EL VIGÉSIMO PRIMER DOMINGO
DESPUÉS DEL PENTECOSTÉS
MISA DE ELENA AMPARO ZORILLA
Servicio y Lecturas
Domingo, 17 de OCTUbre de 2021 AT NOON
…
OPENING SENTENCES
Yo soy Resurrección y yo soy Vida, dice el Señor.
El que tiene fe en mí, aunque muera, tendrá vida.
Y todo aquél que tiene vida y se ha entregado a mí en fe,
no morirá eternamente.
De mi parte, yo sé que mi Redentor vive y que al final se levantará sobre la tierra.
Después de mi despertar, me resucitará, y en mi carne veré a Dios.
Sí, yo mismo lo veré, mis propios ojos lo verán,
al que es mi amigo y no un extraño.
Porque ninguno de nosotros tiene vida en sí mismo,
y nadie llegará a ser su propio señor cuando muera.
Si tenemos vida, estamos vivos en el Señor,
y si morimos, morimos en el Señor.
Así que, ya vivamos, ya muramos, del Señor somos.
¡Dichosos de aquí en adelante los que mueren en el Señor!
Así es, dice el Espíritu, pues de sus trabajos descansan.
…
HIMNO
Con cánticos, Señor,
Mi corazón y voz
Te adoran con fervor ,
¡Oh trino, santo Dios!
En tu creación te serviré,
tu paz y amor proclamaré.
Tu mano paternal
Trazó mi senda aqui;
Mis pasos cada cual,
Velados son por Ti.
En tu creación te serviré,
tu paz y amor proclamaré.
Innumerables son
Tus bienes, y sin par
Que por tu compasión
Recibo sin cesar.
En tu creación te serviré,
tu paz y amor proclamaré.
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Bendito sea Dios Padre, Hijo y Espiritu Santo.
Y bendito sea su reino, ahora y por siempre. Amen.
Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor.
Amén.
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Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios,
Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre: Tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
Tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros:
Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Oremos.
Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo has revelado tu gloria a todas las naciones: Mantén las obras de tu misericordia; a fin de que tu Iglesia, esparcida por todo el mundo, persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
Oh Dios de gracia y de gloria, recordamos hoy en tu presencia a nuestra hermana Elena Amparo Zorilla. Te damos gracias porque nos lo diste, a su familia y amigos, para conocerle y amarle como compañero de nuestra peregrinación terrenal. En tu ilimitada compasión consuela a los que lloramos. Danos fe para que en la muerte veamos el umbral de la vida eterna, a fin de que con tranquila confianza continuemos nuestro caminar en la tierra hasta que, por tu llamado, nos reunamos con aquéllos que partieron antes; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
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LA PRIMERA LECTURA
Job 38:1–7, (34–41)
Lectura del Libro de Job.
Entonces el Señor le habló a Job de en medio de la tempestad.
¿Quién eres tú para dudar de mi providencia
y mostrar con tus palabras tu ignorancia?
Muéstrame ahora tu valentía,
y respóndeme a estas preguntas:
¿Dónde estabas cuando yo afirmé la tierra?
¡Dímelo, si de veras sabes tanto!
¿Sabes quién decidió cuánto habría de medir,
y quién fue el arquitecto que la hizo?
¿Sobre qué descansan sus cimientos?
¿Quién le puso la piedra principal de apoyo,
mientras cantaban a coro las estrellas de la aurora
entre la alegría de mis servidores celestiales? […]
¿Puedes dar órdenes a las nubes
de que te inunden con agua?
Si mandas al rayo que vaya a alguna parte,
¿acaso te responde: «Aquí estoy, a tus órdenes»?
¿Quién dio instinto inteligente
a aves como el ibis o el gallo?
¿Quién es tan sabio que sepa cuántas nubes hay?
¿Quién puede vaciarlas para que den su lluvia,
para que el polvo se convierta en barro
y se peguen los terrones entre sí?
¿Eres tú quien busca presa para las leonas,
para que coman sus cachorros hasta llenarse,
cuando se esconden en su guarida
o se ponen al acecho en la maleza?
