DÍA DEL PENTECOSTÉS
Servicio y Lecturas
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Malik Jardine, Organist
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HIMNO
”Despunta el alba”
Despunta el alba del nuevo día,
cantan las aves al Creador;
trinos que brotan cada mañana
preces que emanan del corazón
Fresca es la lluvia del alto cielo;
ya la campiña vuelve a nacer
y se despierta la tierra entera como
una nueva resurrección.
Sol refulgente da nueva vida cada
Mañana desde el Edén.
Nuestra alabanza hoy elevemos;
toda alborada es nueva creación.
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¡Aleluya! Cristo ha resucitado.
¡Es verdad! El Señor ha resucitado. ¡Aleluya!
Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor. Amén.
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Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios,
Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre: Tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
Tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros:
Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Oremos.
Dios omnipotente, en este día abriste el camino de la vida eterna a toda raza y nación por el don prometido de tu Espíritu Santo: Esparce este don sobre todo el mundo por la predicación del Evangelio, para que llegue a los confines de la tierra; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
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LA PRIMERA LECTURA
Hechos 2:1–21
Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles.
Cuando llegó la fiesta de Pentecostés, todos los creyentes se encontraban reunidos en un mismo lugar. De repente, un gran ruido que venía del cielo, como de un viento fuerte, resonó en toda la casa donde ellos estaban. Y se les aparecieron lenguas como de fuego que se repartieron, y sobre cada uno de ellos se asentó una. Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu hacía que hablaran.
Vivían en Jerusalén judíos cumplidores de sus deberes religiosos, que habían venido de todas partes del mundo. La gente se reunió al oír aquel ruido, y no sabía qué pensar, porque cada uno oía a los creyentes hablar en su propia lengua. Eran tales su sorpresa y su asombro, que decían: —¿Acaso no son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo es que los oímos hablar en nuestras propias lenguas? Aquí hay gente de Partia, de Media, de Elam, de Mesopotamia, de Judea, de Capadocia, del Ponto y de la provincia de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia cercanas a Cirene. Hay también gente de Roma que vive aquí; unos son judíos de nacimiento y otros se han convertido al judaísmo. También los hay venidos de Creta y de Arabia. ¡Y los oímos hablar en nuestras propias lenguas de las maravillas de Dios!
Todos estaban asombrados y sin saber qué pensar; y se preguntaban: —¿Qué significa todo esto?
Pero algunos, burlándose, decían: —¡Es que están borrachos!
Entonces Pedro se puso de pie junto con los otros once apóstoles, y con voz fuerte dijo: «Judíos y todos los que viven en Jerusalén, sepan ustedes esto y oigan bien lo que les voy a decir. Éstos no están borrachos como ustedes creen, ya que apenas son las nueve de la mañana. Al contrario, aquí está sucediendo lo que anunció el profeta Joel, cuando dijo:
“Sucederá que en los últimos días, dice Dios,
derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad;
los hijos e hijas de ustedes
comunicarán mensajes proféticos,
los jóvenes tendrán visiones,
y los viejos tendrán sueños.
También sobre mis siervos y siervas
derramaré mi Espíritu en aquellos días,
y comunicarán mensajes proféticos.
En el cielo mostraré grandes maravillas,
y sangre, fuego y nubes de humo en la tierra.
El sol se volverá oscuridad,
y la luna como sangre,
antes que llegue el día del Señor,
día grande y glorioso.
Pero todos los que invoquen el nombre del Señor,
alcanzarán la salvación.”
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
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EL SALMO
Salmo 104:25–35, 37
¡Cuán múltiples tus obras, oh Señor *
Hiciste todas ellas con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
He allí el grande y anchuroso mar,
en donde bullen criaturas sin número, *
tanto pequeñas como grandes.
Allí se mueven las naves, allí está ese Leviatán, *
que modelaste para jugar con él.
Todos ellos te aguardan, *
para que les des comida a su tiempo.
Se la das, la recogen; *
abres tu mano, se sacian de bienes.
Escondes tu rostro y se espantan; *
les quitas el aliento; expiran y vuelven a su polvo.
Envías tu Espíritu y son creados; *
así renuevas la faz de la tierra.
Perdure la gloria del Señor para siempre; *
alégrese el Señor en todas sus obras.
El mira a la tierra, y ella tiembla; *
toca los montes, y humean.
Cantaré al Señor mientras viva; *
alabaré a mi Dios mientras exista.
Que le sea agradable mi poema; *
me regocijaré en el Señor.
Bendice, alma mía, al Señor. *
¡Aleluya!
