QUINTO DOMINGO DE PENTECOSTÉS
Servicio y Lecturas

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Malik Jardine, Organist

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HIMNO
”Cantad y gracias dad”

Cantad y gracias dad,
¡Oh hijos de la fe!
Mostrad el signo de la paz,
La cruz de Cristo Rey.

Cantad, cantad
A Dios y gracias dad

¡Oh sabia ancianidad
Y cándida niñez!
Fervientes himnos elevad
Al Dios de todo bien.

Cantad, cantad
A Dios y gracias dad

¡Oh alegre juventud!
Edad de conquistar,
Cantad las glorias de Jesús,
Su reino propagad

Cantad, cantad
A Dios y gracias dad

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¡Aleluya! Cristo ha resucitado.
¡Es verdad! El Señor ha resucitado. ¡Aleluya!

Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor.

Amén.

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Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a quienes ama el Señor.

Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios,
Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.

Señor, Hijo único Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre: Tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
Tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros:

Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Oremos.

Señor, Hijo único Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre: Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros: Porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

Amén.

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LA PRIMERA LECTURA
2 Samuel 1:1, 17–27

Lectura del segundo libro de Samuel.

Después de la muerte de Saúl, David volvió a Siclag tras haber derrotado a los amalecitas, y allí se quedó dos días. […]

David entonó este lamento por la muerte de Saúl y de su hijo Jonatán, y ordenó que se le enseñara a la gente de Judá. Este lamento se halla escrito en el Libro del Justo:

«¡Oh, Israel, herida fue tu gloria en tus montañas!
¡Cómo han caído los valientes!

No lo anuncien en Gat
ni lo cuenten en las calles de Ascalón,
para que no se alegren las mujeres filisteas,
para que no salten de gozo esas paganas.

»¡Que no caiga más sobre ustedes
lluvia ni rocío, montes de Guilboa,
pues son campos de muerte!

Allí fueron pisoteados
los escudos de los héroes.

Allí perdió su brillo
el escudo de Saúl.

 »Jamás Saúl y Jonatán volvieron
sin haber empapado espada y flechas
en la sangre y la grasa
de los guerreros más valientes.

 »Saúl y Jonatán, amados y queridos,
ni en su vida ni en su muerte
estuvieron separados.

¡Más veloces eran que las águilas!
¡Más fuertes que los leones!

 »¡Hijas de Israel, lloren por Saúl,
que las vestía de púrpura y lino fino,
que las adornaba con brocados de oro!

¡Cómo han caído los valientes
en el campo de batalla!

¡Jonatán ha sido muerto
en lo alto de tus montes!
»¡Angustiado estoy por ti,
Jonatán, hermano mío!
¡Con cuánta dulzura me trataste!

Para mí tu cariño superó
al amor de las mujeres.
¡Cómo han caído los valientes!
¡Las armas han sido destruidas!»    

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

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EL SALMO
Salmo 130

De lo profundo, oh Señor, a ti clamo; Señor, escucha mi voz; *
estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.

Si tú, oh Señor, notares los delitos, *
¿quién, oh Señor, podrá mantenerse?

Mas en ti hay perdón, *
por tanto serás venerado.

Aguardo al Señor; le aguarda mi alma; *
en su palabra está mi esperanza.

Mi alma aguarda al Señor, más que los centinelas a la aurora, *
más que los centinelas a la aurora.

Oh Israel, aguarda al Señor, *
porque en el Señor hay misericordia;

Con él hay abundante redención, *
y él redimirá a Israel de todos sus pecados.

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LA SEGUNDA LECTURA
2 Corintios 8: 7–15

Lectura de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios

Pues ustedes, que sobresalen en todo: en fe, en facilidad de palabra, en conocimientos, en buena disposición para servir y en amor que aprendieron de nosotros, igualmente deben sobresalir en esta obra de caridad.

No les digo esto como un mandato; solamente quiero que conozcan la buena disposición de otros, para darles a ustedes la oportunidad de demostrar que su amor es verdadero. Porque ya saben ustedes que nuestro Señor Jesucristo, en su bondad, siendo rico se hizo pobre por causa de ustedes, para que por su pobreza ustedes se hicieran ricos.

