PRIMER DOMINGO DESPUÉS DE NAVIDAD
Servicio y Lecturas
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DOMINGO 26 de diciembre a las 12:00pm
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HIMNO
Venid, venid, zagales,
Pastores de Belén,
Venid, cantad la gloria
De Cristo, nuestro bien.
Los angeles pregonan
La gloria del Señor,
Y paz a los mortales
De voluntad y amor.
La humana vestidura
encubre el inmortal,
que va a pagar la deuda
Al Padre celestial,
El viene a redimirnos;
El viene a padecer,
Para acercar al hombre
al infinito Ser.
¡Amor inexplicable!
¡Sublime abnegación
De aquel que en un pesebre
Nos da su bendición!
Unid, pues, vuestras voces,
Viadores al Eden;
Venid, cantad la gloria
De Cristo, nuestro bien.
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Bendito sea Dios Padre, Hijo y Espiritu Santo.
Y bendito sea su reino, ahora y por siempre. Amen.
Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor.
Amén.
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Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios,
Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre: Tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
Tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros:
Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Oremos.
Oh Dios, tú nos alegras anualmente con la festividad del nacimiento de tu único Hijo Jesucristo: Concédenos que, así como le recibimos con júbilo como Redentor, de la misma manera le contemplemos con segura confianza cuando venga a ser nuestro Juez; quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.
Amén.
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LA PRIMERA LECTURA
Isaías 61:10–62:3
Lectura del libro del profeta Isaías.
¡Cómo me alegro en el Señor!
Me lleno de gozo en mi Dios,
porque me ha brindado su salvación,
¡me ha cubierto de victoria!
Soy como un novio que se pone su corona
o una novia que se adorna con sus joyas.
Porque así como nacen las plantas de la tierra
y brotan los retoños en un jardín,
así hará el Señor que brote su victoria
y que todas las naciones entonen cantos de alabanza.
Por amor a ti, Sión, no me quedaré callado;
por amor a ti, Jerusalén, no descansaré
hasta que tu victoria brille como el amanecer
y tu salvación como una antorcha encendida.
Las naciones verán tu salvación,
todos los reyes verán tu gloria.
Entonces tendrás un nombre nuevo
que el Señor mismo te dará.
Tú serás una hermosa corona real
en la mano del Señor tu Dios.
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
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EL SALMO
Salmo 97
¡Aleluya! ¡Cuán bueno es cantar alabanzas a nuestro Dios! *
¡Cuán agradable es honrarle con loores!
El Señor reconstruye Jerusalén; *
a los desterrados de Israel recoge.
El sana a los quebrantados de corazón, *
y venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas; *
a todas ellas llama por su nombre.
Grande es el Señor nuestro, incomparable su poder, *
infinita su sabiduría.
El Señor levanta a los humildes, *
mas humilla hasta el polvo a los malvados.
Canten al Señor con acción de gracias; *
toquen el arpa a nuestro Dios.
El cubre los cielos de nubes, *
y prepara la lluvia para la tierra;
Hace brotar la hierba en los montes, *
y plantas verdes para la humanidad.
Da alimento a los ganados, *
y a las crías de cuervo que graznan.
No se deleita en el vigor del caballo, *
ni se complace en la fortaleza del hombre.
Se complace el Señor en los que le veneran, *
en los que confían en su gracia y favor.
Glorifica al Señor, oh Jerusalén; *
alaba a tu Dios, oh Sión;
Porque ha fortalecido los cerrojos de tus puertas; *
ha bendecido a tus hijos dentro de ti.
Ha establecido la paz en tus fronteras; *
te sacia con lo mejor del trigo.
El envía su decreto a la tierra, *
y su palabra corre veloz.
Despliega la nieve como lana; *
derrama la escarcha como ceniza.
Esparce su granizo como migajas; *
ante su frío, ¿quién resistirá?
Envía su palabra, y se derriten; *
sopla su viento, y corren las aguas.
Declara su palabra a Jacob, *
sus estatutos y sus juicios a Israel.
No ha tratado así a ninguna otra nación, *
ni les ha dado a conocer sus mandatos. Aleluya!
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LA SEGUNDA LECTURA
Gálatas 3:23–25; 4:4–7
Lectura de la carta de San Pablo a los Gálatas.
Antes de venir la fe, la ley nos tenía presos, esperando a que la fe fuera dada a conocer. La ley era para nosotros como el esclavo que vigila a los niños, hasta que viniera Cristo, para que por la fe obtuviéramos la justicia. Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos a cargo de ese esclavo que era la ley. […]
Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios. Y porque ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones; y el Espíritu clama: «¡Abbá! ¡Padre!» Así pues, tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios; y por ser hijo suyo, es voluntad de Dios que seas también su heredero.
