SÉPTIMO DOMINGO DE PASCUA
Servicio y Lecturas
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Malik Jardine, Organist
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HIMNO
”Oh puertas de marfil”
¡Oh puertas de marfil
Del templo de mi Dios!
Al rey de gloria paso dad
Que vuelve vencedor.
Infierno y muerte ya
Por siempre domino;
¡abríos, cielos, recibid
A nuestro Salvador!
El es el Nuevo Adán,
El santo Redentor,
El muy deseado de Israel,
La estrella de Jacob.
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¡Aleluya! Cristo ha resucitado.
¡Es verdad! El Señor ha resucitado. ¡Aleluya!
Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor. Amén. Amén.
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Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios,
Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre: Tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
Tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros:
Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Oremos.
Oh Dios, Rey de la gloria, que con gran triunfo exaltaste a tu único Hijo Jesucristo a tu reino celestial: No nos dejes desconsolados, mas envíanos tu Espíritu Santo para fortalecernos y exaltarnos al mismo lugar, adonde nuestro Salvador Cristo nos ha precedido; quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, en gloria eterna.
Amén.
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LA PRIMERA LECTURA
Hechos 1:15–17, 21–26
Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles.
Por aquellos días Pedro se dirigió a los hermanos reunidos, que eran como ciento veinte personas, y les dijo: «Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo, por medio de David, ya había dicho en la Escritura acerca de Judas, el que sirvió de guía a los que arrestaron a Jesús. Pues Judas era uno de los nuestros, y tenía parte en nuestro trabajo. […]
»Tenemos aquí hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús estuvo entre nosotros, desde que fue bautizado por Juan hasta que subió al cielo. Es necesario, pues, que uno de ellos sea agregado a nosotros, para que junto con nosotros dé testimonio de que Jesús resucitó.»
Entonces propusieron a dos: a José, llamado Barsabás, y llamado tam–bién Justo, y a Matías. Y oraron así: «Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos cuál de estos dos has escogido para que tome a su cargo el servicio de apóstol que Judas perdió por su pecado, cuando se fue al lugar que le correspondía.»
Lo echaron a la suerte, y ésta favoreció a Matías, quien desde aquel momento quedó agregado a los once apóstoles.
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
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EL SALMO
Salmo 1
Bienaventurado el que no anduvo en consejo de malos, *
ni estuvo en camino de Pecadores,
ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley del Señor está su delicia, *
y en su ley medita de día y de noche.
Será como el árbol plantado junto a corrientes de aguas,
que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae, *
y todo lo que hace prosperará.
No así los malos, no así, *
que son como el tamo que arrebata el viento.
Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, *
ni los pecadores en la congregación de los justos;
Porque el Señor conoce el camino de los justos, *
mas la senda de los malos perecerá.
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LA SEGUNDA LECTURA
1 San Juan 5:9–13
Lectura de la Primera Carta de San Juan.
Aceptamos el testimonio de los hombres, pero el testimonio de Dios es de mucho más valor, porque consiste en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, lleva este testimonio en su propio corazón; el que no cree en Dios, lo hace aparecer como mentiroso, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Este testimonio es que Dios nos ha dado vida eterna, y que esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo de Dios, tiene también esta vida; pero el que no tiene al Hijo de Dios, no la tiene.
Les escribo esto a ustedes que creen en el Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
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HIMNO
”¡Cristo vive! nunca más”
¡Cristo vive! nunca más
Causará la muerte pena.
¡Cristo vive! Desde hoy
Ya el sepulcro no encadena.
¡Aleluya!
¡Cristo vive! aunque murió
Alcanzó triunfal victoria;
Parte en ella el nos da:
Demos, pues, a Cristo gloria.
¡Aleluya!
¡Cristo vive! el corazón
Sabe bien que él es su suerte;
Nunca nos separarán
De su amor, vida ni muerte.
¡Aleluya!
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EL EVANGELIO
San Juan 17: 6–19
El Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!
Jesús oró por sus discípulos diciendo: «A los que escogiste del mundo para dármelos, les he hecho saber quién eres. Eran tuyos, y tú me los diste, y han hecho caso de tu palabra. Ahora saben que todo lo que me diste viene de ti; pues les he dado el mensaje que me diste, y ellos lo han aceptado. Se han dado cuenta de que en verdad he venido de ti, y han creído que tú me enviaste.
»Yo te ruego por ellos; no ruego por los que son del mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. Todo lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es mío; y mi gloria se hace visible en ellos.
»Yo no voy a seguir en el mundo, pero ellos sí van a seguir en el mundo, mientras que yo me voy para estar contigo. Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado, para que estén completamente unidos, como tú y yo. Cuando yo estaba con ellos en este mundo, los cuidaba y los protegía con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado. Y ninguno de ellos se perdió, sino aquel que ya estaba perdido, para que se cumpliera lo que dice la Escritura.