Por el bien de ustedes les doy mi opinión sobre este asunto. Desde el año pasado, no sólo comenzaron ustedes a hacer algo al respecto, sino a hacerlo con entusiasmo. Ahora pues, dentro de sus posibilidades, terminen lo que han comenzado con la misma buena disposición que mostraron al principio, cuando decidieron hacerlo. Porque si alguien de veras quiere dar, Dios le acepta la ofrenda que él dé conforme a sus posibilidades. Dios no pide lo que uno no tiene.

No se trata de que por ayudar a otros ustedes pasen necesidad; se trata más bien de que haya igualdad. Ahora ustedes tienen lo que a ellos les falta; en otra ocasión ellos tendrán lo que les falte a ustedes, y de esta manera habrá igualdad. Como dice la Escritura: «Ni le sobró al que había recogido mucho, ni le faltó al que había recogido poco.»

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

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HIMNO
”Hoy es día de reposo”

Hoy es día de reposo,
De alabanza y de solaz.
Tiempo santo, venturoso
Que nos brinda dulce paz.
Este día señalado
Con el triunfo del amor;
Nuestra Iglesia ha consagrado
Como día del Señor.

Demos cantos de alegría
Al Autor de todo bien,
Al que nuestros pasos guía
Por la senda del Edén.
Disfrutemos gratamente
Del descanso semanal,
Esperando con fe ardiente
El reposo celestial.

Los que a Ti nos allegamos
Por Jesús, Dios de verdad,
Hoy alegres alabamos
Tu grandeza y Tu bondad.
Y en nuestra alma llevaremos
Con piedad y devoción
El recuerdo que tenemos
De tu gran Resurrección.

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EL EVANGELIO
San Marcos 5:21–43

El Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!

Cuando Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, se le reunió mucha gente, y él se quedó en la orilla. En esto llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, que al ver a Jesús se echó a sus pies y le rogó mucho, diciéndole: —Mi hija se está muriendo; ven a poner tus manos sobre ella, para que sane y viva.

Jesús fue con él, y mucha gente lo acompañaba apretujándose a su alrededor. Entre la multitud había una mujer que desde hacía doce años estaba enferma, con derrames de sangre. Había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía, sin que le hubiera servido de nada. Al contrario, iba de mal en peor. Cuando oyó hablar de Jesús, esta mujer se le acercó por detrás, entre la gente, y le tocó la capa. Porque pensaba: «Tan sólo con que llegue a tocar su capa, quedaré sana.» Al momento, el derrame de sangre se detuvo, y sintió en el cuerpo que ya estaba curada de su enfermedad. Jesús, dándose cuenta de que había salido poder de él, se volvió a mirar a la gente, y preguntó: —¿Quién me ha tocado la ropa?

Sus discípulos le dijeron: —Ves que la gente te oprime por todos lados, y preguntas “¿Quién me ha tocado?”

Pero Jesús seguía mirando a su alrededor, para ver quién lo había tocado. Entonces la mujer, temblando de miedo y sabiendo lo que le había pasado, fue y se arrodilló delante de él, y le contó toda la verdad. Jesús le dijo: —Hija, por tu fe has sido sanada. Vete tranquila y curada ya de tu enfermedad.

Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegaron unos de casa del jefe de la sinagoga a decirle al padre de la niña: —Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestar más al Maestro?

Pero Jesús, sin hacer caso de ellos, le dijo al jefe de la sinagoga: —No tengas miedo; cree solamente.

Y no dejó que lo acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga y ver el alboroto y la gente que lloraba y gritaba, entró y les dijo: —¿Por qué hacen tanto ruido y lloran de esa manera? La niña no está muerta, sino dormida.

La gente se rió de Jesús, pero él los hizo salir a todos, y tomando al padre, a la madre y a los que lo acompañaban, entró a donde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo: —Talitá, cum (que significa: «Muchacha, a ti te digo, levántate»).

Al momento, la muchacha, que tenía doce años, se levantó y echó a andar. Y la gente se quedó muy admirada. Pero Jesús ordenó severamente que no se lo contaran a nadie, y luego mandó que dieran de comer a la niña.

El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor.

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El SERMÓN

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EL CREDO NICENO

Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador de cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.

Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos: 
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros y por nuestra salvación
bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre.

Por nuestra causa
fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado.
Resucitó al tercer día,
según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creemos en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creemos en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.

