EL VIGÉSIMO DOMINGO
DESPUÉS DEL PENTECOSTÉS
Servicio y Lecturas

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Domingo, 10 de OCTUbre de 2021

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HIMNO

Cantad alegres al Señor,
Mortales todos por doquier;
Servirle siempre con amor,
Obedecedle con placer.

Con gratitud canción alzad
Al Creador que el ser nos dio;
El nombre Augusto venerad
Del que cual Padre nos amó.

Su pueblo somos: salvará
A sus ovejas el Pastor;
Ninguna de ellas faltará,
Si fuere fiel a su Señor.

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Bendito sea Dios Padre, Hijo y Espiritu Santo.
Y bendito sea su reino, ahora y por siempre. Amen.

Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor.

Amén.

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Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a quienes ama el Señor.

Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios,
Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.

Señor, Hijo único Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre: Tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
Tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros:

Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Oremos.

Te rogamos, oh Señor, que tu gracia siempre nos preceda y acompañe, para que continuamente nos dediquemos a buenas obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.

Amén.

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LA PRIMERA LECTURA
Job 23:1–9, 16–17

Lectura del Libro de Job.

Job dijo:

Una vez más mis quejas son amargas
porque Dios ha descargado su mano sobre mí.
¡Ojalá supiera yo dónde encontrarlo,
y cómo llegar a donde vive!

Presentaría ante él mi caso,
pues me sobran argumentos.
¡Ya sabría cómo responder
a lo que él me contestara!
Pero él no usaría la fuerza como argumento,
sino que me escucharía
y reconocería que tengo la razón;
me declararía inocente,
¡me dejaría libre para siempre!

Pero busco a Dios en el oriente, y no está allí;
lo busco en el occidente, y no lo encuentro.
Me dirijo al norte, y no lo veo;
me vuelvo al sur, y no lo percibo.  […]
Dios, el Todopoderoso,
me tiene acobardado.
¡Ojala la noche me hiciera desaparecer
y me envolviera la oscuridad!

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

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EL SALMO
Salmo 22:1–15

Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado? *
¿Por qué estás lejos de mi súplica, y de las palabras de mi clamor?

Dios mío, clamo de día, y no respondes; *
de noche también, y no hay para mí reposo.

Pero tú eres el Santo, *
entronizado sobre las alabanzas de Israel.

En ti esperaron nuestros antepasados; *
esperaron, y tú los libraste.

Clamaron a ti, y fueron librados; *
confiaron en ti, y no fueron avergonzados.

Mas yo soy gusano, y no hombre, *
oprobio de todos y desprecio del pueblo.

Todos los que me ven, escarnecen de mí; *
estiran los labios y menean la cabeza, diciendo:

“Acudió al Señor, líbrele él; *
sálvele, si tanto lo quiere”.

Pero tú eres el que me sacó del vientre, *
y me tenías confiado en los pechos de mi madre.

A ti fui entregado antes de nacer, *
desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.

No te alejes de mí, porque la angustia está cerca, *
porque no hay quien ayude.

Me rodean muchos novillos; *
fuertes toros de Basán me circundan.

Abren sobre mí las bocas, *
como león rapante y rugiente.

Soy derramado como aguas; todos mis huesos se descoyuntan; *
mi corazón, como cera, se derrite en mis entrañas.

Como un tiesto está seca mi boca; mi lengua se pega al paladar; *
y me has puesto en el polvo de la muerte.

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LA SEGUNDA LECTURA
Hebreos 1:1–4; 2:5–12

Lectura de la Carta a los Hebreos.

La palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón. Nada de lo que Dios ha creado puede esconderse de él; todo está claramente expuesto ante aquel a quien tenemos que rendir cuentas.

Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran Sumo sacerdote que ha entrado en el cielo. Por eso debemos seguir firmes en la fe que profesamos. Pues nuestro Sumo sacerdote puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros; sólo que él jamás pecó. Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad.

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

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HIMNO

Con cánticos, Señor,
Mi corazón y voz
Te adoran con fervor ,
¡Oh trino, santo Dios!
En tu creación te serviré,
tu paz y amor proclamaré.

Tu mano paternal
Trazó mi senda aqui;
Mis pasos cada cual,
Velados son por Ti.
En tu creación te serviré,
tu paz y amor proclamaré.

Innumerables son
Tus bienes, y sin par
Que por tu compasión
Recibo sin cesar.
En tu creación te serviré,
tu paz y amor proclamaré.

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EL EVANGELIO
San Marcos 10:17–31

El Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!

Cuando Jesús iba a seguir su viaje, llegó un hombre corriendo, se puso de rodillas delante de él y le preguntó: —Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?

