DÍA DE TODOS LOS SANTOS Y SANTAS
Servicio y Lecturas
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Domingo, 31 de OCTUbre de 2021
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HIMNO
Despunta el alba del nuevo día,
cantan las aves al Creador;
trinos que brotan cada mañana
parece que emanan del corazón.
Fresca es la lluvia del alto cielo;
ya la campiña vuelve a nacer
y se despierta la tierra entera
como una nueva resurrección.
Sol refulgente da nueva vida
cada mañana desde el Edén,
nuestra alabanza hoy elevemos;
toda la alborada es nueva creación.
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Bendito sea Dios Padre, Hijo y Espiritu Santo.
Y bendito sea su reino, ahora y por siempre. Amen.
Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor.
Amén.
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Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios,
Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre: Tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
Tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros:
Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Oremos.
Dios todopoderoso tú has entrelazado a tus elegidos en una sola comunión y hermandad en el cuerpo místico de tu Hijo Cristo nuestro Señor: Danos gracia para que de tal modo sigamos a tus benditos santos en toda virtuosa y santa vida que alcancemos los gozos inefables que tú has preparado para los que te aman sinceramente; por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, en gloria sempiterna.
Amén.
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LA PRIMERA LECTURA
Sabiduría 3:1–9
Lectura del Libro de la Sabiduría.
Las almas de los buenos
están en las manos de Dios,
y el tormento no las alcanzará.
Los insensatos creen que los buenos están muertos;
consideran su muerte como una desgracia,
y como una calamidad el haberse alejado de nosotros.
Pero los buenos están en paz:
aunque a los ojos de los hombres parecían castigados,
abrigaban la esperanza de no tener que morir.
Después de sufrir pequeños castigos,
recibirán grandes beneficios,
porque Dios los puso a prueba
y los halló dignos de él.
Los probó como al oro en el crisol,
y los aceptó como un sacrificio ofrecido en el altar.
El día en que el Señor venga a juzgarlos,
resplandecerán como antorchas,
como chispas que prenden entre el rastrojo.
Juzgarán a las naciones y gobernarán a los pueblos,
y el Señor reinará sobre ellos para siempre.
Los que confían en el Señor comprenderán la verdad,
y los fieles permanecerán a su lado con amor,
pues Dios es bueno y favorece a sus elegidos.
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
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EL SALMO
Salmo 24
Del Señor es la tierra y su plenitud, *
el mundo y los que en él habitan;
Porque él la fundó sobre los mares, *
y la afirmó sobre los ríos del abismo.
“¿Quién subirá al monte del Señor? *
Y ¿quién estará en su santo lugar?”
“El limpio de manos, y puro de corazón, *
el que no ha elevado su mente a un ídolo, ni jurado por dios falso.
Recibirá bendición del Señor, *
y recompensa merecida del Dios de su salvación”.
Tal es la generación de los que le buscan, *
de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.
Alcen, oh puertas, sus cabezas; álcense, oh puertas del Eterno; *
y entrará el Rey de gloria.
“¿Quién es este Rey de gloria?” *
“El Señor, fuerte y valiente, el Señor, poderoso en batalla”.
Alcen, oh puertas, sus cabezas; álcense, oh puertas del Eterno; *
y entrará el Rey de gloria.
“¿Quién es él, el Rey de gloria?” *
“El Señor de las huestes, él es el Rey de gloria”.
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LA SEGUNDA LECTURA
Revelación 21:1–6a
Lectura del libro de la Revelación a San Juan.
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y también el mar.
Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios. Estaba arreglada como una novia vestida para su prometido. Y oí una fuerte voz que venía del trono, y que decía: «Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos, y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes existía ha dejado de existir.»
El que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas.» Y también dijo: «Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza.»
Después me dijo: «Ya está hecho. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin.»
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
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HIMNO
Cantemos al Creador un himno de alegría,
feliz canción de amor al nacer el nuevo día
El hizo cielo y mar, el sol y las estrellas,
y en ellos vio bondad, pues sus obras eran bellas.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Cantemos al Creador. ¡Aleluya!
Cantemos al Creador un himno de alabanza
que exprese nuestro amor, nuestra fe, y esperanza.
También la creación pregona la grandeza;
con nuestro fiel cantar anunciemos su belleza.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Cantemos al Creador. ¡Aleluya!
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EL EVANGELIO
San Juan 11:32–44
El Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!
