TERCER DOMINGO DE CUARESMA
Servicio y Lecturas

DOMINGO, 20 DE MARZO DE 2022, a las 12:00

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HIMNO

Cristo te necesita para amar, para amar,
Cristo te necesita para amar.
Al que sufre y al triste, dale amor, dale amor.
Al humilde y al pobre, dale amor.

No te importen las razas ni el color del piel,
Ama a todos como hermanos y haz el bien. (bis)

 Al que vive a tu lado, dale amor, dale amor,
Al que viene de lejos, dale amor.
Al que habla otra lengua, dale amor dale amor,
Al que piensa distinto, dale amor.

No te importen las razas ni el color del piel,
Ama a todos como hermanos y haz el bien. (bis)

 Al amigo de siempre, dale amor, dale amor,
Y al que no te saluda, dale amor.
Cristo te necesita para amar, para amar,
Cristo te necesita para amar.

No te importen las razas ni el color del piel,
Ama a todos como hermanos y haz el bien. (bis)

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Bendigan al Señor, quien perdona todos nuestros pecados.
Para siempre es su misericordia.

Jesús dijo: "El primer mandamiento es éste: Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos". San Marcos 12:29-31

Confesemos nuestros pecados contra Dios y contra nuestro prójimo.

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, perdone todos sus pecados por Jesucristo nuestro Señor, les fortalezca en toda bondad y, por el poder del Espíritu Santo, les conserve en la vida eterna.
Amén.

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Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Oremos.

Dios todopoderoso, tú sabes que en nosotros no hay poder para ayudarnos: Guárdanos tanto exteriormente en cuerpo como interiormente en alma, para que seamos defendidos de todas las adversidades que puedan sobrevenir al cuerpo, y de los malos pensamientos que puedan asaltar y herir el alma; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

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LA PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Éxodo.

Moisés cuidaba las ovejas de su suegro Jetró, que era sacerdote de Madián, y un día las llevó a través del desierto y llegó hasta el monte de Dios, que se llama Horeb. Allí el ángel del Señor se le apareció en una llama de fuego, en medio de una zarza. Moisés se fijó bien y se dio cuenta de que la zarza ardía con el fuego, pero no se consumía.

Entonces pensó: «¡Qué cosa tan extraña! Voy a ver por qué no se consume la zarza.»

Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: —¡Moisés! ¡Moisés!

—Aquí estoy— contestó Moisés.  

Entonces Dios le dijo: —No te acerques. Y descálzate, porque el lugar donde estás es sagrado. Y añadió: —Yo soy el Dios de tus antepasados. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Moisés se cubrió la cara, pues tuvo miedo de mirar a Dios, pero el Señor siguió diciendo: —Claramente he visto cómo sufre mi pueblo que está en Egipto. Los he oído quejarse por culpa de sus capataces, y sé muy bien lo que sufren. Por eso he bajado, para salvarlos del poder de los egipcios; voy a sacarlos de ese país y a llevarlos a una tierra grande y buena, donde la leche y la miel corren como el agua. Es el país donde viven los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.

Mira, he escuchado las quejas de los israelitas, y he visto también que los egipcios los maltratan mucho. Por lo tanto, ponte en camino, que te voy a enviar ante el faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.

Entonces Moisés le dijo a Dios: —¿Y quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar de Egipto a los israelitas?

Y Dios le contestó: —Yo estaré contigo, y ésta es la señal de que yo mismo te envío: cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me adorarán en este monte.

Pero Moisés le respondió: —El problema es que si yo voy y les digo a los israelitas: “El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes”, ellos me van a preguntar: “¿Cómo se llama?” Y entonces, ¿qué les voy a decir?

Y Dios le contestó: —YO SOY EL QUE SOY. Y dirás a los israelitas: “YO SOY me ha enviado a ustedes.”  

