.

Señor, en tu misericordia,
atiende nuestra súplica.

Danos reverencia por la tierra,
que es creación tuya,
para que utilicemos debidamente sus recursos
en servicio de los demás
y para tu honra y gloria.

SILENCIO.

Señor, en tu misericordia,
atiende nuestra súplica.

Bendice a aquéllos cuyas vidas están unidas a las nuestras,
y concede que sirvamos a Cristo en ellos
y nos amemos unos a otros, así como él nos ama.

SILENCIO.

Señor, en tu misericordia,
atiende nuestra súplica.

Consuela y sana a todos aquéllos que sufren
en cuerpo, mente o espíritu;
en sus tribulaciones dales valor y esperanza,
y llévalos al gozo de tu salvación.

SILENCIO.

Señor, en tu misericordia,
atiende nuestra súplica.

Encomendamos a tu misericordia a todos los difuntos,
para que tu voluntad se cumpla en ellos;
y te pedimos que nos hagas partícipes
con todos tus santos de tu reino eterno.

SILENCIO.

Señor, en tu misericordia,
atiende nuestra súplica.

(El Pueblo puede añadir sus propias peticiones con la mismas peticiones.)

SILENCIO.

Señor, en tu misericordia,
atiende nuestra súplica.

Porque tuya is la majestad, Padre, Hijo, y Espíritu Santo;
tuyo es el reino, y el poder, y las gloria,
ahora y por siempre. Amén.

Confesemos nuestros pecados contra Dios y contra nuestro prójimo.

Dios de misericordia,
confesamos que hemos pecado contra ti
por pensamiento, palabra y obra,
por lo que hemos hecho
y lo que hemos dejado de hacer.

No te hemos amado con todo el corazón;
no hemos amado a nuestro prójimo
como a nosotros mismos.

Sincera y humildemente nos arrepentimos.

Por amor de tu Hijo Jesucristo,
ten piedad de nosotros y perdónanos;
así tu voluntad será nuestraalegría
y andaremos por tus caminos,
para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes,
perdone todos sus pecados por Jesucristo nuestro Señor,
les fortalezca en toda bondad
y, por el poder del Espíritu Santo,
les conserve en la vida eterna. Amén.

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La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.

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SANTA COMUNIÓN

Presentemos al Señor con alegría las ofrendas
y oblaciones de nuestra vida y de nuestro trabajo.

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HIMNO
Ofertorio Nicaragüense

(#563, Flor y Canto)

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.

Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.

En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.

Porque por medio del agua y del Epíritu Santo nos has hecho un pueblo nuevo en nuestro Señor Jesucristo, para maniftestar tu gloria en el mundo.

Por tanto, te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:

Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna, hosanna, hosanna en el cielo. (2x)
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna, hosanna, hosanna en el cielo. (2x)

Te damos gracias, oh Dios, por la bondad y el amor que tú nos has manifestado en la creación; en el llamado a Israel para ser tu pueblo; en tu Verbo revelado a través de los profetas; y, sobre todo, en el Verbo hecho carne,  Jesús, tu Hijo. Pues en la plenitud de los tiempos le has enviado para que se encarnara de María la Virgen a fin de ser el Salvador y Redentor del mundo. En él, nos has librado del mal, y nos has hecho dignos de estar en tu presencia. En él, nos has sacado del error a la verdad, del pecado a la rectitud, y de la muerte a la vida.

En la víspera de su muerte por nosotros, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memorial mío".

Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío".

Por tanto, oh Padre, según su mandato,

Recordamos su muerte,
Proclamamos su resurrección,
Esperamos su venida en gloria;

Y te ofrecemos nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias, Señor de todos; ofreciéndote, de tu creación, este pan y este vino.

Te suplicamos, Dios bondadoso, que envíes tu Espíritu Santo sobre estos dones, para que sean el Sacramento del Cuerpo de Cristo y su Sangre del nuevo Pacto. Unenos a tu Hijo en su sacrificio, a fin de que, por medio de él, seamos aceptables, siendo santificados por el Espíritu Santo. En la plenitud de los tiempos, sujeta todas las cosas a tu Cristo y llévanos a la patria celestial donde, con todos tus santos, entremos en la herencia eterna de tus hijos; por Jesucristo nuestro Señor, el primogénito de toda la creación, la cabeza de la Iglesia, y el autor de nuestra salvación.

Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre. Amén.

Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó:

Padre nuestro tú que estás en los que aman la verdad.
Has que el reino que por Ti se dio llegue pronto a nuestro corazón.
Que el amor, que tu hijo, nos dejó, ese amor... reine ya en nosotros.

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.

Y en el pan de la unidad, Cristo danos Tú la paz y olvídate de nuestro mal,
si olvidamos el de los demás, no permitas, que caigamos en tentación...
oh señor... y ten piedad... del mundo.

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Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
¡Celebremos la fiesta!

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(La oración del gente que no puedan estar hoy en la iglesia.)

Jesús mío,
creo que eres verdaderamente presente
en el Sagrado Sacramento del Altar.

Te amo encima de todas las cosas,
y te anhelo en mi alma.

Como ahora no te puedo recibir sacramentalmente,
entra al menos espiritualmente en mi corazón.

Como si ya hubieras venido,
te abrazo y me uno completamente a ti;
nunca permitas que me separe de ti. Amén.

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Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.

Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
danos tu paz.

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Los Dones de Dios para el Pueblo de Dios.
Tómenlos en memoria de que Cristo murió por ustedes,
y aliméntense de él en sus corazones,
por fe y con agradecimiento.

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HIMNO
No Podemos Caminar

(#596, Flor y Canto)

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Oremos.

Eterno Dios, Padre celestial,
en tu bondad nos has aceptado
como miembros vivos de tu Hijo,
nuestro Salvador Jesucristo;
nos has nutrido con alimento espiritual
en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Envíanos ahora en paz al mundo;
revístenos de fuerza y de valor para amarte
y servirte con alegría y sencillez de corazón;
por Cristo nuestro Señor. Amén.

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LA BENDICIÓN

La paz de Dios, que excede a todo entendimiento,
gurade nuestros corazones y mentes en el conociemiento y amor de Dios,
y de su Hijo Jesucristo nuestro Señor
y la bendición de Dios omnipotente,
el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo,
sea con ustedes y more con ustedes eternamente. Amén.

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HIMNO
El Señor Es Mi Fuerza

(#662, Flor y Canto)

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DESPEDIDA

Vayan en paz para amar y servir al Señor
Demos gracias a Dios.

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