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LA SEGUNDA LECTURA
Romanos 8:22–27
Lectura de la Primera Carta de San Juan.
Sabemos que hasta ahora la creación entera se queja y sufre como una mujer con dolores de parto. Y no sólo ella sufre, sino también nosotros, que ya tenemos el Espíritu como anticipo de lo que vamos a recibir. Sufrimos profundamente, esperando el momento de ser adoptados como hijos de Dios, con lo cual serán liberados nuestros cuerpos. Con esa esperanza hemos sido salvados. Sólo que esperar lo que ya se está viendo no es esperanza, pues, ¿quién espera lo que ya está viendo? Pero si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo sufriendo con firmeza.
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe qué es lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega, conforme a la voluntad de Dios, por los del pueblo santo.
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
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HIMNO
”Jubilosos, te adoramos”
Jubilosos, te adoramos,
Dios de gloria y Salvador;
Nuestras vidas entregamos
Como se abre al sol la flor.
Ahuyenta nuestros males
Y tristezas, oh Jesús;
Danos bienes celestiales,
Llénanos de gozo y luz.
Tierra y cielo están gozosos,
Reflejando Tu amor;
Ángeles y estrellas todos
Cantan siempre Tu loor.
Monte, valle, río y fuente,
Campo, selva y ancho mar
Nos recuerdan que constante
Te debemos alabar.
Dios, que libre proporcionas
Bienestar y bendición,
Y en Tu gracia nos perdonas,
Gozo das al corazón.
Tú, de todo amor la fuente,
Haz que amemos en verdad;
Ilumina nuestra mente
Con divina claridad.
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EL EVANGELIO
San Juan 15:26–27; 16:4b–15
El Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!
Jesús dijo a sus discípulos: —Cuando venga el Defensor que yo voy a enviar de parte del Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él será mi testigo. Y ustedes también serán mis testigos, porque han estado conmigo desde el principio. […]
»No les dije esto desde el principio porque yo estaba con ustedes. Pero ahora me voy para estar con el que me ha enviado, y ninguno de ustedes me pregunta a dónde voy; al contrario, se han puesto muy tristes porque les he dicho estas cosas. Pero les digo la verdad: es mejor para ustedes que yo me vaya. Porque si no me voy, el Defensor no vendrá para estar con ustedes; pero si me voy, yo se lo enviaré. Cuando él venga, mostrará claramente a la gente del mundo quién es pecador, quién es inocente, y quién recibe el juicio de Dios. Quién es pecador: el que no cree en mí; quién es inocente: yo, que voy al Padre, y ustedes ya no me verán; quién recibe el juicio de Dios: el que gobierna este mundo, que ya ha sido condenado.
»Tengo mucho más que decirles, pero en este momento sería demasiado para ustedes. Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que van a suceder. Él mostrará mi gloria, porque recibirá de lo que es mío y se lo dará a conocer a ustedes. Todo lo que el Padre tiene, es mío también; por eso dije que el Espíritu recibirá de lo que es mío y se lo dará a conocer a ustedes.
El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor.
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El SERMÓN
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PACTO BAUTISMAL
¿Crees en Dios Padre?
Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.
¿Crees en Jesucristo, el Hijo de Dios?
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor. Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de la Virgen María. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. Fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos. Al tercer día resucitó de entre los muertos. Subió a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios Padre. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
¿Crees en Dios el Espíritu Santo ?
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos, y la vida eterna.
¿Continuarás en la enseñanza y comunión de los apóstoles, en la fracción del pan y en las oraciones?
Así lo haré, con el auxilio de Dios.
¿Perseverarás en resistir al mal, y cuando caigas en pecado, te arrepentirás y te volverás al Señor?
Así lo haré, con el auxilio de Dios.
¿Proclamarás por medio de la palabra y el ejemplo las Buenas Nuevas de Dios en Cristo?
Así lo haré, con el auxilio de Dios.
¿Buscarás y servirás a Cristo en todas las personas, amando a tu prójimo como a ti mismo?
Así lo haré, con el auxilio de Dios.
¿Lucharás por la justicia y la paz entre todos los pueblos, y respetarás la dignidad de todo ser humano?
Así lo haré, con el auxilio de Dios.
Que el Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que dio a los bautizados un nuevo nacimiento por el agua y el Espíritu Santo, nos conceda el perdón de los pecados, y nos guarde en la vida eterna por su gracia, en Cristo Jesús nuestro Señor.
Amén.
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ORACIÓN DE FIELES (Fórmula VI)
En paz oramos a ti, Señor Dios.