Además, Dios le dijo a Moisés: —Di también a los israelitas: “El Señor, el Dios de los antepasados de ustedes, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a ustedes.” Éste es mi nombre eterno; éste es mi nombre por todos los siglos.

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

EL SALMO
Salmo 63

Oh Dios, tú eres mi Dios; ardientemente te busco; *
mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
como tierra seca y árida donde no hay agua.

¡Oh, que pudiera yo contemplarte en tu santuario! *
¡Que pudiera ver tu poder y tu gloria!

Porque mejor es tu gracia que la vida; *
te alabarán mis labios.

Te bendeciré mientras viva; *
en tu Nombre alzaré mis manos.

Mi alma será saciada como de meollo y grosura, *
y con labios de júbilo te alabará mi boca,

Cuando me acuerde de ti en mi lecho, *
cuando medite en ti en las vigilias de la noche;

Porque tú has sido mi socorro; *
y a la sombra de tus alas me regocijaré.

Mi alma está apegada a ti; *
tu diestra me sostiene.

LA SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta a los Corintios.

No quiero, hermanos, que olviden que nuestros antepasados estuvieron todos bajo aquella nube, y que todos atravesaron el Mar Rojo. De ese modo, todos ellos quedaron unidos a Moisés al ser bautizados en la nube y en el mar. Igualmente, todos ellos comieron el mismo alimento espiritual y tomaron la misma bebida espiritual. Porque bebían agua de la roca espiritual que los acompañaba en su viaje, la cual era Cristo. Sin embargo, la mayoría de ellos no agradó a Dios, y por eso sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.

Todo esto sucedió como un ejemplo para nosotros, para que no deseemos lo malo, como ellos lo desearon.

Por eso, no adoren ustedes ídolos, como algunos de ellos lo hicieron, según dice la Escritura: «La gente se sentó a comer y beber, y luego se levantó a divertirse.»

No nos entreguemos a la prostitución, como lo hicieron algunos de ellos, por lo que en un solo día murieron veintitrés mil.

Tampoco pongamos a prueba a Cristo, como algunos de ellos lo hicieron, por lo que murieron mordidos por las serpientes.

Ni murmuren contra Dios, como algunos de ellos murmuraron, por lo que el ángel de la muerte los mató.

Todo esto les sucedió a nuestros antepasados como un ejemplo para nosotros, y fue puesto en las Escrituras como una advertencia para los que vivimos en estos tiempos últimos. Así pues, el que cree estar firme, tenga cuidado de no caer. Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla.

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

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HIMNO

Un mandamiento nuevo nos da el Señor
Que nos amemos todos como nos ama Dios.

La señal de los Cristianos es amarnos como hermanos.

Un mandamiento nuevo nos da el Señor
Que nos amemos todos como nos ama Dios.
 

Perdonamos al hermano como Cristo no perdona.

Un mandamiento nuevo nos da el Señor
Que nos amemos todos como nos ama Dios.
 

Quien no ama a sus hermanos miente si a Dios dice que ama.

 Un mandamiento nuevo nos da el Señor
Que nos amemos todos como nos ama Dios.

Donde hay caridad y amor Cristo está y está su Iglesia.

Un mandamiento nuevo nos da el Señor
Que nos amemos todos como nos ama Dios.

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EL EVANGELIO

El Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!

Por aquel mismo tiempo fueron unos a ver a Jesús, y le contaron que Pilato había mezclado la sangre de unos hombres de Galilea con la sangre de los animales que ellos habían ofrecido en sacrificio.

Jesús les dijo: «¿Piensan ustedes que esto les pasó a esos hombres de Galilea por ser ellos más pecadores que los otros de su país? Les digo que no; y si ustedes mismos no se vuelven a Dios, también morirán. ¿O creen que aquellos dieciocho que murieron cuando la torre de Siloé les cayó encima eran más culpables que los otros que vivían en Jerusalén? Les digo que no; y si ustedes mismos no se vuelven a Dios, también morirán.» 