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
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HIMNO
¡Oh santísimo, felicísimo,
Grato tiempo de Navidad!
Pues el Padre por su Hijo
Su perdón y luz nos da;
Cristo el prometido
Ha por fin venido:
¡Alegría, alegría, cristiandad!
¡Oh santísimo, felicísimo,
Grato tiempo de Navidad!
Pues tenemos ya el camino
De la vida celestial;
Al mundo perdido,
Cristo le ha nacido:
¡Alegría, alegría, cristiandad!
¡Oh santísimo, felicísimo,
Grato tiempo de Navidad!
Pues los ángeles, con sus himnos,
Nos anuncian dicha y paz;
Coros celestiales
Oyen los mortales:
¡Alegría, alegría, cristiandad!
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EL EVANGELIO
San Juan 1:1–18
Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan
¡Gloria a ti, Cristo Señor!
En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla.
Hubo un hombre llamado Juan, a quien Dios envió como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía. Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo.
Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo no lo reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado.
Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad. Juan dio testimonio de él, diciendo: «Éste es aquel a quien yo me refería cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.»
De su abundancia todos hemos recibido un don en vez de otro; porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.
El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor.
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EL SERMÓN
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EL CREDO NICENO
Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador de cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.
Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros y por nuestra salvación
bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre.
Por nuestra causa
fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado.
Resucitó al tercer día,
según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creemos en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creemos en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.
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ORACIÓN DE FIELES (Fórmula III)
Padre, te suplicamos por tu santa Iglesia Católica.
Que todos seamos uno.
Concede que todos los miembros de la Iglesia te sirvan en verdad y humildad.
Que tu Nombre sea glorificado por todo el género humano.
Te pedimos por todos los obispos, presbíteros y diáconos.
Que sean fieles ministros de tu Palabra y Sacramentos.
Te pedimos por cuantos gobiernan y ejercen autoridad
en todas las naciones del mundo.
Que haya justicia y paz en la tierra.
Danos gracia para hacer tu voluntad en todo cuanto emprendamos.
Que nuestras obras sean agradables a tus ojos.
Ten compasión de los que sufren de dolor o angustia.
Que sean librados de sus aflicciones.
Otorga descanso eterno a los difuntos.
Que sobre ellos resplandezca la luz perpetua.
Te alabamos por tus santos que han entrado en el gozo del Señor.
Que también nosotros tengamos parte en tu reino celestial.
Oremos por nuestras necesidades y las necesidades de los demás.
SILENCE
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy": No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre.
Amén.
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La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
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LOS ANUNCIOS
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SANTA COMUNIÓN
Anden en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios. (Efesios 5:2)
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HIMNO
En el cielo de Belén
ángeles cantando están
y los ecos por doquier
dan la nueva celestial.
Gloria in excelsis Deo.
Los pastores al oír
tales preces y loor,
se admiraron entre sí
del porque de tal canción
Gloria in excelsis Deo.
Y gozosos prestos van
a la aldea de Belén
y en un mísero portal
vieron al Mesías Rey.
Gloria in excelsis Deo.
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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.
Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.
En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.
Porque nos diste a Jesucristo, tu único Hijo, que se encarnó por nosotros; quien, por el gran poder del Espíritu Santo, fue hecho Hombre perfecto, nacido de la carne de la Virgen María su madre; para que, librados del yugo del pecado, recibamos la potestad de llegar a ser hijos tuyos.
Por tanto, te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:
Santo, santo, santo mi corazón te adora,
Mi corazón solo sabe decir, Santo eres tu.
Santo, santo, santo mi corazón te adora,
Mi corazón solos sabe decir, Santo eres tu.
Te damos gracias, oh Dios, por la bondad y el amor que tú nos has manifestado en la creación; en el llamado a Israel para ser tu pueblo; en tu Verbo revelado a través de los profetas; y, sobre todo, en el Verbo hecho carne, Jesús, tu Hijo. Pues en la plenitud de los tiempos le has enviado para que se encarnara de María la Virgen a fin de ser el Salvador y Redentor del mundo. En él, nos has librado del mal, y nos has hecho dignos de estar en tu presencia. En él, nos has sacado del error a la verdad, del pecado a la rectitud, y de la muerte a la vida.
En la víspera de su muerte por nosotros, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memorial mío".
Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío".