¿Quién da de comer a los cuervos,
cuando sus crías andan buscando comida
y con grandes chillidos me la piden?
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
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EL SALMO
Salmo 104:1–9, 25, 37
Bendice, alma mía, al Señor; *
Señor Dios mío, ¡cuán excelsa tu grandeza!
Te has vestido de majestad y esplendor.
Te envuelves de luz como con un manto, *
y extiendes los cielos como una cortina.
Cimientas tu habitación sobre las aguas, *
pones las nubes por tu carroza, cabalgas sobre las alas del viento.
Haces a los vientos tus mensajeros, *
a las llamas de fuego tus siervos.
Asentaste la tierra sobre sus cimientos, *
para que lamas se mueva.
Con el abismo, como con un manto, la cubriste; *
las aguas cubrieron los montes.
A tu reto huyeron, *
al fragor de tu trueno corrieron.
Subieron a los montes y bajaron a los valles, *
a los lugares que tú les asignaste.
Fijaste los límites que no debían pasar; *
no volverán a cubrir la tierra.
¡Cuán múltiples tus obras, oh Señor *
Hiciste todas ellas con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
Bendice, alma mía, al Señor. *
¡Aleluya!
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LA SEGUNDA LECTURA
Hebreos 5:1–10
Lectura de la Carta a los Hebreos.
Todo sumo sacerdote es escogido de entre los hombres, nombrado para representarlos delante de Dios y para hacer ofrendas y sacrificios por los pecados. Y como el sacerdote está sujeto a las debilidades humanas, puede tener compasión de los ignorantes y los extraviados; y a causa de su propia debilidad, tiene que ofrecer sacrificios por sus pecados tanto como por los pecados del pueblo. Nadie puede tomar este honor para sí mismo, sino que es Dios quien lo llama y le da el honor, como en el caso de Aarón.
De la misma manera, Cristo no se nombró Sumo sacerdote a sí mismo, sino que Dios le dio ese honor, pues él fue quien le dijo:
«Tú eres mi hijo;
yo te he engendrado hoy.»
Y también le dijo en otra parte de las Escrituras:
«Tú eres sacerdote para siempre,
de la misma clase que Melquisedec.»
Mientras Cristo estuvo viviendo aquí en el mundo, con voz fuerte y muchas lágrimas oró y suplicó a Dios, que tenía poder para librarlo de la muerte; y por su obediencia, Dios lo escuchó. Así que Cristo, a pesar de ser Hijo, sufriendo aprendió lo que es la obediencia; y al perfeccionarse de esa manera, llegó a ser fuente de salvación eterna para todos los que lo obedecen, y Dios lo nombró Sumo sacerdote de la misma clase que Melquisedec.
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
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HIMNO
Castillo fuerte nuestro Dios,
Defensa y buen escudo;
Con su poder nos librará
En este trance agudo.
Con furia y con afán
Acósanos Satán;
Por armas deja ver
Astucia y gran poder:
Cual él no hay en la tierra.
Nuestro valor es nada aquí,
Con él todo es perdido;
Mas por nosotros pugnará
De Dios el escogido.
¿Sabéis quién es? Jesús,
El que venció en la cruz,
Señor de Sabaot,
Y pues Él sólo es Dios,
Él triunfa en la batalla.
Y si demonios mil están
Prontos a devorarnos,
No temeremos, porque Dios
Sabrá cómo ampararnos.
¡Que muestre su vigor
Satán, y su furor!
Dañarnos no podrá,
Pues condenado es ya
Por la Palabra Santa.
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EL EVANGELIO
San Marcos 10:35–45
El Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!
Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: —Maestro, queremos que nos hagas el favor que vamos a pedirte.
Él les preguntó: —¿Qué quieren que haga por ustedes?
Le dijeron: —Concédenos que en tu reino glorioso nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
Jesús les contestó: —Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden beber este trago amargo que voy a beber yo, y recibir el bautismo que yo voy a recibir?
Ellos contestaron: —Podemos.
Jesús les dijo: —Ustedes beberán este trago amargo, y recibirán el bautismo que yo voy a recibir; pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo, sino que les será dado a aquellos para quienes está preparado.