Jesús les contó esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, y fue a ver si daba higos, pero no encontró ninguno. Así que le dijo al hombre que cuidaba el viñedo: “Mira, por tres años seguidos he venido a esta higuera en busca de fruto, pero nunca lo encuentro. Córtala, pues; ¿para qué ha de ocupar terreno inútilmente?” Pero el que cuidaba el terreno le contestó: “Señor, déjala todavía este año; voy a aflojarle la tierra y a echarle abono. Con eso tal vez dará fruto; y si no, ya la cortarás.”»

El Evangelio del Señor.
Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.

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EL SERMÓN

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EL CREDO NICENO

Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador de cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.

Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos: 
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros y por nuestra salvación
bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre.

Por nuestra causa
fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado.
Resucitó al tercer día,
según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creemos en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creemos en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.

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ORACIONES DE LOS FIELES - FÓRMULA II

Pido sus oraciones por el pueblo de Dios esparcido por todo el mundo;
por Andy, Alan, y Mary, nuestro(s) Obispo(s);
por esta asamblea; y por todos los ministros y fieles.
Oren por la Iglesia.

Pausa

Pido sus oraciones por la paz;
por la concordia entre las naciones y por el bienestar de todos los pueblos.
Oren por la justicia y la paz.

Pausa

Pido sus oraciones por los pobres, los enfermos, los hambrientos, los oprimidos y los prisioneros.
Oren por los que se hallan en necesidad o tribulación.

Pausa

Pido sus oraciones por cuantos buscan a Dios o un conocimiento más profundo de él.Oren para que le encuentren y sean encontrados por él.

Pausa

Pido sus oraciones por los que han partido de esta vid. [especialmente por _____].
Oren por los difuntos.

Pausa

Pido sus oraciones por _________

Pausa

Pido que den gracias por ________

Pausa

Alaben a Dios por aqu llos de todas las generaciones en quienes Cristo ha sido glorificado. Oren para que también nosotros recibamos la gracia de glorificar a Cristo en nuestro tiempo.

Pausa 

Padre celestial, tú has prometido escuchar lo que pidamos en Nombre de tu Hijo: Acepta y cumple nuestras peticiones, te suplicamos, no como te lo pedimos en nuestra ignorancia ni como lo merecemos por nuestro pecado, sino como tú nos conoces y amas en tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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LA PAZ

La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.

LOS ANUNCIOS

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SANTA COMUNIÓN

Presentemos al Señor con alegría las ofrendas
y oblaciones de nuestra vida y de nuestro trabajo.

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HIMNO

Tú has venido a la orilla,
no has buscado ni a sabios ni a ricos;
tan sólo quieres que yo te siga.

Señor, me has mirado a los ojos, 
sonriendo has dicho mi nombre,
en la arena he dejado mi barca, 
junto a ti buscaré otro mar.

Tú sabes bien lo que tengo;
en mi barca no hay oro ni espadas,
Tan sólo redes y mi trabajo.

Señor, me has mirado a los ojos, 
sonriendo has dicho mi nombre,
en la arena he dejado mi barca, 
junto a ti buscaré otro mar.

Tú necesitas mis manos, 
mi cansancio que a otros descanse, 
Amor que quiera seguir amando.

Señor, me has mirado a los ojos, 
sonriendo has dicho mi nombre,
en la arena he dejado mi barca, 
junto a ti buscaré otro mar.

Tú, pescador de otros lagos,
ansia eterna de almas que esperan,
amigo bueno, que así me llamas.

Señor, me has mirado a los ojos, 
sonriendo has dicho mi nombre,
en la arena he dejado mi barca, 
junto a ti buscaré otro mar.

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.

Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.

