“Un latigazo en la pandemia”

Homilia de la Rev. Rhonda J. Rubinson
Iglesia de la Intercesión, Ciudad de Nueva York

24 de Mayo del 2020

En el nombre De Dios: Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Amen.

El jueves pasado celebramos la Ascensión. Luego de la Resurrección, el Domingo de Pascua, Jesús se apareció varias veces a los apóstoles que quedaron, a muchos otros discípulos, y aún a sus parientes, incluyendo a sus hermanos. Luego, pasados cuarenta días del domingo de Resurrección, subió al “Monte de los Olivos” con los apóstoles, donde se elevó hacia las nubes, al cielo, de donde procedía, y de donde, se nos ha dicho, de nuevo regresaría.

Tendemos a pensar de esta acción, la Ascensión  de Jesús, como algo “chevere”, con un efecto especial. La culminación de su ministerio terrenal lleno de milagros. La manera “Deus-Ex-Machina”  en la cual Jesús deja el escenario definitivamente causa un  Oh y Ah, aplausos de su audiencia, en este caso, los apóstoles. Más mirándolo desde el punto de vista de los apóstoles, la Ascensión  estaba lejos de ser una situación o momento de Oh y Ah, más bien, para ellos, representa  el dolor de perder a alguien.

Es difícil exagerar cuán traumático habría de ser para ellos la manera  rápida y dramática en que Jesús les deja. Hablando de una experiencia que para ellos debió haber sido el  equivalente psicológico a un latigazo. Pensemos en lo que transpira durante el reciente  pasado de los apóstoles - Jesús fue arrestado. sometido a una corte, un juicio  “chipichapi” que le impone la sentencia de muerte. Sin dejar los momentos de su pasión  muerte y entierro que suceden de manera rápida. Todos estos eventos necesariamente tienen que “tumbar” emocionalmente,  a todos los que querían a Jesús, tirarlos a un precipicio de desesperación cuyo fondo no lo podemos imaginar. - no tenemos de ninguno de ellos ni diarios ni recuentos en sus propias palabras, para hablarnos de sus penas, su pánico, ni su  confusión; ni de la manera en que bregaron con el trauma. Más contamos con fragmentos que nos dan indicios de cómo ellos  se sintieron y de su conducta ante los eventos.

Pedro y Juan trataron de regresar a la vida que llevaban antes de conocer a Jesús, como pescadores. Más luego, las mujeres discípulas de Jesús, llegaron con la historia de la Resurrección de Jesús. Desafortunadamente, los hombres trataron entonces a las mujeres con desmesurado desdén. -  Jesús no podía estar vivo, quién podría sobrevivir la crucifixión y entierro?  Pero entonces Jesús también se les apareció. Se les apareció a diez de los once apóstoles restantes, convenciendolos de que de verdad había resucitado, estaba vivo.   Aun así, el último apóstol, Tomás, no creería a los otros apóstoles,  sin experimentar por si mismo una  prueba de ello!  Estas son muestras claras de la lucha de los apóstoles para digerir los eventos de las últimas semanas. Habían sufrido y sido traumatizados tanto por la muerte de Jesús.  Se conducían como cualquiera de nosotros lo hubiera hecho, de manera instintiva, reaccionando al dolor -  Ellos estaban tratando de protegerse  del dolor o una mayor y terrible desilusión.

Mas, ya, cuando estaban respirando tranquilamente de nuevo, regocijándose, en la presencia del Señor, de nuevo entre ellos, aunque en otra forma, ya cuando estaban aceptando el mayor milagro de Jesús, - resucitar de la tumba -  casi en ese mismo momento, cuando sus defensas estaban abajo, Jesús desaparece otra vez.