Cuando los otros diez discípulos oyeron esto, se enojaron con Santiago y Juan. Pero Jesús los llamó, y les dijo: —Como ustedes saben, entre los paganos hay jefes que se creen con derecho a gobernar con tiranía a sus súbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera ser grande entre ustedes, deberá servir a los demás, y el que entre ustedes quiera ser el primero, deberá ser el esclavo de los demás. Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.
El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor.
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El SERMÓN
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EL CREDO NICENO
Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador de cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.
Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros y por nuestra salvación
bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre.
Por nuestra causa
fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado.
Resucitó al tercer día,
según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creemos en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creemos en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.
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ORACIÓN DE FIELES (Fórmula IV)
Oremos por la Iglesia y por el mundo.
Omnipotente Dios, concede que cuantos confesamos tu Nombre estemos unidos en tu verdad, vivamos unánimes en tu amor y manifestemos tu gloria en el mundo.
Silencio
Señor, en tu misericordia
Atiende nuestra súplica.
Dirige al pueblo de este país y de todas las naciones por caminos de justicia y paz, para que nos respetemos unos a otros y procuremos el bien común.
Silencio
Silencio Señor, en tu misericordia
Atiende nuestra súplica.
Danos reverencia por la tierra, que es creación tuya, para que utilicemos debidamente sus recursos en servicio de los demás y para tu honra y gloria.
Silencio
Silencio Señor, en tu misericordia
Atiende nuestra súplica.
Bendice a aquéllos cuyas vidas están unidas a las nuestras, y concede que sirvamos a Cristo en ellos y nos amemos unos a otros, así como él nos ama.
Silencio
Silencio Señor, en tu misericordia
Atiende nuestra súplica.
Consuela y sana a todos aquéllos que sufren en cuerpo, mente o espíritu; en sus tribulaciones dales valor y esperanza, y llévalos al gozo de tu salvación.
Por nuestro hermana, Elena Amparo Zorilla, oremos a nuestro Señor Jesucristo que dijo: "Yo soy Resurrección y yo soy Vida."
Señor, tú consolaste a Marta y a María en su aflicción; acércate a nosotros que lamentamos la muerte de Elena Amparo y enjuga las lágrimas de los que lloran.
Silencio
Silencio Señor, en tu misericordia
Atiende nuestra súplica.
Encomendamos a tu misericordia a todos los difuntos, para que tu voluntad se cumpla en ellos; y te pedimos que nos hagas participes con todos tus santos de tu reino eterno. Confórtanos en la tristeza por la muerte de nuestra hermana, Elena Amparo Zorilla, que la fe sea nuestro consuelo y la vida eterna nuestra esperanza.
Silencio
Silencio Señor, en tu misericordia
Atiende nuestra súplica.
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Padre Celestial, te encomendamos a nuestros hermana, Elena Amparo Zorilla, que renacieron por el agua y el Espíritu en el Santo Bautismo. Concede que sus muertes nos recuerden la victoria sobre la muerte. De nuestro Señor Jesucristo y sea ocasión para que renovemos nuestra confianza en tu amor de Padre.
Amén.
Padre celestial, tú has prometido escuchar lo que pidamos en Nombre de tu Hijo: Acepta y cumple nuestras peticiones, te suplicamos, no como te lo pedimos en nuestra ignorancia ni como lo merecemos por nuestro pecado, sino como tú nos conoces y amas en tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Amén. También te pedimos por el perdón de nuestros pecados.
Amén.
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Confesemos nuestros pecados contra Dios y contra nuestro prójimo.
Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.
Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, perdone todos sus pecados por Jesucristo nuestro Señor, les fortalezca en toda bondad y, por el poder del Espíritu Santo, les conserve en la vida eterna.
Amén.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy": No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre.
Amén.
La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
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LOS ANUNCIOS
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SANTA COMUNIÓN
Anden en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios. (Efesios 5:2)
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HIMNO
Cantad y gracias dad,
¡Oh hijos de la fe!
Mostrad el signo de la paz,
La cruz de Cristo Rey.
