SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

Servicio y Lecturas

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Domingo, 05 de DICIEMbre de 2021

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HIMNO

Por mil arpas y mil voces
Se alzan notas de loor;
Cristo reina, el cielo goza,
Cristo reina, el Dios de amor.
Ved, su trono ya ocupa,
Siempre al mundo regirá. 

Rey de gloria, reina siempre,
Es externa tu bondad;
Nadie de tu mano arranque
Al que es de tu propiedad
Dicha tiene el escogido
Destinado a ver tu faz. 

Apresura tu venida
En las nubes ¡oh Señor!
Nuevos cielos, nueva vida
Danos, Cristo, por tu amor.
Y las voces de tus fieles
¡Gloria! Entonaran ¡oh rey!

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ORACIÓN EN EL ENCENDIDO DEL SEGUNDO CIRIO
DE LA CORONA DE ADVIENTO

Mueve nuestro corazón, oh Señor, para preparar los caminos de tu Hijo unigénito, para que por su venida seamos dignos de servirte con mentes purificadas. Por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo, ahora y por siempre.

Amen.

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Bendito sea Dios Padre, Hijo y Espiritu Santo.
Y bendito sea su reino, ahora y por siempre. Amen.

Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor.

Amén.

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Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a quienes ama el Señor.

Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios,
Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.

Señor, Hijo único Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre: Tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
Tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros:

Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Oremos.

Dios de misericordia, que enviaste a tus mensajeros, los profetas, a predicar el arrepentimiento y preparar el camino de nuestra salvación: Danos gracia para atender sus advertencias y abandonar nuestros pecados, a fin de que recibamos gozosamente la venida de Jesucristo nuestro Redentor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.

Amén.

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LA PRIMERA LECTURA
Baruc 5:1–9

Lectura del libro de Baruc,

¡Jerusalén, quítate tu ropa de luto y aflicción,
y vístete de gala con el esplendor eterno que Dios te da!
Vístete la túnica de la victoria de Dios,
y ponte en la cabeza la corona de gloria del Eterno.

Dios mostrará en toda la tierra tu esplendor,
pues el nombre eterno que Dios te dará es:

«Paz en la justicia y gloria en el servicio a Dios.»
¡Levántate, Jerusalén, colócate en lugar alto,
mira hacia el oriente y verás
cómo vienen tus hijos de oriente y occidente,
reunidos por orden del Dios santo,
alegres al ver que Dios se acordó de ellos!

Cuando se alejaron de ti, iban a pie,
llevados por sus enemigos;
pero Dios te los traerá gloriosamente,
como reyes en su trono.

Dios ha ordenado que se aplanen
los altos montes y las colinas eternas,
que las cañadas se rellenen
y la tierra quede plana,
para que Israel pase por ellos tranquilamente,
guiado por la gloria de Dios.

Los bosques y todos los árboles olorosos
darán sombra a Israel por orden de Dios,
porque él guiará a Israel con alegría,
a la luz de su gloria,
y le mostrará su amor y su justicia.

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

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CÁNTICO 9
Cántico de Zacarías

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, *
porque ha visitado y redimido a su pueblo,

Suscitándonos un poderoso Salvador *
en la casa de David su siervo,

Según lo había predicho desde antiguo *
por boca de sus santos profetas.

Es el Salvador que nos libra de nuestros enemigos, *
y de la mano de todos los que nos odian,

Realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, *
recordando su santa alianza y el juramento
que juró a nuestro padre Abrahán;

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos, *
le sirvamos con santidad y justicia en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, *
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

Anunciando a su pueblo la salvación, *
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, *
nos visitará el sol que nace de lo alto,

Para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, *
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

 Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

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LA SEGUNDA LECTURA
Filipenses 1:3–11

Lectura de la carta de San Pablo a los Filipenses.

Cada vez que me acuerdo de ustedes doy gracias a mi Dios; y cuando oro, siempre pido con alegría por todos ustedes; pues ustedes se han hecho solidarios con la causa del evangelio, desde el primer día hasta hoy. Estoy seguro de que Dios, que comenzó a hacer su buena obra en ustedes, la irá llevando a buen fin hasta el día en que Jesucristo regrese. Es muy justo que yo piense así de todos ustedes, porque los llevo dentro de mi corazón y porque todos ustedes son solidarios conmigo de la bondad que Dios me ha mostrado, ya sea que esté yo en la cárcel o que me presente delante de las autoridades para defender y confirmar el anuncio del evangelio. Pues Dios sabe cuánta nostalgia siento de todos ustedes, con el tierno amor que me infunde Cristo Jesús. Pido en mi oración que su amor siga creciendo más y más todavía, y que Dios les dé sabiduría y entendimiento, para que sepan escoger siempre lo mejor. Así podrán vivir una vida limpia, y avanzar sin tropiezos hasta el día en que Cristo vuelva; pues ustedes presentarán una abundante cosecha de buenas acciones gracias a Jesucristo, para honra y gloria de Dios.