Por supuesto, los apóstoles permanecieron en la cima del Monte de los Olivos. con sus bocas abiertas en asombro y mirando hacia el cielo. Estaban primeramente en “shock” - luego creo que algo irritados y también tristes. “Otra vez, no”! - así se debieron haber estado sintiendo. Le perdimos una vez ya, y ahora lo perdemos por segunda vez -  El ver que estaban cayendo de nuevo en un hoyo emocional del cual hacía poco habían salido debió sentirse como un fuerte golpe en el estómago. Los dos Ángeles que de repente se le aparecieron en El Monte de los Olivos - los hombres en ropas blancas relucientes - parecieran querer ayudarles: “ Hombres de Galilea, por qué se detienen mirando hacia el cielo?, ese Jesús, quien fue arrebatado de ustedes hacia el cielo, regresara de la misma manera en que le vieron ascender al cielo.”

Por lo menos hay algo de buena noticia - más que hacer mientras tanto? Los apóstoles, de manera sensata, decidieron que lo mejor que podían hacer era regresar a Jerusalén, orar y esperar. Acompañándose de lo familiar y fijándose al pasado decidieron ir al aposento alto, el mismo lugar donde habían pasado los últimos momentos íntimos con Jesús durante La Última Cena.  Allí se reunieron con cuántos fieles pudieron reunir, incluyendo a María, madre de Jesús, otras mujeres,  varios discípulos y los hermanos de Jesús. Ellos no sabían de manera exacta lo que esperaban más ahí se quedaron como cáscara sorprendida pero con esperanza!

Lo que la Resurrección les enseña es que Dios no está sujeto al pasado, al tiempo. Ni que Dios aún está sujeto a la crueldad que nos infligimos unos a otros - Jesús fue asesinado, sin embargo resucitó. Tampoco es Dios sometido a nuestras expectativas de comodidad - estar cómodo es siempre una expectativa fuera de la realidad ya que tanto Dios como el mundo operan,de manera que por lo general nos saca de sentirnos cómodos debido a los cambios inesperados. Tampoco está Dios sometido a  nuestra expectativa  de lo que es paz, que por lo general se basa en nuestro deseo de no ser molestados. -  Dios no es restringido por nada de eso porque Dios sabe que la incomodidad no nos va a destruir mientras estemos cerca a Él. La gran lección de todo esto es precisamente que lo único que es constante es el cambio. Así pues, la mejor manera - de hecho, la única manera - en la que podemos vivir razonablemente manteniendo nuestra cordura y balance en medio de un cambio constante, es viviendo con fe.

Algunas veces, los momentos de “latigazos” debido al cambio, se nos dan dispersos  en términos de tiempo. Ello permite nuestro ajuste, luego de un latigazo, que nos ofrece la vida, pero a veces,  vienen uno detrás del otro, tal como fue con los apóstoles. Cuando cambios vienen en cadena son desgarradores, retandonos tanto con sufrimiento inesperado como simultáneamente con nuevas oportunidades. Estamos confrontando un tiempo así ahora mismo.  Un tiempo lleno de angustia y pérdida, impregnado con la oportunidad para reacer casi todo lo correspondiente a nosotros y el mundo en que vivimos. Es cierto que nos asombramos cuando aquello que creíamos indispensable para nuestra existencia desaparece  de un día para otro, más, tratar de regresar al pasado nos llevaría, tal como con Pedro y los apóstoles, desafortunadamente, a un callejón sin salida, sin más recurso que seguir caminando hacia adelante.

Cómo actuamos durante este tiempo? Qué hacemos mientras esperamos que Jesús regrese? Como los apóstoles que regresaron al aposento alto, podemos ir,  al lugar donde encontramos a Jesús. Las Sagradas Escrituras. Escuchemos la Primera carta de Pedro; recordando, que Pedro sintió primero los eventos enfermizos y desoladores de los que hablamos al comienzo de esta homilía. Luego de su primer fracaso, Pedro aprendió a mantenerse quieto en momentos de cambios violentos. El hombre que estaba tan miedoso de perder su vida, tanto, que negó a Jesús tres veces cuando Jesús le necesitaba más,  transformó su debilidad en fuerza durante esa experiencia. Tan así que pensó poder ayudar a otros que ahora se sentían débiles en momentos de tensión. Es por eso que escribió esta carta. En su caso, el problema venía en forma de la  persecución contra los discípulos. Pedro les dice que no se sorprendan del ataque violento al que están siendo sujetos, le llama pruebas. Como si algo extraño les estuviera ocurriendo. En otras palabras, Pedro dice, no se sorprendan cuando los eventos tomen una mala dirección.