Jesús le contestó: —¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. Ya sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas mentiras en perjuicio de nadie ni engañes; honra a tu padre y a tu madre.”

El hombre le dijo: —Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven.

Jesús lo miró con cariño, y le contestó: —Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme.

El hombre se afligió al oír esto; y se fue triste, porque era muy rico.

Jesús miró entonces alrededor, y dijo a sus discípulos: —¡Qué difícil va a ser para los ricos entrar en el reino de Dios!

Estas palabras dejaron asombrados a los discípulos, pero Jesús les volvió a decir: —Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de Dios.

Al oírlo, se asombraron más aún, y se preguntaban unos a otros: —¿Y quién podrá salvarse?

Jesús los miró y les contestó: —Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible.

Pedro comenzó a decirle: —Nosotros hemos dejado todo lo que teníamos, y te hemos seguido.

Jesús respondió: —Les aseguro que cualquiera que por mi causa y por aceptar el evangelio haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o terrenos, recibirá ahora en la vida presente cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones; y en la vida venidera recibirá la vida eterna. Pero muchos que ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros.

El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor.

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El SERMÓN

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EL CREDO NICENO

Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador de cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.

Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros y por nuestra salvación
bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre.

Por nuestra causa
fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado.
Resucitó al tercer día,
según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creemos en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creemos en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.

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ORACIÓN DE FIELES (Fórmula VI)

En paz oramos a ti, Señor Dios.

Silencio

Por todos los seres humanos en su vida y trabajo diarios;
Por nuestras familias, amigos y vecinos, y por los que están solos.

Por esta comunidad, por esta nación, y por el mundo entero;
Por cuantos trabajan por la justicia, la libertad y la paz.

Por el uso justo y adecuado de tu creación;
Por las víctimas del hambre, el temor, la injusticia y la opresión.

Por cuantos se hallan en peligro, tristeza, o cualquier otra adversidad;
Por los que ministran a los enfermos, a los desamparados y a los necesitados.

Por la paz y unidad de la Iglesia de Dios;
Por todos los que proclaman el Evangelio, y cuantos buscan la Verdad.

Por Michael nuestro Primado, por  Andy, Allen, and Mary  nuestros obispos, y por todos los obispos y demás ministros;
Por todos los que sirven a Dios en su Iglesia.

Por las necesidades e intereses especiales de esta congregación.

Pausa

Atiéndenos, Señor;
Porque grande es tu misericordia.

Te damos gracias, Señor, por todas las bendiciones de esta vida.

Pausa

Te exaltaremos, oh Dios nuestro Rey;
Y alabaremos tu Nombre para siempre.

Te pedimos por todos los que han muerto, para que tengan un lugar en tu reino eterno.

Pausa

Señor, concédeles tu misericordia;
Porque en ti han confiado.

También te pedimos por el perdón de nuestros pecados.

Silencio

Ten misericordia de nosotros, Padre de toda bondad; en tu compasión perdona nuestros pecados, los conocidos y los desconocidos; lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. Sustenta a tus siervos con tu Espíritu,  para que vivamos y te sirvamos en novedad de vida, para honra y gloria de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, perdone todos sus pecados por Jesucristo nuestro Señor, les fortalezca en toda bondad y, por el poder del Espíritu Santo, les conserve en la vida eterna.

Amén.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy": No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre.

Amén.

La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.

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LOS ANUNCIOS

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SANTA COMUNIÓN

Anden en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios. (Efesios 5:2)

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HIMNO

Escucha hermano la canción de la alegría
el canto alegre del que espera
un nuevo día
ven canta sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres
volverán a ser hermanos.

Ven canta sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres
volverán a ser hermanos.

Si en tu camino solo existe la tristeza
y el llanto amargo
de la soledad completa,
ven canta sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres
volverán a ser hermanos.

Ven canta sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres
volverán a ser hermanos.

Si es que no encuentras la alegría
en esta tierra
búscala hermano
más allá de las estrellas,
ven canta sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres
volverán a ser hermanos.

Ven canta sueña cantando
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres
volverán a ser hermanos.

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.

Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.

En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.

Porque tú eres fuente de luz y vida; nos hiciste a tu imagen, y nos llamaste a nueva vida en nuestro Señor Jesucristo.

Por tanto, te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:

Santo, santo, santo mi corazón te adora, 
Mi corazón solo sabe decir, Santo eres tu 
Santo, santo, santo mi corazón te adora, 
Mi corazón solos sabe decir, Santo eres tu

Te damos gracias, oh Dios, por la bondad y el amor que tú nos has manifestado en la creación; en el llamado a Israel para ser tu pueblo; en tu Verbo revelado a través de los profetas; y, sobre todo, en el Verbo hecho carne,  Jesús, tu Hijo. Pues en la plenitud de los tiempos le has enviado para que se encarnara de María la Virgen a fin de ser el Salvador y Redentor del mundo. En él, nos has librado del mal, y nos has hecho dignos de estar en tu presencia. En él, nos has sacado del error a la verdad, del pecado a la rectitud, y de la muerte a la vida.