Silencio
Por todos los seres humanos en su vida y trabajo diarios;
Por nuestras familias, amigos y vecinos, y por los que están solos.
Por esta comunidad, por esta nación, y por el mundo entero;
Por cuantos trabajan por la justicia, la libertad y la paz.
Por el uso justo y adecuado de tu creación;
Por las víctimas del hambre, el temor, la injusticia y la opresión.
Por cuantos se hallan en peligro, tristeza, o cualquier otra adversidad;
Por los que ministran a los enfermos, a los desamparados y a los necesitados.
Por la paz y unidad de la Iglesia de Dios;
Por todos los que proclaman el Evangelio, y cuantos buscan la Verdad.
Por Michael nuestro Primado, por Andy, Allen, and Mary nuestros obispos, y por todos los obispos y demás ministros;
Por todos los que sirven a Dios en su Iglesia.
Por las necesidades e intereses especiales de esta congregación.
Pausa
Atiéndenos, Señor;
Porque grande es tu misericordia.
Te damos gracias, Señor, por todas las bendiciones de esta vida.
Pausa
Te exaltaremos, oh Dios nuestro Rey;
Y alabaremos tu Nombre para siempre.
Te pedimos por todos los que han muerto, para que tengan un lugar en tu reino eterno.
Pausa
Señor, concédeles tu misericordia;
Porque en ti han confiado.
También te pedimos por el perdón de nuestros pecados.
Silencio
Ten misericordia de nosotros, Padre de toda bondad; en tu compasión perdona nuestros pecados, los conocidos y los desconocidos; lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. Sustenta a tus siervos con tu Espíritu, para que vivamos y te sirvamos en novedad de vida, para honra y gloria de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, perdone todos sus pecados por Jesucristo nuestro Señor, les fortalezca en toda bondad y, por el poder del Espíritu Santo, les conserve en la vida eterna.
Amén.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy": No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre.
Amén.
La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
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LOS ANUNCIOS
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SANTA COMUNIÓN
Anden en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios. (Efesios 5:2)
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HIMNO
”Desciende espíritu de amor”
Desciende espíritu de amor,
Paloma celestial,
Promesa fiel del Salvador,
De gracia manantial.
Aviva nuestra escasa fe
Y danos tu salud;
Benigno, guía nuestro pie,
Por sendas de virtud
Consuela nuestro corazón,
Y habita siempre en él,
Concédele el precioso don,
De serte siempre fiel.
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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.
Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.
En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.
Por nuestro Señor Jesucristo. Cumpliendo su fiel promesa, el Espíritu Santo descendió este día del cielo, posando sobre los discípulos, para enseñarles y guiarles a toda verdad; uniendo a los pueblos de muchas lenguas en la confesión de una sola fe, y dándole a tu Iglesia la potestad de servirte como un real sacerdocio, y de predicar el Evangelio a todas las naciones.
Por tanto, te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:
Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Te damos gracias, oh Dios, por la bondad y el amor que tú nos has manifestado en la creación; en el llamado a Israel para ser tu pueblo; en tu Verbo revelado a través de los profetas; y, sobre todo, en el Verbo hecho carne, Jesús, tu Hijo. Pues en la plenitud de los tiempos le has enviado para que se encarnara de María la Virgen a fin de ser el Salvador y Redentor del mundo. En él, nos has librado del mal, y nos has hecho dignos de estar en tu presencia. En él, nos has sacado del error a la verdad, del pecado a la rectitud, y de la muerte a la vida.
En la víspera de su muerte por nosotros, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memorial mío".
Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío".
Por tanto, oh Padre, según su mandato,
Recordamos su muerte,
Proclamamos su resurrección,
Esperamos su venida en gloria;
Y te ofrecemos nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias, Señor de todos; ofreciéndote, de tu creación, este pan y este vino.
Te suplicamos, Dios bondadoso, que envíes tu Espíritu Santo sobre estos dones, para que sean el Sacramento del Cuerpo de Cristo y su Sangre del nuevo Pacto. Unenos a tu Hijo en su sacrificio, a fin de que, por medio de él, seamos aceptables, siendo santificados por el Espíritu Santo. En la plenitud de los tiempos, sujeta todas las cosas a tu Cristo y llévanos a la patria celestial donde, con todos tus santos, entremos en la herencia eterna de tus hijos; por Jesucristo nuestro Señor, el primogénito de toda la creación, la cabeza de la Iglesia, y el autor de nuestra salvación.
Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre.
AMEN.
Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó:
Padre nuestro tú que estás en los que aman la verdad, has que el reino que por Ti se dio llegue pronto a nuestro corazón, que el amor, que tu hijo, nos dejó, ese amor... reine ya en nosotros.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.
Y en el pan de la unidad, Cristo danos Tú la paz y olvídate de nuestro mal, si olvidamos el de los demás, no permitas, que caigamos en tentación... oh señor... y ten piedad... del mundo.
Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
¡Celebremos la fiesta!
Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros, ten piedad de nosotros. (2)
Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
danos la paz, danos la paz.
Los Dones de Dios para el Pueblo de Dios. Tómenlos en memoria de que Cristo murió por ustedes, y aliméntense de él en sus corazones, por fe y con agradecimiento.
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Saludo a Jesús Sacramentado
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti.
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén.
Oh, Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, aquí presente en el Santísimo Sacramento del altar, creo todo lo que Tu, mi Señor, me habéis revelado.
Arrepentido de todos mis pecados, esperando en Ti que nunca permite que sea confundido, agradeciendo por este don supremo, te amo sobre todas las cosas en este Sacramento de vuestro amor, adorándote en el misterio profundo de vuestra humildad, te manifiesto y hago patente todas las heridas y miserias de mi pobre corazón y te pido me des todo lo que necesito y deseo.
Pero tan solo te necesito a Ti, oh, Dios mío, tan solo te deseo a Ti, necesito tu gracia y la gracia de usarla debidamente, deseo tenerte en esta vida y también en la otra vida.
Bendito seas, oh poder divino de Corazón paternal, nos has dado el don más precioso que es el del Santísimo Sacramento.
Oh Pan celestial, gran Sacramento, te adoro y te alabo en todo momento. (repítase después de cada alabanza.)
Bendita seas, oh, Sabiduría del Verbo Divino, que todo lo sabe y lo ordenas, y que nos has preparado una comida muy exquisita, que es este Santísimo Sacramento.
Bendito seas, oh, Dios mío, que en tu inefable dulzura de amor te has transformado en este pan para darnos como el más dulce manjar.
Bendito seas, oh, Dios mío, que has encerrado todo tus inmensurable ser en esta humilde forma de pan terrenal. ¡Oh, Trinidad Santísima!
Amén.
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HIMNO
”Ven, Santo Espíritu de amor!”
Ven, Santo Espíritu de amor!
Paloma celestial;
Inspíranos un santo ardor
Del vivo manantial.
Eleva nuestro corazón,
Del mundo tal cruel,
Concédele, cual grato don,
De serte siempre fiel.
Perdona nuestra tibia fe,
Y líbranos del mal;
Enséñanos tu santa ley,
Doctrina celestial.
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Oremos.
Eterno Dios, Padre celestial,
en tu bondad nos has aceptado
como miembros vivos de tu Hijo,
nuestro Salvador Jesucristo;
nos has nutrido con alimento espiritual
en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Envíanos ahora en paz al mundo;
revístenos de fuerza y de valor para amarte
y servirte con alegría y sencillez de corazón;
por Cristo nuestro Señor.
AMÉN.
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LA BENDICIÓN
Que el Dios Todopoderoso, que iluminó las mentes de los discípulos derramando sobre ellos el Espíritu Santo, los enriquezca con su bendición, para que abunden cada vez más en ese Espíritu para siempre.
Amén.
Que Dios, que envió al Espíritu Santo como una llama de fuego que se posó sobre las cabezas de los discípulos, queme todo lo malo de sus corazones y les haga brillar con la luz pura de su presencia.
Amén.
Que Dios, quien por el Espíritu Santo hizo que nosotros que somos de muchas lenguas proclamemos a Jesús como nuestro Señor, fortalezca nuestra fe y nos envíe a dar testimonio de él con palabras y hechos.
Amén.
Y la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo
sea con ustedes y permanezca con ustedes para siempre.
Amén.
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Vayan en paz para amar y servir al Señor.
Demos gracias a Dios.
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HIMNO
”Ya la batalla terminó”
!Oh Padre, eterno Dios !
Alzamos nuestra voz
En gratitud,
De cuanto tú nos das
Con sin igual amor,
Hallando nuestra paz
En tí Señor.
!Bendito Salvador!
Te damos con amor
El corazón,
Y aquí nos puedes ver
Que humildes en tu altar
Venimos a ofrecer
Precioso don.
!Espiritu de Dios!
Escucha nuestra voz,
Y tu bondad
Derrame en nuestro ser,
Divina claridad,
Para poder vivir
En santidad.
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