Cantad, cantad
A Dios y gracias dad
¡Oh sabia ancianidad
Y cándida niñez!
Fervientes himnos elevad
Al Dios de todo bien.
Cantad, cantad
A Dios y gracias dad
¡Oh alegre juventud!
Edad de conquistar,
Cantad las glorias de Jesús,
Su reino propagad
Cantad, cantad
A Dios y gracias dad
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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.
Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.
En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.
Por nuestro Señor Jesucristo; quien se levantó victorioso de la muerte, y nos fortalece con la bendita esperanza de la vida eterna. Pues, para tu pueblo fiel, oh Señor, la vida
cambia, mas no termina; y cuando nuestro cuerpo mortal yazca en muerte, haya preparada para nosotros una morada eterna en el cielo.
Por tanto, te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:
Santo, santo, santo mi corazón te adora,
Mi corazón solo sabe decir, Santo eres tu
Santo, santo, santo mi corazón te adora,
Mi corazón solos sabe decir, Santo eres tu
Te damos gracias, oh Dios, por la bondad y el amor que tú nos has manifestado en la creación; en el llamado a Israel para ser tu pueblo; en tu Verbo revelado a través de los profetas; y, sobre todo, en el Verbo hecho carne, Jesús, tu Hijo. Pues en la plenitud de los tiempos le has enviado para que se encarnara de María la Virgen a fin de ser el Salvador y Redentor del mundo. En él, nos has librado del mal, y nos has hecho dignos de estar en tu presencia. En él, nos has sacado del error a la verdad, del pecado a la rectitud, y de la muerte a la vida.
En la víspera de su muerte por nosotros, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memorial mío".
Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío".
Por tanto, oh Padre, según su mandato,
Recordamos su muerte,
Proclamamos su resurrección,
Esperamos su venida en gloria;
Y te ofrecemos nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias, Señor de todos; ofreciéndote, de tu creación, este pan y este vino.
Te suplicamos, Dios bondadoso, que envíes tu Espíritu Santo sobre estos dones, para que sean el Sacramento del Cuerpo de Cristo y su Sangre del nuevo Pacto. Unenos a tu Hijo en su sacrificio, a fin de que, por medio de él, seamos aceptables, siendo santificados por el Espíritu Santo. En la plenitud de los tiempos, sujeta todas las cosas a tu Cristo y llévanos a la patria celestial donde, con todos tus santos, entremos en la herencia eterna de tus hijos; por Jesucristo nuestro Señor, el primogénito de toda la creación, la cabeza de la Iglesia, y el autor de nuestra salvación.
Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre.
AMEN.
Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó:
Padre nuestro tú que estás en los que aman la verdad, has que el reino que por Ti se dio llegue pronto a nuestro corazón, que el amor, que tu hijo, nos dejó, ese amor... reine ya en nosotros.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.
Y en el pan de la unidad, Cristo danos Tú la paz y olvídate de nuestro mal, si olvidamos el de los demás, no permitas, que caigamos en tentación... oh señor... y ten piedad... del mundo.
¡Aleluya! Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
¡Celebremos la fiesta! ¡Aleluya!
Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros, ten piedad de nosotros. (2)
Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
danos la paz, danos la paz.
Los Dones de Dios para el Pueblo de Dios. Tómenlos en memoria de que Cristo murió por ustedes, y aliméntense de él en sus corazones, por fe y con agradecimiento.
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Saludo a Jesús Sacramentado
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.
Oh Pan celestial, gran Sacramento, te adoro y te alabo en todo momento.
(repítase 3 veces.)
Bendito seas, oh, Dios mío, que has encerrado todo tus inmensurable ser en esta humilde forma de pan terrenal. ¡Oh, Trinidad Santísima!
Amén.
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HIMNO
En Jesucristo, mártir de paz;
En horas negras de tempestad,
Hallan las almas dulce solaz,
Grato consuelo, felicidad.
Gloria cantemos al Redentor
Que por nosotros quiso morir;
Y que la gracia del Salvador
Siempre dirija nuestro vivir.