»Ahora voy a donde tú estás; pero digo estas cosas mientras estoy en el mundo, para que ellos se llenen de la misma perfecta alegría que yo tengo. Yo les he comunicado tu palabra, pero el mundo los odia porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los protejas del mal. Así como yo no soy del mundo, ellos tampoco son del mundo. Conságralos a ti mismo por medio de la verdad; tu palabra es la verdad. Como me enviaste a mí entre los que son del mundo, también yo los envío a ellos entre los que son del mundo. Y por causa de ellos me consagro a mí mismo, para que también ellos sean consagrados por medio de la verdad.»
El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor.
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El SERMÓN
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EL CREDO NICENO
Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador de cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.
Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros y por nuestra salvación
bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre.
Por nuestra causa
fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado.
Resucitó al tercer día,
según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creemos en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creemos en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.
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ORACIÓN DE FIELES (Fórmula III)
Padre, te suplicamos por tu santa Iglesia Católica.
Que todos seamos uno.
Concede que todos los miembros de la Iglesia te sirvan en verdad y humildad.
Que tu Nombre sea glorificado por todo el género humano.
Te pedimos por todos los obispos, presbíteros y diáconos.
Que sean fieles ministros de tu Palabra y Sacramentos.
Te pedimos por cuantos gobiernan
y ejercen autoridad en todas las naciones del mundo.
Que haya justicia y paz en la tierra.
Danos gracia para hacer tu voluntad en todo cuanto emprendamos.
Que nuestras obras sean agradables a tus ojos.
Ten compasión de los que sufren de dolor o angustia.
Que sean librados de sus aflicciones.
Otorga descanso eterno a los difuntos.
Que sobre ellos resplandezca la luz perpetua.
Te alabamos por tus santos que han entrado en el gozo del Señor.
Que también nosotros tengamos parte en tu reino celestial.
Oremos por nuestras necesidades y las necesidades de los demás.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy": No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre. Amén.
La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
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LOS ANUNCIOS
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SANTA COMUNIÓN
Anden en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios. (Efesios 5:2)
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HIMNO
”Jesús excelso, Rey de lo creado”
Jesús excelso, Rey de lo creado,
Amante Dios y buen Señor
Te amo solo a tí, y te adoro
Eres mi Gloria, luz y amor.
Bellos los campos, más aún los bosques
En la estación primaveral;
Cristo es más bello, también más puro, que
gozo al alma triste, da.
El sol es bello, más aún la luna
Y las estrellas sin igual;
Pero es Cristo el que más brilla
En todo el reino celestial.
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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.
Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.
En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.
Pero principalmente tenemos que alabarte por la gloriosa resurrección de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo; pues él es el verdadero Cordero Pascual, quien fue sacrificado por nosotros, y ha quitado los pecados del mundo. Por su muerte ha destruido la muerte, y por su resurrección a la vida, ha conquistado para nosotros la vida eterna.
Por tanto, te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:
Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Te damos gracias, oh Dios, por la bondad y el amor que tú nos has manifestado en la creación; en el llamado a Israel para ser tu pueblo; en tu Verbo revelado a través de los profetas; y, sobre todo, en el Verbo hecho carne, Jesús, tu Hijo. Pues en la plenitud de los tiempos le has enviado para que se encarnara de María la Virgen a fin de ser el Salvador y Redentor del mundo. En él, nos has librado del mal, y nos has hecho dignos de estar en tu presencia. En él, nos has sacado del error a la verdad, del pecado a la rectitud, y de la muerte a la vida.
En la víspera de su muerte por nosotros, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memorial mío".
Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío".
Por tanto, oh Padre, según su mandato,
Recordamos su muerte,
Proclamamos su resurrección,
Esperamos su venida en gloria;
Y te ofrecemos nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias, Señor de todos; ofreciéndote, de tu creación, este pan y este vino.
Te suplicamos, Dios bondadoso, que envíes tu Espíritu Santo sobre estos dones, para que sean el Sacramento del Cuerpo de Cristo y su Sangre del nuevo Pacto. Unenos a tu Hijo en su sacrificio, a fin de que, por medio de él, seamos aceptables, siendo santificados por el Espíritu Santo. En la plenitud de los tiempos, sujeta todas las cosas a tu Cristo y llévanos a la patria celestial donde, con todos tus santos, entremos en la herencia eterna de tus hijos; por Jesucristo nuestro Señor, el primogénito de toda la creación, la cabeza de la Iglesia, y el autor de nuestra salvación.
Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre.
AMEN.
Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó:
Padre nuestro tú que estás en los que aman la verdad, has que el reino que por Ti se dio llegue pronto a nuestro corazón, que el amor, que tu hijo, nos dejó, ese amor... reine ya en nosotros.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.
