LA SANTA EUCARISTIA
RITO DE ENTRADA
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HIMNO: Cantad al Señor un cántico nuevo
Cantad al Señor un cántico nuevo,
Cantad al Señor un cántico nuevo,
Cantad al Señor un cántico nuevo,
Cantad al Señor, Cantad al Señor.
El es creador y dueño de todo,
El es Creador y dueño de todo,
El es Creador y dueño de todo;
Cantad al Señor, Cantad al Señor.
Cantad a Jesús porque El es digno,
Cantad a Jesús porque El es digno
Cantad a Jesús porque El es digno
Cantad al Señor, Cantad al Señor.
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Saludo de bienvenida
El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Oremos.
Dios Todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no ascendió al gozo de su presencia sin antes padecer, ni entro en gloria si antes ser crucificado. concédenos por tu misericordia, que nosotros, caminando por la vía de la cruz, encontremos que esta es la vía de la vida y de la paz; ahora Señor te pedimos que bendigas estas plantas que tenemos en frente de notros para que ellas sean un recordatorio de tu presencia en nuestros hogares en medio de toda esta calamidad de salud por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
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LA ACLAMACIÓN DE ENTRADA
Bendigan al Señor, quien perdona todos nuestros pecados.
Para siempre es su misericordia.
El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Oremos.
Dios omnipotente y eterno, en tu tierno amor hacia el género humano, enviaste a tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo para asumir nuestra naturaleza, y padecer muerte en la cruz, mostrándonos ejemplo de su gran humildad: Concédenos, en tu misericordia, que caminemos por el sendero de su padecimiento y participemos también en su resurrección; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
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LITURGIA DE LA PALABRA
San Mateo 11:1–11
Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!
Cuando ya estaban cerca de Jerusalén, al aproximarse a los pueblos de Betfagé y Betania, en el Monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: —Vayan a la aldea que está enfrente, y al entrar en ella encontrarán un burro atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les pregunta por qué lo hacen, díganle que el Señor lo necesita y que en seguida lo devolverá.
Fueron, pues, y encontraron el burro atado en la calle, junto a una puerta, y lo desataron.
Algunos que estaban allí les preguntaron: —¿Qué hacen ustedes? ¿Por qué desatan el burro?
Ellos contestaron lo que Jesús les había dicho; y los dejaron ir. Pusieron entonces sus capas sobre el burro, y se lo llevaron a Jesús. Y Jesús montó. Muchos tendían sus capas por el camino, y otros tendían ramas que habían cortado en el campo. Y tanto los que iban delante como los que iban detrás, gritaban: —¡Hosana! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que viene, el reino de nuestro padre David! ¡Hosana en las alturas!
Entró Jesús en Jerusalén y se dirigió al templo. Miró por todas partes y luego se fue a Betania con los doce discípulos, porque ya era tarde.
Lector: El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor.
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EL SALMO
Salmo 118:1–2, 19–29
Den gracias al Señor, porque él es bueno;*
para siempre es su misericordia.
Diga ahora Israel:*
“Para siempre es su misericordia”.
Abranme las puertas de justicia;*
entraré por ellas, y daré gracias al Señor.
“Esta es la puerta del Señor;*
por ella entrarán los justos”.
Daré gracias porque me respondiste,*
y me has sido de salvación.
La misma piedra que desecharon los edificadores,*
ha venido a ser la cabeza del ángulo.
Esto es lo que ha hecho el Señor,*
y es maravilloso a nuestros ojos.
Este es el día en que actuó el Señor;*
regocijémonos y alegrémonos en él.
¡Hosanna, oh Señor, hosanna! *
Señor, danos ahora la prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor;*
desde la casa del Señor le bendecimos.
Dios es el Señor; nos ha iluminado;*
formen una procesión con ramos hasta los cuernos del altar.
“Tú eres mi Dios; te daré gracias;*
tú eres mi Dios; te ensalzaré”.
Den gracias al Señor porque es bueno;*
para siempre es su misericordia.
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Primera Lectura
Isaías 50:4–9a
Lectura del Libro de Isaías.
El Señor me ha instruido para que yo consuele a los cansados con palabras de aliento. Todas las mañanas me hace estar atento para que escuche dócilmente.
El Señor me ha dado entendimiento,
y yo no me he resistido ni le he vuelto las espaldas.
Ofrecí mis espaldas para que me azotaran y dejé que me arrancaran la barba.
No retiré la cara de los que me insultaban y escupían.
El Señor es quien me ayuda: por eso no me hieren los insultos;
por eso me mantengo firme como una roca,
pues sé que no quedaré en ridículo.
A mi lado está mi defensor:
¿Alguien tiene algo en mi contra?
¡Vayamos juntos ante el juez!