En la víspera de su muerte por nosotros, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memorial mío".

Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío".

Por tanto, oh Padre, según su mandato,

Recordamos su muerte,
Proclamamos su resurrección,
Esperamos su venida en gloria;

Y te ofrecemos nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias, Señor de todos; ofreciéndote, de tu creación, este pan y este vino.

Te suplicamos, Dios bondadoso, que envíes tu Espíritu Santo sobre estos dones, para que sean el Sacramento del Cuerpo de Cristo y su Sangre del nuevo Pacto. Unenos a tu Hijo en su sacrificio, a fin de que, por medio de él, seamos aceptables, siendo santificados por el Espíritu Santo. En la plenitud de los tiempos, sujeta todas las cosas a tu Cristo y llévanos a la patria celestial donde, con todos tus santos, entremos en la herencia eterna de tus hijos; por Jesucristo nuestro Señor, el primogénito de toda la creación, la cabeza de la Iglesia, y el autor de nuestra salvación.

Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre.

AMEN.

Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó:

Padre nuestro tú que estás en los que aman la verdad, has que el reino que por Ti se dio llegue pronto a nuestro corazón, que el amor, que tu hijo, nos dejó, ese amor... reine ya en nosotros.

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.

Y en el pan de la unidad, Cristo danos Tú la paz y olvídate de nuestro mal, si olvidamos el de los demás, no permitas, que caigamos en tentación... oh señor... y ten piedad... del mundo.

Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
¡Celebremos la fiesta!

Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros, ten piedad de nosotros. (2)

Cordero de Dios, Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo,
danos la paz, danos la paz.

Los Dones de Dios para el Pueblo de Dios. Tómenlos en memoria de que Cristo murió por ustedes, y aliméntense de él en sus corazones, por fe y con agradecimiento.

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Saludo a Jesús Sacramentado

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.                                                     

Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.    

Oh Pan celestial, gran Sacramento, te adoro y te alabo en todo momento.
(repítase 3 veces.)

Amén.

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HIMNO

¡Oh, qué amigo nos es Cristo!
Él llevó nuestro dolor,
Y nos manda que llevemos,
Todo a Dios en oración.
¿Vive el hombre desprovisto
De paz, gozo y santo amor?
Esto es porque no llevamos
Todo a Dios en oración.

¿Estás débil y cargado
De cuidados y temor?
A Jesús, refugio eterno,
Dile todo en oración.
¿Te desprecian tus amigos?
Cuéntaselo en oración;
En sus brazos gozo tierno,
hallará tu corazón.

Jesucristo es nuestro amigo,
De esto pruebas Él nos dio,
Al sufrir el cruel castigo
Que el culpable mereció.
Y Su pueblo redimido,
Hallará seguridad,
Fiando en este amigo eterno,
Y esperando en su bondad.

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Oremos.

Eterno Dios, Padre celestial,
en tu bondad nos has aceptado
como miembros vivos de tu Hijo,
nuestro Salvador Jesucristo;
nos has nutrido con alimento espiritual
en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Envíanos ahora en paz al mundo;
revístenos de fuerza y de valor para amarte
y servirte con alegría y sencillez de corazón;
por Cristo nuestro Señor.

AMÉN.

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LA BENDICIÓN

El Señor nos bendiga y nos guarde.
El Señor haga resplandecer su rostro sobre nosotros y tenga piedad de nosotros.
El Señor alce su rostro sobre nosotros y nos conceda paz.
Amén.

Y la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo sea con ustedes y permanezca con ustedes para siempre.
Amén.

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Vayan en paz para amar y servir al Señor.
Demos gracias a Dios.

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HIMNO

De Jesús el nombre invoca,
Búscale con vivo afán;
Dulce hará tu amarga copa,
Tus pesares cesarán.

Suave luz, manantial
De esperanza, fe y amor;
Sumo bien, celestial,
Es Jesús el Salvador.

De Jesús el nombre adora;
Que te sirva de broquel;
Alma débil, perturbada,
Hallarás asilo en él.

Suave luz, manantial
De esperanza, fe y amor;
Sumo bien, celestial,
Es Jesús el Salvador.

De Jesús el nombre ensalza,
Cuyo sin igual poder,
Del sepulcro nos levanta,
Renovando nuestro ser.

Suave luz, manantial
De esperanza, fe y amor;
Sumo bien, celestial,
Es Jesús el Salvador.

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