Y en el pan de la unidad, Cristo danos Tú la paz y olvídate de nuestro mal, si olvidamos el de los demás, no permitas, que caigamos en tentación... oh señor... y ten piedad... del mundo.
Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
¡Celebremos la fiesta!
Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros, ten piedad de nosotros. (2)
Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
danos la paz, danos la paz.
Los Dones de Dios para el Pueblo de Dios. Tómenlos en memoria de que Cristo murió por ustedes, y aliméntense de él en sus corazones, por fe y con agradecimiento.
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Saludo a Jesús Sacramentado
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti.
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén.
Oh, Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, aquí presente en el Santísimo Sacramento del altar, creo todo lo que Tu, mi Señor, me habéis revelado.
Arrepentido de todos mis pecados, esperando en Ti que nunca permite que sea confundido, agradeciendo por este don supremo, te amo sobre todas las cosas en este Sacramento de vuestro amor, adorándote en el misterio profundo de vuestra humildad, te manifiesto y hago patente todas las heridas y miserias de mi pobre corazón y te pido me des todo lo que necesito y deseo.
Pero tan solo te necesito a Ti, oh, Dios mío, tan solo te deseo a Ti, necesito tu gracia y la gracia de usarla debidamente, deseo tenerte en esta vida y también en la otra vida.
Bendito seas, oh poder divino de Corazón paternal, nos has dado el don más precioso que es el del Santísimo Sacramento.
Oh Pan celestial, gran Sacramento, te adoro y te alabo en todo momento. (repítase después de cada alabanza.)
Bendita seas, oh, Sabiduría del Verbo Divino, que todo lo sabe y lo ordenas, y que nos has preparado una comida muy exquisita, que es este Santísimo Sacramento.
Bendito seas, oh, Dios mío, que en tu inefable dulzura de amor te has transformado en este pan para darnos como el más dulce manjar.
Bendito seas, oh, Dios mío, que has encerrado todo tus inmensurable ser en esta humilde forma de pan terrenal. ¡Oh, Trinidad Santísima!
Amén.
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HIMNO
”Cantemos al amor de los amores”
Cantemos al Amor de los Amores:
cantemos al Señor,
¡Dios está aquí!
venid adoradores, adoremos,
a Cristo Redentor.
¡Gloria a Cristo Jesús!
¡Cielo y tierra, bendecid al señor!
¡Honor y gloria a Ti, Rey de la Gloria!
Amor por siempre a Ti
Dios del Amor.
Los que buscáis solaz a vuestras penas y
Alivio en el dolor,
Dios está aquí y vierte
A manos llenas mil tesoros divides con amor.
¡Gloria a Cristo Jesús!
¡Cielo y tierra, bendecid al señor!
¡Honor y gloria a Ti, Rey de la Gloria!
Amor por siempre a Ti
Dios del Amor.
Que abrace nuestro ser la viva llama
del más ferviente amor.
¡Dios está aquí!
Ésta porque nos ama como padre,
amigo y bienhechor.
¡Gloria a Cristo Jesús!
¡Cielo y tierra, bendecid al señor!
¡Honor y gloria a Ti, Rey de la Gloria!
Amor por siempre a Ti
Dios del Amor.
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Oremos.
Eterno Dios, Padre celestial,
en tu bondad nos has aceptado
como miembros vivos de tu Hijo,
nuestro Salvador Jesucristo;
nos has nutrido con alimento espiritual
en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Envíanos ahora en paz al mundo;
revístenos de fuerza y de valor para amarte
y servirte con alegría y sencillez de corazón;
por Cristo nuestro Señor.
AMÉN.
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LA BENDICIÓN
Que el Dios Todopoderoso,
que nos redimió y nos hizo sus hijos
mediante la resurrección de su Hijo nuestro Señor,
les conceda las riquezas de su bendición.
Amén.
Que Dios, que por el agua del bautismo
nos ha levantado del pecado a una vida nueva,
te haga santo y digno de estar unido a Cristo para siempre.
Amén.
Que Dios, que nos ha sacado de la esclavitud del pecado
a la libertad verdadera y duradera en el Redentor,
te lleve a tu herencia eterna.
Amén.
Y la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo
sea con ustedes y permanezca con ustedes para siempre.
Amén.
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Vayan en paz para amar y servir al Señor.
Demos gracias a Dios.
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HIMNO
”Ya la batalla terminó”
¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!
Ya la batalla terminó,
Ya la Victoria se ganó,
Sube canción al vencedor. ¡Aleluya!
Fuerte, la muerte combatió,
Cristo más fuerte la venció,
Gritos ufanos pregonad. ¡Aleluya!
Idos los días de pesar,
Ved al Señor resucitar,
Su gloria, fieles, celebrad. ¡Aleluya!
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