¿Alguien se cree con derecho a acusarme?
¡Que venga y me lo diga!
El Señor es quien me ayuda;
¿quién podrá condenarme?
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
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EL SALMO
Salmo 31:9–16
Ten misericordia de mí, oh Señor,
que estoy en angustia; *
se han consumido de tristeza mis ojos,
mi garganta también y mi vientre;
Porque mi vida se va gastando de dolor,
y mis años de suspirar; *
se agotan mis fuerzas a causa de mi aflicción,
y mis huesos se han consumido.
De todos mis enemigos he sido oprobio,
y de mis vecinos mucho más,
y pavor a mis conocidos; *
los que me ven fuera huyen de mí.
He sido olvidado como un muerto,
desechado de toda memoria; *
he venido a ser como un vaso quebrado.
Porque he oído el cuchicheo de muchos;
“por todos lados hay miedo”; *
consultan juntos contra mí;
conspiran para quitarme la vida.
Mas yo en ti confío, oh Señor; *
dije: “Tú eres mi Dios.
En tu mano está mi destino; *
líbrame de la mano de mis enemigos,
y de mis perseguidores.
Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; *
sálvame por tu misericordia”.
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La Epístola
Filipenses 2:5–11
Lectura de la Carta de San Pablo a los Filipenses.
Tengan unos con otros la manera de pensar propia de quien está unido a Cristo Jesús, el cual: Aunque existía con el mismo ser de Dios, no se aferró a su igualdad con él, sino que renunció a lo que era suyo y tomó naturaleza de siervo.
Haciéndose como todos los hombres y presentándose como un hombre cualquiera, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, hasta la muerte en la cruz.
Por eso Dios le dio el más alto honor y el más excelente de todos los nombres, para que, ante ese nombre concedido a Jesús, doblen todos las rodillas en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra, y todos reconozcan que Jesucristo es Señor,para gloria de Dios Padre.
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
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HIMNO: Cantemos al Creador un himno de alegría
Cantemos al Creador un himno de alegría,
feliz canción de amor al nacer
el nuevo día El hizo cielo y mar, el sol y
las estrellas, y en Ellos vio bondad,
pues sus obras eran bellas.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Cantemos al Creador. ¡Aleluya!
Cantemos al Creador un himno de
alabanza que exprese nuestro amor,
nuestra fe, y esperanza.
También la creación pregona la grandeza;
con nuestro fiel cantar anunciemos su belleza.
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La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
según San Marcos 15:1–39
Y LUEGO por la mañana, habiendo tenido consejo los príncipes de los sacerdotes con los ancianos, y con los escribas, y con todo el concilio, llevaron á Jesús atado, y le entregaron á Pilato.
Y Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los Judíos?
Y respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.
Y los príncipes de los sacerdotes le acusaban mucho.
Y le preguntó otra vez Pilato, diciendo: ¿No respondes algo?
Mira de cuántas cosas te acusan.
Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba.
Empero en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen. Y había uno, que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían hecho muerte en una revuelta. Y viniendo la multitud, comenzó á pedir hiciese como siempre les había hecho.
Y Pilato les respondió, diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los Judíos? Porque conocía que por envidia le habían entregado los príncipes de los sacerdotes. Mas los príncipes de los sacerdotes incitaron á la multitud, que les soltase antes á Barrabás.
Y respondiendo Pilato, les dice otra vez: ¿Qué pues queréis que haga del que llamáis Rey de los Judíos?
Y ellos volvieron á dar voces: Crucifícale.
Mas Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho?
Y ellos daban más voces: Crucifícale.
Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó á Barrabás, y entregó á Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado.
Entonces los soldados le llevaron dentro de la sala, es á saber al Pretorio; y convocan toda la cohorte. Y le visten de púrpura; y poniéndole una corona tejida de espinas, comenzaron luego á saludarle: Salve, Rey de los Judíos! Y le herían en la cabeza con una caña, y escupían en él, y le adoraban hincadas las rodillas. Y cuando le hubieron escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le vistieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle.
Y cargaron á uno que pasaba, Simón Cireneo, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, para que llevase su cruz. Y le llevan al lugar de Gólgotha, que declarado quiere decir: Lugar de la Calavera. Y le dieron á beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó. Y cuando le hubieron crucificado, repartieron sus vestidos, echando suertes sobre ellos, qué llevaría cada uno.
Y era la hora de las tres cuando le crucificaron. Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDIOS. Y crucificaron con él dos ladrones, uno á su derecha, y el otro á su izquierda. Y se cumplió la Escritura, que dice: Y con los inicuos fué contado. Y los que pasaban le denostaban, meneando sus cabezas, y diciendo: Ah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo edificas, sálvate á ti mismo, y desciende de la cruz.