Cuando María llegó a donde estaba Jesús, se puso de rodillas a sus pies, diciendo: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Jesús, al ver llorar a María y a los judíos que habían llegado con ella, se conmovió profundamente y se estremeció, y les preguntó: —¿Dónde lo sepultaron?
Le dijeron: —Ven a verlo, Señor.
Y Jesús lloró. Los judíos dijeron entonces: —¡Miren cuánto lo quería!
Pero algunos de ellos decían: —Éste, que dio la vista al ciego, ¿no podría haber hecho algo para que Lázaro no muriera?
Jesús, otra vez muy conmovido, se acercó a la tumba. Era una cueva, cuya entrada estaba tapada con una piedra. Jesús dijo: —Quiten la piedra.
Marta, la hermana del muerto, le dijo: —Señor, ya huele mal, porque hace cuatro días que murió.
Jesús le contestó: —¿No te dije que, si crees, verás la gloria de Dios?
Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo, dijo: —Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo digo por el bien de esta gente que está aquí, para que crean que tú me has enviado.
Después de decir esto, gritó: —¡Lázaro, sal de ahí!
Y el que había estado muerto salió, con las manos y los pies atados con vendas y la cara envuelta en un lienzo. Jesús les dijo: —Desátenlo y déjenlo ir.
El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor.
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El SERMÓN
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EL CREDO NICENO
Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador de cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.
Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros y por nuestra salvación
bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre.
Por nuestra causa
fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado.
Resucitó al tercer día,
según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creemos en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creemos en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.
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ORACIÓN DE FIELES (Fórmula VI)
En paz oramos a ti, Señor Dios.
SILENCIO
Por todos los seres humanos en su vida y trabajo diarios;
Por nuestras familias, amigos y vecinos, y por los que están solos.
Por esta comunidad, por esta nación, y por el mundo entero;
Por cuantos trabajan por la justicia, la libertad y la paz.
Por el uso justo y adecuado de tu creación;
Por las víctimas del hambre, el temor, la injusticia y la opresión.
Por cuantos se hallan en peligro, tristeza, o cualquier otra adversidad;
Por los que ministran a los enfermos, a los desamparados y a los necesitados.
Por la paz y unidad de la Iglesia de Dios;
Por todos los que proclaman el Evangelio, y cuantos buscan la Verdad.
Por Michael nuestro Primado, por Andy, Allen, and Mary nuestros obispos, y por todos los obispos y demás ministros;
Por todos los que sirven a Dios en su Iglesia.
Por las necesidades e intereses especiales de esta congregación.
PAUSA
Atiéndenos, Señor;
Porque grande es tu misericordia.
Te damos gracias, Señor, por todas las bendiciones de esta vida.
PAUSA
Te exaltaremos, oh Dios nuestro Rey;
Y alabaremos tu Nombre para siempre.
Te pedimos por todos los que han muerto, para que tengan un lugar en tu reino eterno.
PAUSA
Señor, concédeles tu misericordia;
Porque en ti han confiado.
También te pedimos por el perdón de nuestros pecados.
SILENCIO
Ten misericordia de nosotros, Padre de toda bondad; en tu compasión perdona nuestros pecados, los conocidos y los desconocidos; lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. Sustenta a tus siervos con tu Espíritu, para que vivamos y te sirvamos en novedad de vida, para honra y gloria de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, perdone todos sus pecados por Jesucristo nuestro Señor, les fortalezca en toda bondad y, por el poder del Espíritu Santo, les conserve en la vida eterna.
Amén.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy": No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre.
La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
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LOS ANUNCIOS
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SANTA COMUNIÓN
Anden en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios. (Efesios 5:2)
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HIMNO
Señor, mi Dios
Al contemplar los cielos
El firmamento y las estrellas mil
Al oír Tu voz en los potentes truenos
Y ver brillar el Sol en su cenit
Mi corazón se llena de emoción
Cuán grande es Él, cuan grande es Él
Al recorrer los montes y los valles
Y ver las bellas flores al pasar
Al escuchar el canto de las aves
Y el murmurrar el claro manantial.
Mi corazón se llena de emoción
Cuán grande es Él, cuan grande es Él
Cuando recuerdo del amor divino
Que, desde el cielo, al salvador, envió
Aquel Jesús que, por salvarme, vino
Y en una cruz sufrió por mí, murió
Mi corazón se llena de emoción
Cuán grande es Él, cuan grande es Él
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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.
Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.
En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.
Porque tú eres fuente de luz y vida; nos hiciste a tu imagen, y nos llamaste a nueva vida en nuestro Señor Jesucristo.
