SEGUNDO DOMINGO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Domingo, 11 de junio de 2023 a las 12:00 p.m.

“Jesús quiere poner el mundo patas arriba”

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Servicio y Lecturas

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HIMNO
Santa Maria del Camino
(#447, Flor y Canto)

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Bendito sea Dios Padre, Hijo y Espiritu Santo.
Y bendito sea su reino, ahora y por siempre. Amen

Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor. Amén.

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Gloria, alabanza y honor,
Gritad ¡Hosanna! Y haceos
como los niños hebreos
al paso del redentor.

Gloria, alabanza y honor
al que viene en el nombre del Señor.
Gloria, alabanza y honor
al que viene en el nombre del Señor.

Como Jerusalén con su traje festivo,
vestida de palmeras, coronada de olivos,
viene la cristiandad, en son de romería,
a inaugurar tu Pascua, con himnos de alegría.

A inaugurar tu Pascua, con himnos de alegría.

Ibas como va el sol a un ocaso de gloria,
cantaban ya tu muerte, al cantar tu victoria;
pero Tú eres el Rey, el Señor, el Dios fuerte,
la vida que renace del fondo de la muerte.

Tú que amas a Israel y bendices sus cantos,
complácete en nosotros el pueblo de los santos;
Dios de toda bondad que acoges en tu seno,
cuanto hay entre los hombres sencillamente bueno.

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Oremos.

Oh Dios, de quien procede todo lo bueno: Concede, por tu inspiración, que pensemos lo justo y, guiados por ti, podamos hacerlo; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amen.

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LA PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis.

Un día el Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te voy a mostrar. Con tus descendientes voy a formar una gran nación; voy a bendecirte y hacerte famoso, y serás una bendición para otros. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; por medio de ti bendeciré a todas las familias del mundo.»

Abram salió de Harán tal como el Señor se lo había ordenado. Tenía setenta y cinco años cuando salió de allá para ir a la tierra de Canaán. Con él se llevó a su esposa Sarai y a su sobrino Lot, y también todas las cosas que tenían y la gente que habían adquirido en Harán. Cuando llegaron a Canaán, Abram atravesó toda esa región hasta llegar a Siquem, donde está la encina sagrada de Moré. Los cananeos vivían entonces en aquella región. Allí el Señor se le apareció y le dijo: «Esta tierra se la voy a dar a tu descendencia.»

Entonces Abram construyó un altar en honor del Señor, porque allí se le había aparecido. Luego se fue a la región montañosa que está al este de la ciudad de Betel, y allí puso su campamento. Betel quedaba al oeste de donde él había acampado, y la ciudad de Ai al este. En ese lugar Abram construyó otro altar e invocó el nombre del Señor. Después siguió su camino, poco a poco, hacia la región del Négueb.

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

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EL SALMO
Salmo 8

Alégrense, justos, en el Señor; *
a los rectos es conveniente la alabanza,

Celebren al Señor con arpa; *
táñanle con salterio y decacordio.

Cántenle canción nueva; *
toquen la trompeta con destreza;

Porque recta es la palabra del Señor, *
y toda su obra es hecha con fidelidad.

El ama justicia y juicio; *
de la misericordia del Señor está llena la tierra

Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, *
y el ejército de los cielos por el aliento de su boca.

El junta como en un odre las aguas de la mar; *
él pone en depósitos los abismos.

Tema al Señor toda la tierra; *
teman delante de él todos los habitantes del mundo

Porque él dijo, y fue hecho; *
él mandó, y existió.

El Señor hace nula la voluntad de las gentes, *
y frustra las maquinaciones de los pueblos.

Pero la voluntad del Señor permanece para siempre, *
los designios de su corazón por todas las generaciones.

Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor; *
bienaventurado el pueblo que él escogió para sí

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LA SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta de San Pablo a los Romanos.

Dios prometió a Abraham y a sus descendientes que recibirían el mundo como herencia; pero esta promesa no estaba condicionada al cumplimiento de la ley, sino a la justicia que se basa en la fe. Pues si los que han de recibir la herencia son los que se basan en la ley, entonces la fe resultaría cosa inútil y la promesa de Dios perdería su valor. Porque la ley trae castigo; pero donde no hay ley, tampoco hay faltas contra la ley.

Por eso, para que la promesa hecha a Abraham conservara su valor para todos sus descendientes, fue un don gratuito, basado en la fe. Es decir, la promesa no es solamente para los que se basan en la ley, sino también para todos los que se basan en la fe, como Abraham. De esa manera, él viene a ser padre de todos nosotros, como dice la Escritura: «Te he hecho padre de muchas naciones.» Éste es el Dios en quien Abraham creyó, el Dios que da vida a los muertos y crea las cosas que aún no existen.