Por tanto, oh Padre, según su mandato,
Recordamos su muerte,
Proclamamos su resurrección,
Esperamos su venida en gloria;
Y te ofrecemos nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias, Señor de todos; ofreciéndote, de tu creación, este pan y este vino.
Te suplicamos, Dios bondadoso, que envíes tu Espíritu Santo sobre estos dones, para que sean el Sacramento del Cuerpo de Cristo y su Sangre del nuevo Pacto. Unenos a tu Hijo en su sacrificio, a fin de que, por medio de él, seamos aceptables, siendo santificados por el Espíritu Santo. En la plenitud de los tiempos, sujeta todas las cosas a tu Cristo y llévanos a la patria celestial donde, con todos tus santos, entremos en la herencia eterna de tus hijos; por Jesucristo nuestro Señor, el primogénito de toda la creación, la cabeza de la Iglesia, y el autor de nuestra salvación.
Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre.
AMEN.
Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó:
Padre nuestro tú que estás en los que aman la verdad,
has que el reino que por Ti se dio llegue pronto a nuestro corazón,
que el amor, que tu hijo, nos dejó, ese amor... reine ya en nosotros.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.
Y en el pan de la unidad, Cristo danos Tú la paz y olvídate de nuestro mal,
si olvidamos el de los demás, no permitas, que caigamos en tentación...
oh señor... y ten piedad... del mundo.
Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
¡Celebremos la fiesta!
Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
danos tu paz.
Los Dones de Dios para el Pueblo de Dios. Tómenlos en memoria de que Cristo murió por ustedes, y aliméntense de él en sus corazones, por fe y con agradecimiento.
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Saludo a Jesús Sacramentado
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.
Oh Pan celestial, gran Sacramento, te adoro y te alabo en todo momento.
Amén.
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HIMNO
¡Noche de paz! ¡Noche de amor!
Todo duerme en derredor.
Sólo velan mirando la faz
De su niño, en angélica paz,
José y María en Belén.
¡Noche de paz! ¡Noche de amor!
En el campo al pastor
Coros celestes proclaman salud,
Gracias y glorias en su plenitud
Por nuestro buen Redentor
¡Noche de paz! ¡Noche de amor!
Ved que bello resplandor
Luce en el rostro del niño Jesús.
En el pesebre, del mundo la luz,
¡Astro de eterno fulgor!
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Oremos.
Eterno Dios, Padre celestial,
en tu bondad nos has aceptado
como miembros vivos de tu Hijo,
nuestro Salvador Jesucristo;
nos has nutrido con alimento espiritual
en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Envíanos ahora en paz al mundo;
revístenos de fuerza y de valor para amarte
y servirte con alegría y sencillez de corazón;
por Cristo nuestro Señor.
AMÉN.
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SOLEMNE BENDICIÓN DE NAVIDAD
Que Dios Todopoderoso, que envió a su Hijo
a tomar nuestra naturaleza sobre él,
les bendiga en esta época santa,
esparza las tinieblas del pecado e ilumine vuestro corazón
con la luz de su santidad.
Amén.
Que Dios, que envió a sus ángeles
a anunciar la feliz noticia del nacimiento del Salvador,
les llene de gozo y les haga heraldos del Evangelio.
Amén.
Que Dios, que en el Verbo se hizo carne,
unió el cielo a la tierra y a la tierra al cielo, os dé su paz y su favor.
Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
sea con ustedes y permanezca siempre con ustedes.
Amén.
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HIMNO
Oid un son en alta esfera:
"¡En los cielos gloria a Dios,
Y al mortal paz en la tierra!"
Canta la celeste voz.
Con los ciels alabemos
Al eterno rey; cantemos
A Jesús que est nuestro bien,
Con el coro de Belén.
Canta la celeste voz:
"¡En los cielos gloria a Dios!"
El Señor de los señores,
El ungigo celestial,
A salvar los pecadores
Vino al seno virginal.
¡Gloria al Verbo encarnado,
En humanidad velado!
¡Gloria al santo de Israel
Cuyo nombre es Emmanuel!
Canta la celeste voz:
"¡En los cielos gloria a Dios!"
Principe de paz eterna,
¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
Entregando el alma tierna,
Tú nos raes viad y luz.
Has tu majestad dejado,
Y buscarnos te has dignado;
Para darnos el vivir,
A la muerte quieres ir.
Canta la celeste voz:
"¡En los cielos gloria a Dios!"
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DESPEDIDA
Vayan en paz para amar y servir al Señor
Demos gracias a Dios.
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