Y de esta manera también los príncipes de los sacerdotes escarneciendo, decían unos á otros, con los escribas: A otros salvó, á sí mismo no se puede salvar. El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le denostaban.
Y cuando vino la hora de sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora de nona.
Y á la hora de nona, exclamó Jesús á gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabachthani? que declarado, quiere decir: Dios mío, Díos mío, ¿por qué me has desamparado?
Y oyéndole unos de los que estaban allí, decían: He aquí, llama á Elías.
Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dió á beber, diciendo: Dejad, veamos si vendrá Elías á quitarle.
Mas Jesús, dando una grande voz, espiró.
Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de alto á bajo.
Y el centurión que estaba delante de él, viendo que había espirado así clamando, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios.
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Sermón
Padre Luis Enrique Gómez
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La Oración de los FieleS
En paz oramos a ti, Señor Dios.
Silencio
Padre, te suplicamos por tu santa Iglesia Católica.
Que todos seamos uno.
Concede que todos los miembros de la Iglesia te sirvan en verdad y humildad.
Que tu Nombre sea glorificado por todo el género humano.
Te pedimos por todos los obispos, presbíteros y diáconos.
Que sean fieles ministros de tu Palabra y Sacramentos.
Te pedimos por cuantos gobiernan y ejercen autoridad
en todas las naciones del mundo.
Que haya justicia y paz en la tierra.
Danos gracia para hacer tu voluntad en todo cuanto emprendamos.
Que nuestras obras sean agradables a tus ojos.
Ten compasión de los que sufren de dolor o angustia.
Que sean librados de sus aflicciones.
Otorga descanso eterno a los difuntos.
Que sobre ellos resplandezca la luz perpetua.
Te alabamos por tus santos que han entrado en el gozo del Señor.
Que también nosotros tengamos parte en tu reino celestial.
Oremos por nuestras necesidades y las necesidades de los demás.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy": No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre.
Amén.
Confesemos nuestros pecados contra Dios y contra nuestro prójimo.
silencio
Dios de misericordia,
confesamos que hemos pecado contra ti
por pensamiento, palabra y obra,
por lo que hemos hecho
y lo que hemos dejado de hacer.
No te hemos amado con todo el corazón;
no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Sincera y humildemente nos arrepentimos.
Por amor de tu Hijo Jesucristo,
ten piedad de nosotros y perdónanos;
así tu voluntad será nuestra alegría
y andaremos por tus caminos,
para gloria de tu Nombre. Amén.
Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, perdone todos sus pecados por Jesucristo nuestro Señor, les fortalezca en toda bondad y, por el poder del Espíritu Santo, les conserve en la vida eterna.
Amén.
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La Paz
La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
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La Gran Plegaria Eucarística
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Ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Cristo, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su Nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no se olviden; porque de tales sacrificios se agrada Dios.
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HIMNO: EN SINCERA ADORACIÓN
En sincera adoración,
Venos llenos de dolor,
Míranos en tu bondad,
Y concédenos tu paz.
Por tu largo padecer,
Para darnos el Edén,
Desde el trono de perdón,
Oye tú nuestra oración.
Por tu nacer en Belén
Por tu vida en Nazaret,
Por tus días de ayunar,
En la triste soledad,
Por la triple tentación,
Con que el Diablo te tentó,
Desde el trono del Edén,
Fortifica nuestra fe.
Por la ola de dolor,
Que en el huerto te cubrió,
Por el vino que con hiel,
Te ofrecieron en tu sed;
Por la densa oscuridad,
Que mostró la vil maldad.
Nuestra falta de tu luz,
Cura, pronto, buen Jesús.
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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.
Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.
En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.
Por nuestro Señor Jesucristo. Por nuestros pecados fue levantado sobre la cruz, para que pudiera atraer hacia él a todo el mundo; y, por su sufrimiento y muerte, llegó a ser la fuente de salvación eterna para cuantos confían en él.
Por tanto te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:
Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Padre Santo y bondadoso: En tu amor infinito nos hiciste para ti, y cuando caímos en pecado y quedamos esclavos del mal y de la muerte, tú, en tu misericordia, enviaste a Jesucristo, tu Hijo único y eterno, para compartir nuestra naturaleza humana, para vivir y morir como uno de nosotros, y así reconciliarnos contigo, el Dios y Padre de todos.
Extendió sus brazos sobre la cruz y se ofreció en obediencia a tu voluntad, un sacrificio perfecto por todo el mundo.
En la noche en que fue entregado al sufrimiento y a la muerte, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes.
Hagan esto como memorial mío".
Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío".
Por tanto, proclamamos el misterio de fe:
Cristo ha muerto.
Cristo ha resucitado.
Cristo volverá.