En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.  Por nuestro Señor Jesucristo; quien en todo fue tentado como nosotros, mas nunca cometió  pecado. Por su gracia podemos triunfar sobre todo mal y no vivir ya más para nosotros, sino para él, que murió y resucitó  por nosotros. Por tanto te alabamos, uniendo nuestras voces con los Angeles y Arcángeles, y con todos los coros celestials que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:

Santo, santo, santo, es el Señor, Dios del universo.
Llenos están, el cielo y la tierra de tu gloria. (2x)
Hosanna en el cielo.(2x)

Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo. (2x)

Padre Santo y bondadoso: En tu amor infinito nos hiciste para ti, y cuando caímos en pecado y quedamos esclavos del mal y de la muerte, tú, en tu misericordia, enviaste a Jesucristo, tu Hijo único y eterno, para compartir nuestra naturaleza humana, para vivir y morir como uno de nosotros, y así reconciliarnos contigo, el Dios y Padre de todos. Extendió sus brazos sobre la cruz y se ofreció en obediencia a tu voluntad, un sacrificio perfecto por todo el mundo.

En la noche en que fue entregado al sufrimiento y a la muerte, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memorial mío".

Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío".

Por tanto, proclamamos el misterio de fe:

Cristo ha muerto.
Cristo ha resucitado.
Cristo volverá.

Padre, en este sacrificio de alabanza y acción de gracias, celebramos el memorial de nuestra redención.  Recordando su muerte, resurrección y ascención, te ofrecemos estos dones.

Santifícalos con tu Espíritu Santo, y así serán para tu pueblo el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, la santa comida y la santa bebida de la vida nueva en él que no tiene fin.  Santifícanos también, para que recibamos fielmente este Santo Sacramento y seamos perseverantes en tu servicio en paz y unidad. Y en el día postrero, llévanos con todos tus santos al gozo de tu reino eterno.

Todo esto te pedimos por tu Hijo Jesucristo. Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre. Amén.

Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó.

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día.  Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.  Porque tuyo es el reino, tuyo es el poder, y tuya es la gloria, ahora y por siempre. Amén.

Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
Celebremos la fiesta.

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Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma,  pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.  Oh Pan celestial, gran Sacramento, te adoro y te alabo en todo momento. Amén.

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Cordero de Dios (2x), que quitas el pecado del mundo,
ten piedad (2x), ten piedad (2x), ten piedad (2x),
ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios (2x), que quitas el pecado del mundo,
ten piedad (2x), ten piedad (2x), ten piedad (2x),
ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios (2x), que quitas el pecado del mundo,
danos (2x), danos (2x), danos (2x), la paz.

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Los Dones de Dios para el Pueblo de Dios. Tómenlos en memoria de que Cristo murió por ustedes, y aliméntense de él en sus corazones, por fe y con agradecimiento.   

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HIMNO

Una espiga dorada por el sol
El racimo que corta el viñador
Se convierten, ahora, en pan y vino de amor
En el cuerpo y la sangre del señor.

Comulgamos la misma comunión
Somos trigos del mismo sembrador
Un molino, la vida, nos tritura con dolor
Dios nos hace eucaristía en el amor. 

Como granos que han hecho el mismo pan
Como notas que tejen un cantar.
Como gotas de agua que se funden en el mar
Los cristianos un cuerpo formarán.

En la mesa de Dios se sentarán
Como hijos su pan comulgarán
Una misma esperanza caminando cantarán
En la vida como hermanos se amarán.

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 Oremos.                                                                                                  

Eterno Dios, Padre celestial, en tu bondad nos has aceptado como miembros vivos de tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo; nos has nutrido con alimento espiritual en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre. Envíanos ahora en paz al mundo; revístenos de fuerza y de valor para amarte y servirte con alegría y sencillez de corazón; por Cristo nuestro Señor. Amén.

Solemne Oración sobre el pueblo

Inclinarse profundamente delante del Señor.

Concede a tu pueblo fiel, Señor muy misericordioso, perdón y paz,
para que sea limpio de todos sus pecados
y te sirva con mente sosegada;
por Cristo nuestro Señor. Amén.

Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.

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Nos despedimos en silencio.

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