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

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HIMNO

Ven, Jesús muy esperado,
Ven y quita de tu grey
Sus temores y pecados,
Pues, tu eres nuestro rey. 

Eres fuerza y alegría,
De la tierra y de Israel
Y esperanza para aquellos,
Que te esperan con gran fe. 

Naces para bien de todos,
Aunque niño, eres Dios;
Naces para hacernos buenos;
¡Oh, Jesús, ven pronto a nos!

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EL EVANGELIO
San Lucas 3:1–6

El Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!

Era el año quince del gobierno del emperador Tiberio, y Poncio Pilato era gobernador de Judea. Herodes gobernaba en Galilea, su hermano Filipo gobernaba en Iturea y Traconítide, y Lisanias gobernaba en Abilene. Anás y Caifás eran los sumos sacerdotes. Por aquel tiempo, Dios habló en el desierto a Juan, el hijo de Zacarías, y Juan pasó por todos los lugares junto al río Jordán, diciendo a la gente que ellos debían volverse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonara sus pecados. Esto sucedió como está escrito en el libro del profeta Isaías:

«Una voz grita en el desierto:
“Preparen el camino del Señor;
ábranle un camino recto.

Todo valle será rellenado,
todo cerro y colina será nivelado,
los caminos torcidos serán enderezados,
y allanados los caminos disparejos.
Todo el mundo verá la salvación que Dios envía.”»

El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor.

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El SERMÓN

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EL CREDO NICENO

Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador de cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.

Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros y por nuestra salvación
bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre.

Por nuestra causa
fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado.
Resucitó al tercer día,
según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creemos en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creemos en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.

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ORACIÓN DE FIELES (Fórmula IV)

Oremos por la Iglesia y por el mundo.

Omnipotente Dios, concede que cuantos confesamos tu Nombre estemos unidos en tu verdad, vivamos unánimes en tu amor y manifestemos tu gloria en el mundo.

SILENCIO

Señor, en tu misericordia
Atiende nuestra súplica.

Por Michael nuestro Primado, por  Andy, Allen, and Mary nuestros obispos, y por todos los obispos y demás ministros; Por todos los que sirven a Dios en su Iglesia.

SILENCIO

Señor, en tu misericordia
Atiende nuestra súplica.

Dirige al pueblo de este país y de todas las naciones por caminos de justicia y paz, para que nos respetemos unos a otros y procuremos el bien común.

SILENCIO

Señor, en tu misericordia
Atiende nuestra súplica.

Danos reverencia por la tierra, que es creación tuya, para que utilicemos debidamente sus recursos en servicio de los demás y para tu honra y gloria.

SILENCIO

Señor, en tu misericordia
Atiende nuestra súplica.

Bendice a aquéllos cuyas vidas están unidas a las nuestras, y concede que sirvamos a Cristo en ellos y nos amemos unos a otros, así como él nos ama.

SILENCIO

Señor, en tu misericordia
Atiende nuestra súplica.

Consuela y sana a todos aquéllos que sufren en cuerpo, mente o espíritu; en sus tribulaciones dales valor y esperanza, y llévalos al gozo de tu salvación.

SILENCIO

Señor, en tu misericordia
Atiende nuestra súplica.

Encomendamos a tu misericordia a todos los difuntos, para que tu voluntad se cumpla en ellos; y te pedimos que nos hagas partícipes con todos tus santos de tu reino eterno.

SILENCIO

Silencio Señor, en tu misericordia
Atiende nuestra súplica.

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Amén.

Oh Señor y Dios nuestro, acepta las fervientes plegarias de tu pueblo; en la multitud de tus piedades, vuelve tus ojos compasivos hacia nosotros y a cuantos acuden a ti por socorro, pues tú eres bondadoso, oh amante de las almas; y a ti rendimos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y por siempre.

Amén.

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Confesemos nuestros pecados contra Dios y contra nuestro prójimo. 

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, perdone todos sus pecados por Jesucristo nuestro Señor, les fortalezca en toda bondad y, por el poder del Espíritu Santo, les conserve en la vida eterna.

Amén.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy": No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre.

La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.

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LOS ANUNCIOS

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SANTA COMUNIÓN

Si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. (San Mateo 5:23, 24 )

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HIMNO

Ved del cielo descendiendo
Al triunfante Redentor,
Y contempladle asumiendo
Sus poderes de Señor.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Dios en tierra reinara.  

Vedle todos, revestido
De impotente majestad,
Al que ya habéis ofendido
Con cruel procacidad.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Dios en tierra reinara.

 Ved ahora las heridas
Que le hicieron en la cruz,
Cual señales imprimidas
Para darnos vida y luz.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Dios en tierra reinara.

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.

Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.

En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.