Cuando ya no había esperanza, Abraham creyó y tuvo esperanza, y así vino a ser «padre de muchas naciones», conforme a lo que Dios le había dicho: «Así será el número de tus descendientes.» La fe de Abraham no se debilitó, aunque ya tenía casi cien años de edad y se daba cuenta de que tanto él como Sara ya estaban casi muertos, y que eran demasiado viejos para tener hijos. No dudó ni desconfió de la promesa de Dios, sino que tuvo una fe más fuerte. Alabó a Dios, plenamente convencido de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete. Por eso, Dios le tuvo esto en cuenta y lo reconoció como justo.

Y esto de que Dios se lo tuvo en cuenta, no se escribió solamente de Abraham; se escribió también de nosotros. Pues Dios también nos tiene en cuenta la fe, si creemos en aquel que resucitó a Jesús, nuestro Señor, que fue entregado a la muerte por nuestros pecados y resucitado para hacernos justos.eñor Jesucristo, el amor de Dios y la participación del Espíritu Santo estén con todos ustedes.

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

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HIMNO
Levántate
(#295, Flor y Canto)

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EL EVANGELIO

El Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!

Jesús se fue de allí y vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo: —Sígueme.

Entonces Mateo se levantó y lo siguió.

Sucedió que Jesús estaba comiendo en la casa, y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, y otra gente de mala fama, llegaron y se sentaron también a la mesa junto con Jesús y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: —¿Cómo es que su maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?

Jesús lo oyó y les dijo: —Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan el significado de estas palabras: “Lo que quiero es que sean compasivos, y no que ofrezcan sacrificios.” Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. […]

Mientras Jesús les estaba hablando, un jefe de los judíos llegó, se arrodilló ante él y le dijo: —Mi hija acaba de morir; pero si tú vienes y pones tu mano sobre ella, volverá a la vida.

Jesús se levantó, y acompañado de sus discípulos se fue con él. Entonces una mujer que desde hacía doce años estaba enferma, con derrames de sangre, se acercó a Jesús por detrás y le tocó el borde de la capa. Porque pensaba: «Tan sólo con que llegue a tocar su capa, quedaré sana.» Pero Jesús se dio la vuelta, vio a la mujer y le dijo: —Ánimo, hija, por tu fe has sido sanada.

Y desde aquel mismo momento quedó sana.

Cuando Jesús llegó a casa del jefe de los judíos, y vio que los músicos estaban preparados ya para el entierro y que la gente lloraba a gritos, les dijo: —Sálganse de aquí, pues la muchacha no está muerta, sino dormida.

La gente se rió de Jesús, pero él los hizo salir; luego entró y tomó de la mano a la muchacha, y ella se levantó. Y por toda aquella región corrió la noticia de lo que había pasado.

El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor.

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El SERMÓN

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EL CREDO NICENO

Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador de cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.

Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos: 
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros y por nuestra salvación
bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre.

Por nuestra causa
fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado.
Resucitó al tercer día,
según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creemos en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creemos en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.

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ORACIÓN DE FIELES

Padre, te suplicamos por tu santa Iglesia Católica.
Que todos seamos uno.

Concede que todos los miembros de la Iglesia te sirvan en verdad y humildad.
Que tu Nombre sea glorificado por todo el género humano.

Te pedimos por todos los obispos, presbíteros y diáconos.
Que sean fieles ministros de tu Palabra y Sacramentos.

Te pedimos por cuantos gobiernan y ejercen autoridad en todas las naciones del mundo.
Que haya justicia y paz en la tierra.

Danos gracia para hacer tu voluntad en todo cuanto emprendamos.
Que nuestras obras sean agradables a tus ojos.

Ten compasión de los que sufren de dolor o angustia.
Que sean librados de sus aflicciones.

Otorga descanso eterno a los difuntos.
Que sobre ellos resplandezca la luz perpetua.

Te alabamos por tus santos que han entrado en el gozo del Señor.
Que también nosotros tengamos parte en tu reino celestial.

Oremos por nuestras necesidades y las necesidades de los demás.

Omnipotente y eterno Dios, que gobiernas todas las cosas en el cielo y en la tierra: Acepta misericordiosamente las oraciones de tu pueblo y fortalécenos para hacer tu voluntad; mediante Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Confesemos nuestros pecados contra Dios y contra nuestro prójimo.

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, perdone todos sus pecados por Jesucristo nuestro Señor, les fortalezca en toda bondad y, por el poder del Espíritu Santo, les conserve en la vida eterna. Amén.