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ORACIÓN DE FIELES (Fórmula VI)

En paz oramos a ti, Señor Dios.

Silencio

Por todos los seres humanos en su vida y trabajo diarios;
Por nuestras familias, amigos y vecinos, y por los que están solos.

Por esta comunidad, por esta nación, y por el mundo entero;
Por cuantos trabajan por la justicia, la libertad y la paz.

Por el uso justo y adecuado de tu creación;
Por las víctimas del hambre, el temor, la injusticia y la opresión.

Por cuantos se hallan en peligro, tristeza, o cualquier otra adversidad;
Por los que ministran a los enfermos, a los desamparados y a los necesitados.

Por la paz y unidad de la Iglesia de Dios;
Por todos los que proclaman el Evangelio, y cuantos buscan la Verdad.

Por Michael nuestro Primado, por  Andy, Allen, and Mary  nuestros obispos, y por todos los obispos y demás ministros;
Por todos los que sirven a Dios en su Iglesia.

Por las necesidades e intereses especiales de esta congregación.

Pausa

Atiéndenos, Señor;
Porque grande es tu misericordia.

Te damos gracias, Señor, por todas las bendiciones de esta vida.

Pausa

Te exaltaremos, oh Dios nuestro Rey;
Y alabaremos tu Nombre para siempre.

Te pedimos por todos los que han muerto, para que tengan un lugar en tu reino eterno.

Pausa

Señor, concédeles tu misericordia;
Porque en ti han confiado.

También te pedimos por el perdón de nuestros pecados.

Silencio

Ten misericordia de nosotros, Padre de toda bondad; en tu compasión perdona nuestros pecados, los conocidos y los desconocidos; lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. Sustenta a tus siervos con tu Espíritu,  para que vivamos y te sirvamos en novedad de vida, para honra y gloria de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, perdone todos sus pecados por Jesucristo nuestro Señor, les fortalezca en toda bondad y, por el poder del Espíritu Santo, les conserve en la vida eterna.

Amén.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy": No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre.

Amén.

La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.

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LOS ANUNCIOS

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SANTA COMUNIÓN

Anden en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios. (Efesios 5:2)

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HIMNO
”Al verdadero Dios”

Al verdadero Dios,
Dad gloria, prez y honor,
Pues, era y es y ha de ser
El mismo dios.
El único eternal;
De cuanto existe, autor,
Principio y fin, dios inmortal,
De la creación.

 Sin forma material,
Al mundo formas dio,
Su santidad jamás tendra
Comparación.
Es Dios, Señor y rey
De toda creación;
Su voluntad es siempre ley,
Gran regidor.

Eterna vida en nos
Le plugo a él donar;
De amor por siempre el corazón,
Sus frutos da.
Al verdadero dios,
Dad gloria, prez y honor,
Pues era, es y ha de ser
El mismo dios.

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.

Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.

En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.

Porque tú eres fuente de luz y vida; nos hiciste a tu imagen, y nos llamaste a nueva vida en nuestro Señor Jesucristo.

Por tanto, te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:

Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

Te damos gracias, oh Dios, por la bondad y el amor que tú nos has manifestado en la creación; en el llamado a Israel para ser tu pueblo; en tu Verbo revelado a través de los profetas; y, sobre todo, en el Verbo hecho carne,  Jesús, tu Hijo. Pues en la plenitud de los tiempos le has enviado para que se encarnara de María la Virgen a fin de ser el Salvador y Redentor del mundo. En él, nos has librado del mal, y nos has hecho dignos de estar en tu presencia. En él, nos has sacado del error a la verdad, del pecado a la rectitud, y de la muerte a la vida.

En la víspera de su muerte por nosotros, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memorial mío".

Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío".

Por tanto, oh Padre, según su mandato,

Recordamos su muerte,
Proclamamos su resurrección,
Esperamos su venida en gloria;

Y te ofrecemos nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias, Señor de todos; ofreciéndote, de tu creación, este pan y este vino.

Te suplicamos, Dios bondadoso, que envíes tu Espíritu Santo sobre estos dones, para que sean el Sacramento del Cuerpo de Cristo y su Sangre del nuevo Pacto. Unenos a tu Hijo en su sacrificio, a fin de que, por medio de él, seamos aceptables, siendo santificados por el Espíritu Santo. En la plenitud de los tiempos, sujeta todas las cosas a tu Cristo y llévanos a la patria celestial donde, con todos tus santos, entremos en la herencia eterna de tus hijos; por Jesucristo nuestro Señor, el primogénito de toda la creación, la cabeza de la Iglesia, y el autor de nuestra salvación.

Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre.

AMEN.

Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó:

Padre nuestro tú que estás en los que aman la verdad, has que el reino que por Ti se dio llegue pronto a nuestro corazón, que el amor, que tu hijo, nos dejó, ese amor... reine ya en nosotros.

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.

Y en el pan de la unidad, Cristo danos Tú la paz y olvídate de nuestro mal, si olvidamos el de los demás, no permitas, que caigamos en tentación... oh señor... y ten piedad... del mundo.

Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
¡Celebremos la fiesta!

Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros, ten piedad de nosotros. (2)

Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
danos la paz, danos la paz.

Los Dones de Dios para el Pueblo de Dios. Tómenlos en memoria de que Cristo murió por ustedes, y aliméntense de él en sus corazones, por fe y con agradecimiento.

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Saludo a Jesús Sacramentado

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, 
pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti.

Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén.   

Oh, Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, aquí presente en el Santísimo Sacramento del altar, creo todo lo que Tu, mi Señor, me habéis revelado.

Arrepentido de todos mis pecados, esperando en Ti que nunca permite que sea confundido, agradeciendo por este don supremo, te amo sobre todas las cosas en este Sacramento de vuestro amor, adorándote en el misterio profundo de vuestra humildad, te manifiesto y hago patente todas las heridas y miserias de mi pobre corazón y te pido me des todo lo que necesito y deseo.

Pero tan solo te necesito a Ti, oh, Dios mío, tan solo te deseo a Ti, necesito tu gracia y la gracia de usarla debidamente, deseo tenerte en esta vida y también en la otra vida.

Bendito seas, oh poder divino de Corazón paternal, nos has dado el don más precioso que es el del Santísimo Sacramento.

Oh Pan celestial, gran Sacramento, te adoro y te alabo en todo momento. (repítase después de cada alabanza.)

Bendita seas, oh, Sabiduría del Verbo Divino, que todo lo sabe y lo ordenas, y que nos has preparado una comida muy exquisita, que es este Santísimo Sacramento.

Bendito seas, oh, Dios mío, que en tu inefable dulzura de amor te has transformado en este pan para darnos como el más dulce manjar.

Bendito seas, oh, Dios mío, que has encerrado todo tus inmensurable ser en esta humilde forma de pan terrenal. ¡Oh, Trinidad Santísima!

Amén.

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HIMNO
”Jerusalén, despierta ya”

Jerusalén, despierta ya;
De hosannas oye el clamor,
Tu redención cercana está
Las puertas abre al Salvador.

Humilde y manso viene a ti,
Sin mundanal ostentación
Raíz gloriosa de Isaí,
Que hereda el trono de Sión.

Recibe grata al adalid,
Que pueblos viene a conquistar;
Tal Gloria nunca el rey David
Logró en sus tiempos alcanzar.

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Oremos.

Eterno Dios, Padre celestial,
en tu bondad nos has aceptado
como miembros vivos de tu Hijo,
nuestro Salvador Jesucristo;
nos has nutrido con alimento espiritual
en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Envíanos ahora en paz al mundo;
revístenos de fuerza y de valor para amarte
y servirte con alegría y sencillez de corazón;
por Cristo nuestro Señor.

AMÉN.

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LA BENDICIÓN

El Señor nos bendiga y nos guarde.
El Señor haga resplandecer su rostro sobre nosotros y tenga piedad de nosotros.
El Señor alce su rostro sobre nosotros y nos conceda paz.
Amén.

Y la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo sea con ustedes y permanezca con ustedes para siempre.
Amén.

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Vayan en paz para amar y servir al Señor.
Demos gracias a Dios.

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HIMNO
”Doquiera brille el astro sol”

Doquiera brille el astro sol,
Cristo su reino formará
Y cada dia su extensión
Constantemente crecerá.

Toda oración irá hacia él,
Y glorias mil se le darán,
Dulce oblación será también
En el misterio del altar.

Millares de almas, por doquier,
Viven felices en su amor;
Y tiernas voces danle prez,
Por las bondades que él les dio.

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