“Como Partir el Pan en la Pandemia”

Homilia por la Rev. Rhonda Joy Rubinson
Iglesia de la Intercesion, Ciudad de Nueva York

26 de abril, 2020

Cita: Lucas 24:13-25

En el nombre De Dios: Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Amen.

Siempre me ha gustado este Evangelio porque nos habla sobre “partir” el pan. Por supuesto, es en la Santa Eucaristía donde nosotros normalmente partimos el pan, y yo se que hablo por muchos de nosotros cuando menciono que una de las dificultades o problemas de la actual pandemia es el no poder estar unidos para compartir la Eucaristía. Pero hay muchas formas de “partir el pan”, no en todas se necesita pan. Así es pues, que este Evangelio no trata de tan solo cómo partir el pan sino también de cómo sentir a Jesús-Cristo con nosotros. En comunión, comunidad. Sin importar la forma que esa comunidad toma, siempre y cuando le invitamos a estar con nosotros!

Vamos a investigar esto juntos mientras ahondamos en el pasado, así que mantengan el Evangelio de hoy, la historia de Jesús y los dos discípulos en el camino de Emaús, en sus mentes mientras les cuento dos historias relacionadas y de distintas tradiciones cristianas.

La primera historia nos llega desde Rusia. Más o menos desde los años 1940 a la década de 1980. Por supuesto, la Rusia de este tiempo era parte de la Unión Soviética, sin embargo, los Cristianos de ese entonces tomaban su fe muy en serio, tanto así, que había un grupo considerable de la población que se convirtieron en “poustinikki”, tomado de la palabra “poustina”, que quiere decir, “desierto” en el idioma ruso. Así que “poustinikki” viene a ser. “Moradores del desierto”, esto es lo que quiere decir, de manera figurativa, espiritual, y no de manera literal. Así, ya que vivían en los bosques colindando con sus pueblos. Los “poustinikki” pertenecían a todas las clases sociales, tanto plebeyos como de sangre noble. Varones y mujeres. Renunciaban a todas sus posiciones de la sociedad de entonces, se mudaban a los bosques y construían cabañas, dedicando sus vidas a la oración y a la meditación.

Nos tienta el llamar a estas personas “ermitaños”, pero es necesario saber que esta nueva vida implicaba el vivir en una choza sin cerraduras en la puerta. Muchas personas vecinas aprovechaban esto para llegarse a la choza del “poustinikki” en busca de oración y consuelo pastoral. Ellos también estaban dispuestos a brindar la ayuda que se les pidiera, dejaban de hacer lo que estuvieran haciendo para ofrecer la ayuda que se les pidiera, aún siendo como peón en trabajo de granja o agricultura , sin hacer preguntas.

La escritora de espiritualidad, Rusa, Catherine de Hueck Dougherty dijo lo siguiente sobre un “poustinikki” que vivía en el bosque cerca de su casa durante su infancia y a quien su madre visitaba frecuentemente para consejo: Siempre tenía un rostro alegre de bienvenida.

Sus ojos resplandecían de gozo al recibir a alguien en que estuviera en busca de ayuda. Con buen oído, pocas palabras. Parecía entender más allá del lenguaje. Tal pareciera que en él se encarnaba la oración de San Francisco, consolaba, entendía, y amaba. Sin demandar nada del prójimo.

Luego, vemos la historia de un monasterio Benedictino, San Benedicto fundó sus monasterios en los primeros años del siglo sexto, hace ya mucho tiempo, por supuesto, todavía existen hoy día. - nuestro monasterio, Santa Cruz, en West Park es un monasterio Benedictino. Para guíar a sus comunidades, San Benedicto escribió su famosa regla - un guía o manual - en ella se delinea el funcionamiento total del monasterio y sus residentes , específica desde las horas de oración hasta el modo de vestir de los monjes, las horas de trabajo, su dieta, cuando comerían, y así por el estilo.