En nuestras luchas, en el dolor,
En tristes horas de tentación,
Calma le infunde, santo vigor,
Nuevos alientos al corazón.
Gloria cantemos al Redentor
Que por nosotros quiso morir;
Y que la gracia del Salvador
Siempre dirija nuestro vivir.
Cuando en la lucha, falta la fe,
Y el alma vese desfallecer,
Cristo nos dice: Siempre os daré
Gracia divina, santo poder.
Gloria cantemos al Redentor
Que por nosotros quiso morir;
Y que la gracia del Salvador
Siempre dirija nuestro vivir.
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Oremos.
Dios todopoderoso, te damos gracias porque en tu gran amor nos has nutrido con el alimento espiritual del Cuerpo y Sangre de tu Hijo Jesucristo, y nos diste las primicias de tu banquete celestial. Concede que este Sacramento sea para nosotros consuelo en la aflicción, y prenda de nuestra herencia en el reino donde no hay muerte ni llanto ni clamor, sino plenitud de gozo con todos tus santos; Envíanos ahora en paz al mundo; revístenos de fuerza y de valor para amarte y servirte con alegría y sencillez de corazón; por Cristo nuestro Señor.
AMÉN.
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COMENDATORIA
Concede descanso, oh Cristo,
a tu sierva Elena Amparo Zorilla con tus santos,
donde ya no hay llanto ni dolor ni suspiro, sino vida eterna.
Sólo tú eres inmortal, creador y hacedor de la humanidad; y nosotros somos mortales, formados de tierra, y a la tierra hemos de volver. Por eso, cuando me creaste, tú dijiste: "Polvo eres y al polvo volverás". Todos nosotros descendemos al polvo; sin embargo, aun en la tumba elevamos nuestro canto: Aleluya, aleluya, aleluya.
Concede descanso, oh Cristo, a tu sierva Elena Amparo con tus santos, donde ya no hay llanto ni dolor ni suspiro, sino vida eterna.
En tus manos, oh misericordioso Salvador,
encomendamos a tu sierva nuestra hermana Elena Amparo Zorilla.
Reconoce, te suplicamos humildemente, a una oveja de tu propio redil,
a un cordero de tu propio rebaño, a un pecador que tú has redimido.
Recíbele en los brazos de tu misericordia,
en el bendito descanso de la paz eterna
y en la gloriosa comunión de los santos en luz.
Amén.
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LA BENDICIÓN
La paz de Dios, que excede a todo entendimiento,
guarde sus corazones y mentes en el conocimiento y amor de Dios,
y de su Hijo Jesucristo nuestro Señor,
y la bendición de Dios omnipotente,
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
sea con ustedes, y more con ustedes eternamente.
Amén.
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Vayan en paz para amar y servir al Señor.
Demos gracias a Dios.
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HIMNO
Oh Padre que bendices
Y quieres la amistad!
Derrama en nos tus dones
Que das en tu bondad;
Unidos te pedimos
Tu gracia, buen Señor,
La cual nos haga siempre
Más fieles a tu amor.
Oh danos la paciencia,
En todo nuestro obrar!
Que nunca nuestros labios
De nadie digan mal;
Que nunca nuestras mentes
Las manche el vil error;
Qe siempre estemos juntos
En amistosa unión.
Oh Cristo! Que el servicio
Bendices, sin cesar,
Pues con tus mismas manos
Quisiste ejemplo dar;
Que siempre en el trabajo,
Que hagamos pour tu amor,
Nos acompañes siempre,
Cual digno galardón.
•••
Cristo ha resucitado de entre los muertos,
hollando a la muerte por la muerte,
y dando vida a los que están en la tumba.
El Sol de Justicia ya ha nacido gloriosamente,
para dar luz a los que están en tinieblas y en sombra de muerte.
El Señor guiará nuestros pasos por el camino de la paz,
habiendo quitado el pecado del mundo.
Cristo abrirá el reino de los cielos a todos los que creen en su Nombre, diciendo: "Vengan, benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes".
Al paraíso te conduzcan los ángeles. A tu llegada te reciban los mártires,
y te introduzcan en la ciudad santa, Jerusalén.
•••