Padre, en este sacrificio de alabanza y acción de gracias, celebramos el memorial de nuestra redención. Recordando su muerte, resurrección y ascensión, te ofrecemos estos dones.
Santifícalos con tu Espíritu Santo, y así serán para tu pueblo el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, la santa comida y la santa bebida de la vida nueva en él que no tiene fin. Santifícanos también, para que recibamos fielmente este Santo Sacramento y seamos perseverantes en tu servicio en paz y unidad. Y en el día postrero, llévanos con todos tus santos al gozo de tu reino eterno.
Todo esto te pedimos por tu Hijo Jesucristo. Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre. AMEN.
Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó.
Padre nuestro tú que estás en los que aman la verdad, has que el reino que por Ti se dio llegue pronto a nuestro corazón, que el amor, que tu hijo, nos dejó, ese amor... reine ya en nosotros.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino, hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder, y tuya es la gloria,
ahora y por siempre.
Amén.
Y en el pan de la unidad, Cristo danos Tú la paz y olvídate de nuestro mal, si olvidamos el de los demás, no permitas, que caigamos en tentación... oh señor... y ten piedad... del mundo.
Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
¡Celebremos la fiesta!
Los Dones de Dios para el Pueblo de Dios.
Tómenlos en memoria de que Cristo murió por ustedes,
y aliméntense de él en sus corazones,
por fe y con agradecimiento.
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Saludo a Jesús Sacramentado
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti.
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén.
Oh, Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, aquí presente en el Santísimo Sacramento del altar, creo todo lo que Tu, mi Señor, me habéis revelado.
Arrepentido de todos mis pecados, esperando en Ti que nunca permite que sea confundido, agradeciendo por este don supremo, te amo sobre
todas las cosas en este Sacramento de vuestro amor, adorándote en el misterio profundo de vuestra humildad, te manifiesto y hago patente todas las heridas y miserias de mi pobre corazón y te pido me des todo lo que necesito y deseo.
Pero tan solo te necesito a Ti, oh, Dios mío, tan solo te deseo a Ti, necesito tu gracia y la gracia de usarla debidamente, deseo tenerte en esta vida y también en la otra vida.
Bendito seas, oh poder divino de Corazón paternal, nos has dado el don más precioso que es el del Santísimo Sacramento. Oh Pan celestial, gran Sacramento, te adoro y te alabo en todo momento. (repítase después de cada alabanza.)
Bendita seas, oh, Sabiduría del Verbo Divino, que todo lo sabe y lo ordenas, y que nos has preparado una comida muy exquisita, que es este Santísimo Sacramento.
Bendito seas, oh, Dios mío, que en tu inefable dulzura de amor te has transformado en este pan para darnos como el más dulce manjar.
Bendito seas, oh, Dios mío, que has encerrado todo tus inmensurable ser en esta humilde forma de pan terrenal. ¡Oh, Trinidad Santísima! Amen.
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HIMNO: EN LAS HORAS trisTES
En las horas tristes,
Cristo ven a mí
No permitas nunca
Que te deje a ti.
Cuando esté dudoso,
Que tu dulce faz
Me sostenga siempre,
De ti en la amistad.
Si este mundo necio,
Con sus vicios mil
Y sus falsos dones
Quiere conseguir,
Que lo siga humilde
En lugar de ti,
Haz que yo recuerde
Tu Pasión por mí.
Si en tu santo juicio,
Permitieres tú,
Que también yo tenga
Parte de tu cruz,
Haz que nunca olvide
Tu Pasión por mí
Y haz que, entonces, ponga
Más confianza en ti.
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Oremos.
Eterno Dios, Padre celestial,
en tu bondad nos has aceptado
como miembros vivos de tu Hijo,
nuestro Salvador Jesucristo;
nos has nutrido con alimento espiritual
en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Envíanos ahora en paz al mundo;
revístenos de fuerza y de valor para amarte
y servirte con alegría
y sencillez de corazón;
por Cristo nuestro Señor. Amén.
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La bendición tomada del Libro de Servicios especiales.
Mira con bondad, te suplicamos, Dios Omnipotente, a esta tu familia, por la cual nuestro Señor Jesucristo acepto ser traicionado y entregado a manos pecadoras, y sufrir muerte en la cruz; quien vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
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Despedida
Vayan en paz para amar y servir al Señor.
Demos gracias a Dios.
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Himno: Con majestad montado
Con majestad montado va
Y el mundo hoy le da loor,
Y cubre su camino real,
Con muchos ramos en su honor.
Con majestad montado va;
Con pompa humilde va a morir,
Mas con su muerte vencerá
La muerte y el pecado vil.
Con majestad montado va
Y su final lid va a tener,
Más, desde el trono celestial,
El Padre al Hijo ve vencer.
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