Contenido en “La Regla de San Benedicto” hay instrucciones para la hospitalidad, sobre cómo los huéspedes deben de ser recibidos. Al escuchar el golpe en la puerta, el portero debe exclamar, “Gracias a Dios que haz venido!” O “Dios te bendiga, por favor!”, luego se le instruye a dar una contestación llena de calor y de amor. El abad del monasterio - la persona a cargo - tenía la instrucción de lavar los pies del huésped, sin importar quien el huésped fuera.

Ahora bien, mantengan esas dos historias de hospitalidad presente en su mente mientras regresamos al Evangelio de hoy. Las historias ilustran el mensaje de la historia del Evangelio, de este Tiempo Pascual, que nos dice que nosotros perdemos de vista a Jesús Resucitado en nuestra realidad cotidiana, al no dejarle estar presente entre nosotros. Podemos inclusive perder la noción de la presencia de Dios por la manera en que hablamos. En otranforma, si le damos la bienvenida a otros, como si fueran el mismo Cristo, entonces sí, tenemos la presencia viva de Dios.

Por lo general, nos fijarnos en Jesús en los Evangelios, más pongamos la atención, por unos momentos, en los discípulos en el camino hacia Emaús. El Evangelio nos dice que iban discutiendo sobre la crucifixión y entierro de Jesús. Inmediatamente vemos que los discípulos estaban atrasados en la historia de dos maneras. Primeramente, se enfocan en el problema - la percepción de haber perdido a Jesús. Segundo, su atención estaba orientada hacia ellos mismos, no se enfocan en Dios para conseguir respuestas a lo ocurrido cuando deberían estar atentos a su fe en Jesús y sus enseñanzas, en las escrituras, En otras palabras, confiar en Dios. - En vez de eso perdían su tiempo en chismes y suposiciones.

De manera predecible, esto no les lleva a ningún lado - nos dice el Evangelio que los discípulos “se detuvieron, y se veían tristes”, esto mientras las mujeres del grupo les sorprenden al indicar que la tumba estaba vacía y que los Ángeles proclamaban la Resurrección de Jesús, sin embargo, permanecían quietos y tristes! Siempre que hacemos lo mismo que ellos hicieron tenemos como resultado forzoso el no poder movernos. Siempre estaremos tristes e inmóviles si ponemos nuestra atención en los lugares incorrectos, insalubres y decimos lo que no debemos!

Y hoy, podríamos decir; “Pero tengo que sintonizar el televisor para ver otro mensaje desastroso del CoronaVirus, hablar indefinidamente sobre el problema con mi familia y amigos.” Aprobaría esto Jesús? Miren lo que Jesús les dice a los del camino, en vez de conmiserarse con ellos, no les toma de las manos para decirles “Que terrible, por que no toman un tiempo para chismear y compartir sobre todo lo terrible que ha pasado”, el les da el equivalente a un “cocotazo”señalandoles sobre, lo tontos que son y sobre la poca fe que tienen sobre lo que los profetas han declarado! No era necesario que el Mesías sufriera estas cosas para luego entrar en la gloria?

Esto pone a los discípulos de nuevo en movimiento; comienzan a caminar hacia adelante. Es ahora que reciben una larga lección sobre las escrituras en el camino a Emaus. Sin embargo, todavía no reconocen a Jesús, ni están conscientes sobre la magnitud e importancia del encuentro que están teniendo. Esto sucede ya que hasta ahora la conversación es unilateral - Jesús es el único que habla. Veremos por qué esto es importante en un minuto, pero mientras tanto, Jesús decide explorar si su conversación ha sido escuchada, así es que les hace una pequeña prueba. Al llegar a Emaús, Jesús sigue caminando, como si fuera a continuar su camino. Es en este momento en que los discípulos perciben la importancia del encuentro, le piden encarecidamente que permanezca con ellos durante la noche. Finalmente, el monólogo de Jesús se convierte en un diálogo con ellos y acepta la invitación.