Eventos como estos van a ocurrir siempre, puede que nos sorprendan, pero no es necesario que se nos sobrepongan, Dios permanece con nosotros durante todo evento. Esta es la instrucción que Pedro nos da para cada prueba de fuego. Sean humildes ante la presencia poderosa de Dios. Entrégale toda ansiedad porque tú le importas.  Disciplinate, mantente alerta, el adversario, el diablo, te rondea como un leon al acecho en busca de alguien a quien devorar.. Resiste, mantente firme en la fe pues sabes que tus hermanos y hermanas en la fe, en todo el mundo, están pasando por el mismo sufrimiento.

Apliquemos este consejo a nuestro aquí y ahora. Seamos humildes; este es un perfecto momento para deshacernos del orgullo. Entrégale nuestra ansiedad a Dios. Este es el momento perfecto para adiestrarnos en cómo no revolcarnos en nuestros miedos y entregarlos  a Dios.quien nos ama. Disciplinarnos en mantenernos alerta. Recuerda, esto no es una “pausa” en nuestras vidas sino un reto para seguir viviendo, de una nueva forma durante esta pandemia. Después de todo, el tiempo sigue su marcha, no vamos a tener este tiempo otra vez, y cuando sintamos la tentación y deseos de rendirnos en la desesperación o el deseo de culpar a otros, o dejar que el coraje y la frustración se hagan dueños de nuestras vidas. - debemos resistir con toda nuestra fuerza, porque esta tentación - todas ellas - son del demonio. Finalmente, reconocer que nuestros hermanos y hermanas están pasando por lo mismo que nosotros. Puede que nos encontremos físicamente aislados unos de los otros, pero. todos estamos juntos pasando por esto.

Si necesitamos más estímulo, miremos al Evangelio de hoy, que es un extracto del largo discurso y oración pasional de Jesús por sus discípulos - quienes somos nosotros en este momento. Leamos todo el capítulo 17 en el Evangelio de Juan en cuanto podamos; como no sentirnos tranquilos al saber que el mismo Jesús ora por nosotros? Estas son las palabras de Jesús: “Padre Santo, protégelos por tu nombre a estos, quienes me haz entregado, para que sean uno tal como Tu y Yo somos uno.”

Las circunstancias pueden cambiar de momento a momento pero Dios no cambia, así pues, Dios no está restringido por el pasado, el tiempo,  ni controlado por la crueldad que nos  infringimos unos a otros,  ni por nuestras expectativas de comodidad o nuestro deseo de no ser molestados. La agencia De Dios está sometida sólo y únicamente al  amor. Dios ama por y con su Pasión, y nos amará por y durante la pandemia, siempre brindando nueva vida, vida diferente, vida resurrecta, al otro lado del sufrimiento. Fue el “Rev. Dr. Martin Luther King”  quien dijo: “la finalidad de la vida” - queriendo decir, el objetivo de la vida - no es el ser feliz, ni alcanzar placer evadiendo el dolor sino el hacer la voluntad de Dios, sea como sea.”

La voluntad De Dios es que vivamos por fe y no por lo que vemos. Mi oración para todos nosotros en este domingo después del jueves día de la  Ascensión, es que lleguemos a confiar en Jesús durante este y todos los  tiempos, que lleguemos a  conocer y enseñar a otros, la magnitud del amor de Dios,cuán ancho, largo, alto y hondo es su amor por nosotros, aún en  y especialmente en este tiempo en que nos encontramos, nuestro tiempo.

Amen.