Por tanto, te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:
Santo, santo, santo mi corazón te adora,
Mi corazón solo sabe decir, Santo eres tu
Santo, santo, santo mi corazón te adora,
Mi corazón solos sabe decir, Santo eres tu
Te damos gracias, oh Dios, por la bondad y el amor que tú nos has manifestado en la creación; en el llamado a Israel para ser tu pueblo; en tu Verbo revelado a través de los profetas; y, sobre todo, en el Verbo hecho carne, Jesús, tu Hijo. Pues en la plenitud de los tiempos le has enviado para que se encarnara de María la Virgen a fin de ser el Salvador y Redentor del mundo. En él, nos has librado del mal, y nos has hecho dignos de estar en tu presencia. En él, nos has sacado del error a la verdad, del pecado a la rectitud, y de la muerte a la vida.
En la víspera de su muerte por nosotros, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memorial mío".
Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío".
Por tanto, oh Padre, según su mandato,
Recordamos su muerte,
Proclamamos su resurrección,
Esperamos su venida en gloria;
Y te ofrecemos nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias, Señor de todos; ofreciéndote, de tu creación, este pan y este vino.
Te suplicamos, Dios bondadoso, que envíes tu Espíritu Santo sobre estos dones, para que sean el Sacramento del Cuerpo de Cristo y su Sangre del nuevo Pacto. Unenos a tu Hijo en su sacrificio, a fin de que, por medio de él, seamos aceptables, siendo santificados por el Espíritu Santo. En la plenitud de los tiempos, sujeta todas las cosas a tu Cristo y llévanos a la patria celestial donde, con todos tus santos, entremos en la herencia eterna de tus hijos; por Jesucristo nuestro Señor, el primogénito de toda la creación, la cabeza de la Iglesia, y el autor de nuestra salvación.
Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre.
AMEN.
Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó:
Padre nuestro tú que estás en los que aman la verdad, has que el reino que por Ti se dio llegue pronto a nuestro corazón, que el amor, que tu hijo, nos dejó, ese amor... reine ya en nosotros.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.
Y en el pan de la unidad, Cristo danos Tú la paz y olvídate de nuestro mal, si olvidamos el de los demás, no permitas, que caigamos en tentación... oh señor... y ten piedad... del mundo.
Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
¡Celebremos la fiesta!
Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros, ten piedad de nosotros. (2)
Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
danos la paz, danos la paz.
Los Dones de Dios para el Pueblo de Dios. Tómenlos en memoria de que Cristo murió por ustedes, y aliméntense de él en sus corazones, por fe y con agradecimiento.
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Saludo a Jesús Sacramentado
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.
Oh Pan celestial, gran Sacramento, te adoro y te alabo en todo momento.
(repítase 3 veces.)
Amén.
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HIMNO
Con hambre y sed, Señor, yo vengo a ti.
Me postro humilde hoy ante tu altar;
Da a mi alma el santo sostén
Para que pueda salvación hallar.
Inspira en mí tu gracia celestial:
Ven hoy a mí, divino Salvador.
Haz que en tu luz yo pueda siempre andar,
Y busque fiel la senda de tu amor.
¡Oh Salvador! Escucha con piedad
Al elevar mi humilde petición;
Dame tu vida en este vino y pan,
Dame tu paz, amor y bendición.
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Oremos.
Eterno Dios, Padre celestial,
en tu bondad nos has aceptado
como miembros vivos de tu Hijo,
nuestro Salvador Jesucristo;
nos has nutrido con alimento espiritual
en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Envíanos ahora en paz al mundo;
revístenos de fuerza y de valor para amarte
y servirte con alegría y sencillez de corazón;
por Cristo nuestro Señor.
AMÉN.
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LA BENDICIÓN
La paz de Dios, que excede a todo entendimiento,
guarde sus corazones y mentes en el conocimiento y amor de Dios,
y de su Hijo Jesucristo nuestro Señor
y la bendición de Dios omnipotente,
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
sea con ustedes, y more con ustedes eternamente.
Amén.
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Vayan en paz para amar y servir al Señor. Aleluya.
Demos gracias a Dios. Aleluya. Aleluya.
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HIMNO
Venid, siervos de Dios,
Lo mundanal dejad;
Dad alma, vida y corazón,
Al que es rey eternal.
Venid siervos de Dios,
Su reino propagad,
Buscad, pues, la fraternidad,
Y derrotad al mal.
Con santa y noble fe,
La Iglesia espera ya,
Que venga el reino del Señor,
Y tráiganos la paz.
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