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LA PAZ

La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.

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LOS ANUNCIOS

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SANTA COMUNIÓN

Anden en amor, como también Cristo nos amó,
y se entregó a sí mismo por nosotros,
ofrenda y sacrificio a Dios. (Efesios 5:2)

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HIMNO
Ven, Señor, No Tardes Más
(#312, Flor y Canto)

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El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.

Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.

Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.

En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.

Pero principalmente tenemos que alabarte por la gloriosa resurrección de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo; pues él es el verdadero Cordero Pascual, quien fue sacrificado por nosotros, y ha quitado los pecados del mundo. Por su muerte ha destruido la muerte, y por su resurrección a la vida, ha conquistado para nosotros la vida eterna.

Por tanto, te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:

Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

Padre santo y bondadoso: En tu amor infinito nos hiciste para ti, y cuando caímos en pecado y quedamos esclavos del mal y de la muerte, tú, en tu misericordia, enviaste a Jesucristo, tu Hijo único y eterno, para compartir nuestra naturaleza humana, para vivir y morir como uno de nosotros, y así reconciliarnos contigo, el Dios y Padre de todos.

Extendió sus brazos sobre la cruz y se ofreció en obediencia a tu voluntad, un sacrificio perfecto por todo el mundo.

En la noche en que fue entregado al sufrimiento y a la muerte, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memorial mío".

Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío".

Por tanto, proclamamos el misterio de fe:

Cristo ha muerto. Cristo ha resucitado. Cristo volverá.

Padre, en este sacrificio de alabanza y acción de gracias, celebramos el memorial de nuestra redención. Recordando su muerte, resurrección y ascención, te ofrecemos estos dones.

Santifícalos con tu Espíritu Santo, y así serán para tu pueblo el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, la santa comida y la santa bebida de la vida nueva en él que no tiene fin. Santifícanos también, para que recibamos fielmente este Santo Sacramento y seamos perseverantes en tu servicio en paz y unidad. Y en el día postrero, llévanos con todos tus santos al gozo de tu reino eterno.

Todo esto te pedimos por tu Hijo Jesucristo. Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre. Amén.

Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó.

Padre nuestro tú que estás en los que aman la verdad,
has que el reino que por Ti se dio llegue pronto a nuestro corazón,
que el amor, que tu hijo, nos dejó, ese amor... reine ya en nosotros.

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.

Y en el pan de la unidad,
Cristo danos Tú la paz y olvídate de nuestro mal,
si olvidamos el de los demás,
no permitas, que caigamos en tentación...
oh Señor... y ten piedad... del mundo.

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¡Aleluya! Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
¡Celebremos la fiesta! ¡Aleluya!

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Jesús mío,
creo que eres verdaderamente presente
en el Sagrado Sacramento del Altar.
Te amo encima de todas las cosas,
y te anhelo en mi alma.
Como ahora no te puedo recibir sacramentalmente,
entra al menos espiritualmente en mi corazón.
Como si ya hubieras venido,
te abrazo y me uno completamente a ti;
nunca permitas que me separe de ti. Amén.
(St. Alphonsus de Liguori, 1696-1787)

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Cordero de Dios (2x),
que quitas el pecado del mundo,
ten piedad (2x), ten piedad (2x), ten piedad (2x),
ten piedad de nosotros. (2x)

Cordero de Dios (2x),
que quitas el pecado del mundo,
danos (2x), danos (2x), danos (2x) La paz.

Los Dones de Dios para el Pueblo de Dios.
Tómenlos en memoria de que Cristo murió por ustedes,
y aliméntense de él en sus corazones,
por fe y con agradecimiento.


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HIMNO
Eres Tú, Jesús
(#598, Flor y Canto)

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Oremos.

Eterno Dios, Padre celestial,
en tu bondad nos has aceptado
como miembros vivos de tu Hijo,
nuestro Salvador Jesucristo;
nos has nutrido con alimento espiritual
en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Envíanos ahora en paz al mundo;
revístenos de fuerza y de valor para amarte y servirte
con alegría y sencillez de corazón;
por Cristo nuestro Señor. Amén.

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LA BENDICIÓN

La paz de Dios, que excede a todo entendimiento,
guarde sus corazones y mentes en el conocimiento y amor de Dios, y de su Hijo Jesucristo nuestro Señor y la bendición de Dios omnipotente, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, sea con ustedes, y more con ustedes eternamente. Amén.


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HIMNO
Yo sé que Dios me tiene a mi lo mío,
No me voy a desesperar, no me voy a desesperar
No me voy a desesperar, no me voy a desesperar

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Vayan en paz para amar y servir al Señor.
Demos gracias a Dios.

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