Porque enviaste a tu amado Hijo para redimirnos del pecado y de la muerte, y para hacernos en él herederos de la vida eterna; para que, cuando vuelva en poder y gran triunfo a juzgar al mundo, nos gocemos contemplando su manifestación, sin temor ni vergüenza.

Por tanto, te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:

Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

Te damos gracias, oh Dios, por la bondad y el amor que tú nos has manifestado en la creación; en el llamado a Israel para ser tu pueblo; en tu Verbo revelado a través de los profetas; y, sobre todo, en el Verbo hecho carne,  Jesús, tu Hijo. Pues en la plenitud de los tiempos le has enviado para que se encarnara de María la Virgen a fin de ser el Salvador y Redentor del mundo. En él, nos has librado del mal, y nos has hecho dignos de estar en tu presencia. En él, nos has sacado del error a la verdad, del pecado a la rectitud, y de la muerte a la vida.

En la víspera de su muerte por nosotros, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memorial mío".

Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío".

Por tanto, oh Padre, según su mandato,

Recordamos su muerte,
Proclamamos su resurrección,
Esperamos su venida en gloria;

Y te ofrecemos nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias, Señor de todos; ofreciéndote, de tu creación, este pan y este vino.

Te suplicamos, Dios bondadoso, que envíes tu Espíritu Santo sobre estos dones, para que sean el Sacramento del Cuerpo de Cristo y su Sangre del nuevo Pacto. Unenos a tu Hijo en su sacrificio, a fin de que, por medio de él, seamos aceptables, siendo santificados por el Espíritu Santo. En la plenitud de los tiempos, sujeta todas las cosas a tu Cristo y llévanos a la patria celestial donde, con todos tus santos, entremos en la herencia eterna de tus hijos; por Jesucristo nuestro Señor, el primogénito de toda la creación, la cabeza de la Iglesia, y el autor de nuestra salvación.

Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre.

AMEN.

Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó:

Padre nuestro tú que estás en los que aman la verdad,
has que el reino que por Ti se dio llegue pronto a nuestro corazón,
que el amor, que tu hijo, nos dejó, ese amor... reine ya en nosotros.

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.

Y en el pan de la unidad, Cristo danos Tú la paz y olvídate de nuestro mal,
si olvidamos el de los demás, no permitas, que caigamos en tentación...
oh señor... y ten piedad... del mundo.

Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
¡Celebremos la fiesta!

Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.

Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
danos tu paz.

Los Dones de Dios para el Pueblo de Dios. Tómenlos en memoria de que Cristo murió por ustedes, y aliméntense de él en sus corazones, por fe y con agradecimiento.

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Saludo a Jesús Sacramentado

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma,  pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. 

Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.   

Oh Pan celestial, gran Sacramento, te adoro y te alabo en todo momento.

Amén.

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HIMNO

Con hambre y sed, Señor,
yo vengo a ti.
Me postro humilde hoy ante tu altar;
Da a mi alma el santo sostén
Para que pueda salvación hallar.

Inspira en mí tu gracia celestial:
Ven hoy a mí, divino Salvador.
Haz que en tu luz yo pueda siempre andar,
Y busque fiel la senda de tu amor.

¡Oh Salvador! Escucha con piedad
Al elevar mi humilde petición;
Dame tu vida en este vino y pan,
Dame tu paz, amor y bendición.

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Oremos.

Eterno Dios, Padre celestial,
en tu bondad nos has aceptado
como miembros vivos de tu Hijo,
nuestro Salvador Jesucristo;
nos has nutrido con alimento espiritual
en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Envíanos ahora en paz al mundo;
revístenos de fuerza y de valor para amarte
y servirte con alegría y sencillez de corazón;
por Cristo nuestro Señor.

AMÉN.

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BENDICIÓN DE ADVIENTO

Que el Sol de la Justicia brille sobre ustedes
y disipe las tinieblas a su paso;
y la bendición de Dios todopoderoso,
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
sea con ustedes y permanezca siempre con ustedes.
Amén.

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DESPEDIDA

Vayan en paz para amar y servir al Señor
Demos gracias a Dios.

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HIMNO

De Jesús el nombre invoca,
búscale con vivo afán;
Dulce hará tu amarga copa,
Tus pesares cesaran.

Suave luz, manantial
De esperanza, fe y amor;
Sumo bien, celestial,
Es Jesús el Salvador.

 De Jesús el nombre adora;
Que te sirva de broquel;
Alma débil, perturbada,
Hallaras asilo en el.

Suave luz, manantial
De esperanza, fe y amor;
Sumo bien, celestial,
Es Jesús el Salvador.

De Jesús el nombre ensalza,
Cuyo sin igual poder,
Del sepulcro nos levanta,
Renovando nuestro ser.

Suave luz, manantial
De esperanza, fe y amor;
Sumo bien, celestial,
Es Jesús el Salvador.

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