Eso es todo lo que Jesús necesitaba - Una invitación. Eso es lo que Jesús siempre busca de nosotros, una invitación: Es entonces cuando lo divino se nos hace presente.

El Evangelio dice, cuando estaban todos a la mesa con el, tomo el pan, lo bendijo y lo partió, y se los dio. Fue entonces cuando sus ojos se abrieron, y le reconocieron, luego Jesús desapareció de entre ellos.

Es así como Jesús se nos muestra aún hoy día. Cuando nuestros brazos están estrechados para servir a otros como si fueran el mismo Dios, el mismo Dios, es entonces cuando nuestras manos se abren, están listas para recibir el don de Jesús quien es , el mismo pan de vida.

Según los discípulos abren sus mentes a su acompañante, tal como los “poustinikki” que mantienen la puerta a su choza sin seguro o el portero del monasterio Benedictino quien le da la bienvenida a todo el que toca la puerta sin importar la condición social; los discípulos están ahora abiertos a otras almas, sabiendo que todo extraño lleva en sí algo de valor que ofrecer, siempre, porque saben que cada alma es Cristo en disfraz. Así, que finalmente, reconocen a Jesús según parte el pan, y los discípulos están listos para darle la bienvenida a todos, exclamando tal cual el portero Benidictino lo hace; “Gracias a Dios que haz venido!” En su espíritu. Es el momento de reconocer que Cristo desaparece, pues terminó su “trabajo” / obra, los discípulos reciben al Señor “disfrazado” de extranjero.

Otra cosa mientras terminamos, Quiero llevarles atrás, a las Escrituras Hebreas por un momento, al mismísimo comienzo cuando el pueblo de Israel comienza a ofrecer culto a Dios en el desierto. Cuando se construyó el primer tabernáculo. Hay unas direcciones muy curiosas sobre el diseño, arriba en el Arca de la Alianza, cuya intención era dar la bienvenida a la presencia de Dios, el “Shechinah”, debería haber dos querubines, mirándose frente a frente arriba del arca y con las alas tocandose. La razón por la que estaban frente a frente era porque llevaban un diálogo entre ellos, dando alabanzas a Dios; diciendo: “Santo, Santo, Santo, Dios de los ejércitos”.

I saben que? Esa conversación, ese diálogo, esas palabras de alabanza, son la invitación a Dios, y es ahí donde Dios se descubre - precisamente en medio, entre los querubines se encuentra el espacio preciso donde Dios viene al tabernáculo y por ende, al arca, solo se necesitan dos! - Recuerden que el Evangelio dice que “siempre que haya dos o tres reunidos en el nombre de Jesus, Jesús estará entre ellos!

Recuerden que Jesús dice, “reúnanse en mi nombre” - no reúnanse para hacer y decir lo que quieren. Debemos reunirnos en fe, con las palabras necesarias, aquellas de alabanza y fe. - Esa es la invitación que Jesús espera de nosotros para aparecer entre nosotros. Y es durante los tiempos más oscuros cuando esto cobra un significado especial, como el día de los discípulos, si, y también en nuestros días de oscuridad.

Será posible para Jesús, aparecerse al partir el pan, cuando no estamos en la iglesia partiendo el pan? Absolutamente que si. Podemos recibirnos unos a otros como Cristianos en “Zoom”, como lo hacemos ahora, o por teléfono, o usando máscaras y guardando distancia prudente en la calle, en cualquier manera en que podamos compartir. Y según aclamamos unos a otros, “Santo, Santo, Santo, Dios de los ejércitos,” Jesús se nos hace presente durante esta temporada de Pascua de Resurrección, aún en medio de una pandemia. Entonces, con corazones gozosos, llenos de agradecimiento le podemos decir al reconocerlo: “Gracias mi Dios, Cristo, que haz venido”.

Amen